[SN] Un Cuento de eRepublik: Tercera Estrofa

Day 2,588, 13:48 Published in Spain Spain by johnnhy







Se recomiendan leer las estrofas anteriores aunque no es imprescindible





TERCERA ESTROFA


Se despertó a mitad de la noche y enseguida vio su reloj, a tan sólo dos minutos de marcar la una. Abrió la luz de la lámpara de la mesita de noche y se sentó en la cama, esta vez el espíritu no le cogería por sorpresa. En ese momento estaba preparado para cualquier cosa, incluso si hubiera aparecido Siddy en su forma ovejuna o una nevera parlante, Herr Hans no se habría sorprendido en absoluto. Sin embargo, llegó la una, pasaron varios minutos, y no pasaba nada. Y Herr Hans puede que estuviera preparada para cualquier cosa, menos para que no pasara nada.

De la habitación de al lado empezó a salir cierto resplandor, como si alguien hubiera encendido una luz un tanto fantasmal al otro lado de la puerta. Le costó cinco minutos a Herr Hans decidirse. Se levantó y cuando estaba a punto de abrir la puerta oyó como un hombre con voz imperiosa le llamaba.

«Entra, Herr Hans.» le ordenó el espíritu.

Se trataba de su salón, pero no se parecía en absoluto a lo que había sido anteriormente. Estaba repleto de armas y panes de todo tipo, desde Q1 a Q7, y de estas últimas, aunque cabría esperar menor cantidad que las anteriores, eran de las que más abundaban. Sobre una mesa reposaba una cantidad ingente de barritas, tantas que no daría tiempo a usarlas en una sola batalla por falta de tiempo. Y el espíritu... Era un gigante, con unos músculos fornidos que incluso se perfilaban bajo su cara y elegante ropa. Herr Hans no tardó mucho en comprender qué representaba aquel espíritu. Bajó la cabeza y esperó obediente y sumiso.

«¡Mírame!» exclamó el espíritu, «Soy el fantasma del eRepublik del Presente.»

Herr Hans quiso tomar la vía fácil y trató de correr de vuelta hacia la puerta de su habitación y refugiarse en su cómoda cama, pero la puerta se cerró sola antes de que pudiera llegar.

«¡Ven y conóceme mejor, Herr Hans!» dijo sin ningún atisbo de enfado por su gesto. «¿Nunca habías visto nada parecido a mí?»

«Espíritu...», contestó Herr Hans con voz apagada, «Llévame a donde quieras.»

«¿No has conocido a ninguna de las multis que he tenido?» le ignoró el espíritu.

«¿Multis? Creo que no...» dijo inseguro Herr Hans, «¿Cuántas multis has tenido?»

El espíritu empezó a reírse a carcajadas, inundando el salón con su escandalosa risa, que resonaba por todas las paredes y en cualquier situación normal habría despertado a todos los vecinos que vivieran en el edificio. Pero no vivía nadie más que él en las oficinas.

«¡He tenido más de 1800!» dijo controlándose el espíritu, «En total, he llegado a tener 1842 multis.»

«Debe ser complicado administrar semejante cantidad de cuentas.» murmuró Herr Hans.



El espíritu se levantó del enorme sillón en el que descansaba intimidando todavía más a Herr Hans al comprobar la altura de aquel gigante. Se dio cuenta de que el techo era unas tres veces más alto de lo que solía ser, pues sino el gigante, derecho, no hubiera cabido en el salón.

«Toca mi túnica.» Herr Hans hizo lo que le pedía.

El gigante sacó de su bolsillo un pan Q1 de oro ante el asombro de Herr Hans. Empezó a coger pequeños trozos y esparcir las migas doradas por el suelo, que bailaban y centelleaban antes de quedarse quietas. Y cuando lo hicieron, el suelo empezó a desvanecerse para dejar entrever lo que había bajo sus pies, las oficinas. Herr Hans pensó por un momento, cuando el suelo bajo sus pies también desapareció, que iba a caerse.

De pronto, la sala entera empezó a moverse, y bajo sus pies ya no estaba la oficina, sino la ciudad de Bucarest bajo la tenue luz de un día de invierno. Viajaron a una velocidad que casi le arranca la cabellera a Herr Hans, y llegaron hasta la habitación de un jugador a saber de qué país, enchufado a su ordenador y escribiendo la continuación de un relato de terror cibernético, al parecer había un concurso de relatos y varios periodistas se habían animado a sacar a relucir sus polvorientas plumas. Y vaya si hicieron buen uso de ellas. Parecía mentira que, con lo que se tambaleaba el Nuevo Mundo, algunos aún guardaran tiempo y esfuerzo para realizar tales obras de arte que apenas serían apreciadas por unos pocos de los aún más pocos que seguían jugando. Y todo y así, seguían esforzándose y publicando, llenando de luz un módulo que se apagaba. Qué poco necesitaban algunos para disfrutar del juego.

Volvieron a desplazarse con el salón y a través del suelo ahora podía comprobar cómo un joven incauto pinchaba un link de spam en Marca. A pesar de todos los intentos de la página de ahuyentar a los spammers de aquel juego, aún los había que persistían en su intento de conseguir referidos de aquel periódico online, el más leído de eEspaña.

Herr Hans contempló los primeros pasos de aquel novato perdido en el Nuevo Mundo, como seguía las misiones que habían diseñado cuidadosamente y se adentraba a los pocos segundos en el módulo militar, el Módulo. Allí hacía todos los muertos que le pedían y más, un jugador con un día de vida que de tantas barritas que usó, de tantos health packs que compró con el gold que iba ganando llegó a hacer medio millón de daño. Se quedó observando la batalla durante media hora, esperando a que pasaran esos 6 minutos para dar otro golpe y comprobando que seguía siendo el Héroe de la Batalla.



Medio millón de daño para nada. Pues cuando quedaban apenas 5 minutos para que acabara la batalla, aparecieron dos jugadores que venían a pelear por llevarse aquel título de Héroe. Otra vez sería, quizás dentro de un año o dos o tres. O nunca, pues aquel joven se desconectó sin la intención de volver a entrar jamás.

«Menudo desperdicio. Si hicierais alguna guía para los novatos a lo mejor no se irían tan pronto...» insinuó Herr Hans.

«¿Nosotros?» preguntó ofendido el espíritu.

«Incluso añadimos a los Mentores de eRepublik y el chat de las milicias para que se les atendiera algo mejor, para ayudarles en sus inicios.» insistió Herr Hans.

«¿Nosotros le dijimos que pegara? ¿Le dijimos que hiciera no sé cuántos muertos cuando lo mejor para los nuevos es holdear antes de ponerse a luchar?» estalló el espíritu.

«Pero... ¿Holdear? Pusimos las divisiones para que las batallas fueran más igualadas y todos pudiera aportar su granito, sobre todo los más nuevos. Por vosotros.» se defendió Herr Hans.

«¡¿Por nosotros?!»

El grito del espíritu congeló al pobre Herr Hans, dejándolo mudo. Al levantar la mirada se encontró con el mismo gigante musculado de antes, pero ahora no reía, ahora le señalaba con un dedo acusador, molesto y ofendido.

«En este juego los admins» replicó el espíritu «dicen conocer qué es lo que queremos los jugadores y hacen los cambios únicamente por beatería y egoísmo en nuestro nombre. ¡Pero no tienen ni idea! Échate la culpa a ti mismo, no nos la eches a nosotros.»

Herr Hans asintió cabizbajo, y se marcharon de la habitación puesto que aquel joven había vuelto cargando unos auriculares y papel higiénico y no era su intención invadir su intimidad.

Esta vez fueron a parar a la casa de un catalán, en cuyo avatar resaltaba una tonalidad rosa absurda y ofensiva a ojos de cualquier ignorante. Su ordenador marcaba las 8 de la noche y se metió en el chat de su milicia. Estaban organizando un concurso por Navidad. No había aún cargado la página de mibbit cuando el espíritu volvió a reír a carcajada limpia.



Party Hard en el #BlackSpectra -reshout-

«Alvaro: Pene \o»
«Jordic: llego tarde?»
«Fenoglioteam: si me das 5 golds te perdonamos el retraso»
«Jordic: jiome»
«QadiS: va empezamos ya?»
«Jordic: wait home!»
«Jordic: de qué va esto?»
«Fenoglioteam: la cuota ha aumentado a 10 golds para que te perdonemos, jordic»
«QadiS: un trivial»
«Albagar: ola soi nuebo»
«Albagar: no, en serio, soy nuevo»
«Jordic: ketoner eres tu?»


Los pocos presentes iban asimilando lentamente que Albagar no era ninguna multi ni ningún viejo troll camuflado. Después de varias semanas sin que entrara ningún nuevo recluta, era difícil creer que Albagar fuera un noob en busca de ayuda.

«Albagar: me han dicho que holdee y que intente no luchar apenas»
«Albagar: pero llevo solo dos días y sin luchar no veo donde está la diversión del juego»
«Fenoglioteam: si me das 5 golds yo te lo explico sisi»
«Alvaro: la diversión está en comerme el pene»
«QadiS: Albagar, el juego en sí es bastante mierda, lo bueno es la comunidad que hay»
«Alvaro: y comerme el pene»
«QadiS: si le das el tiempo suficiente verás que es más de lo que puedas ver a simple vista»
«Jordic: dejate de mariconeos QadiS y empieza el puto trivial»


«Menuda panda... así sólo van a ahuyentar al pobre novato» se quejó Herr Hans pensando en el dinero que éste podría proporcionarle si, tal vez, se quedara en el juego. Algo que consideraba improbable viendo la conversación.

«Recuerda, Herr Hans, no culpar al resto de tus propios fallos» se apresuró a decir el espíritu, esta vez calmado y sin perder el buen humor que le había producido la conversación. «Hmm... Puedo ver su perfil... y una banda roja bajo su nick.»

«¿Sí?» se lamentó Herr Hans «¿Y no hay nada que podamos hacer para evitarlo?»

«Siempre hay algo.» dijo riéndose de nuevo el espíritu. Probablemente venía de robarle la mercancía al barco de una famosa pirata española, eso lo explicaría todo. «¡Atento!» dijo señalándole la pantalla para que leyera.

«Jordic: hay premio no?»
«Albagar: yo quiero oros»
«QadiS: Fenoglio dice que dona 10 golds para el primero»
«Fenoglioteam: jiome, yo dono 1 pan Q1 y da gracias»
«moas: hay 50 armas Q7 para el ganador, jordic»
«Fenoglioteam: y mi pan Q1»
«Jordic: oh! demos gracias a Plato entonces!»
«moas: .k jordic»
«moas: las gracias a Plato? si el modulo economico no fuera una puta mierda tendríais el doble, si el modulo militar no fuera otra mierda, tendriais el triple, y si yo fuera Fenoglioteam tendriais 2 panes Q1 para meterle por el culo al halesios»
«moas: asi que dale las gracias a Plato por eso»
«QadiS: moas, me espantas al personal»
«moas: dale QadiS sry»
«Jordic: que es Navidad! caramelos para todos!»
«Fenoglioteam: que Varnish nos bendiga!»
«Albagar: que nos bendiga a todos nosotros! aunque no sepa quien es Varnish \o/»
«Jordic: hereje!»




«Buen espíritu, dime que Albagar sobrevivirá.» dijo poniéndose de rodillas Herr Hans, admirando la escena y contemplando como aquel grupo de descerebrados pasaba la noche divirtiéndose de forma tan simple.

«Si estas sombras permanecen inalteradas en el futuro, el novato e-morirá.» dijo recobrando la seriedad el espíritu.

«¡No! Espíritu...» le suplicó Herr Hans.

«¿Qué importa?» El espíritu miró fijamente a Herr Hans e imitando su voz dijo «¡Pues entonces que se e-mueran!»

Herr Hans se estremeció ante sus propias palabras, palabras que sonaron tal cual las pronunció él en su despacho, y hundió su cabeza con arrepentimiento y vergüenza.

El espíritu y Herr Hans se fueron de nuevo por las calles, esta vez para volver a las frías tierras de las que habían venido. Allí fueron a detenerse en lo que parecía un restaurante, donde aquella noche sólo había una mesa, pero una mesa ancha y larga donde cabían cerca de 20 personas. Enseguida Herr Hans reconoció esa risa que resonaba por el recinto, la de su secretaria Lana. Y ahí, de pie, vio al flaco español que había ido aquella tarde a proponerle la estupidez de los regalos. A Herr Hans le habían invitado a ir a aquella cena, pero tras la segunda negativa, Lana dejó de insistir.

Al parecer estaban jugando a un juego, “Sí y no”, y esta vez le tocaba al español pensar en alguna cosa. Con su triste y pobre acento dijo en inglés:

«¡Ya está!» al juzgar por su actitud seguramente había bebido bastante vino durante la noche.

«¿Es un objeto?»

«No»

«¿Es un animal?»

«¡Sí!»

«¿Está vivo?»

«¡Sí!»

«¿Es un animal desagradable?»

«¡Siii!»

«Espera, espera, ¿se trata de un animal que gruñe y ruge?»

«¡Sí!»

«¿Está por aquí en Rumanía?»

«Sí»

«¡Un oso!»

«No»

«¡Un vampiro!»

«No»

«¡Un asno!»

«Sí... y no»

«¡OH! ¡YA SÉ QUIÉN ES! ¡YA LO SÉ! ¡ES HERR HANS!»

«¡SIII!»




Cortesía de Lizan 😘

Herr Hans levantó la cabeza con el rostro pintado de tristeza, y a diferencia de lo que esperaba, el espíritu se mantenía serio ante aquel juego y no se reía a carcajadas como ya antes lo había hecho. En realidad, pensó Herr Hans, sí era ciertamente él. Los presentes por fin dejaron de reír y brindaron.

«¡Por Herr Hans! Donde quiera que esté.»

De pronto el suelo del salón perdió su transparencia y se vieron el espíritu y Herr Hans en una sala oscura y vacía. Herr Hans se dió cuenta de que aquel gigante fornido había cambiado, en su cabello habían aparecido multitud de canas y se veía muy envejecido. Herr Hans se observó a sí mismo para asegurarse de que no le pasaba lo mismo.

«Perdóname si me equivoco» dijo Herr Hans ignorando su apariencia, «pero hay algo que te asoma por la túnica. ¿Es una mano o una garra?»

Sin ningún aviso, el espíritu se apartó mínimamente la gruesa túnica dejando entrever, en sus pies, a dos criaturas parecidas a dos niños, pero llevaban harapientos sucios y su rostro volvía a reflejar al igual que el primer espíritu el avatar de un novato, un avatar sin avatar. Asustado, Herr Hans apartó la vista de semejantes criaturas perversas.

«¡Por Varnish! ¿Son tus hijos?» se atrevió a preguntar Herr Hans.

«Son sólo dos novatos.» fue lo único que dijo el espíritu.

«Pero están desnutridos, sucios y necesitados...» dijo mirando únicamente de reojo a los dos pequeños fantasmas.

«¿No está el IAN en eEspaña? ¿No hay Obras Sociales?» apeló el fantasma nuevamente a las propias palabras de Herr Hans.

El reloj, el único objeto de la sala, alcanzó las doce. Cuando Herr Hans volvió a mirar al frente, ya no había nadie. El espíritu se había ido junto a los dos pequeños fantasmas. Herr Hans recordó las palabras de Lemnaru y al elevar la mirada vio cómo se acercaba un fantasma tenebroso, envuelto en ropas negras y encapuchado. Nada más que una Sombrax.


CUARTA ESTROFA


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