Novelado queda mejor. Parte II

Day 1,100, 07:53 Published in Spain Spain by El Bombero de la Manguera

En el anterior episodio dejamos al Duque de Aquitania muy cabreado...






Mas mientras ellos discutían, el Duque de Aquitania salio a la calle rumiando. Y conforme salía, encontrose con uno de los miembros de su familia aunque no de sangre, sino por matrimonio, Vito de Nueva Villa, que le saludó afectuoso, mas al ver su respuesta poco efusiva, y su ceño fruncido preguntole:

- ¿Qué os pesa, amigo mío?
- Nada - respondiole el otro, con mal carácter, pues se encontraba de un terrible humor.
- Si sois mi amigo, confiadme qué os ha causado semejante enojo, que pueda yo a bien enojarme en vuestra compañía.

Narrole entonces el Duque como había sido expulsado de la reunión con el Gobernador por mediación de un extranjero, que cada vez ganaba más adeptos. Enfurecido estaba, y despotricaba contra aquel infortunio y contra los artífices del mismo, pues él mismo había dado bienvenida al joven a la vida política e incluso le había ofrecido la mano, decía, y ahora le había hecho quedar a un lado, expulsado de la reunión en el último segundo, como un simple despojo, todas sus ideas e ilusiones, y todo el trabajo de sus hombres para conseguir apoyos y fondos, perdido de una tacada.

- Mirad que os comprendo- respondió Vito de Nueva Villa, quien también se había molestado por la noticia.- Mas pensándolo bien, habéis de comprender que el joven también tiene su derecho a intentar hacerse valer. Lo que me pregunto yo es como ha ganado el favor del Gobernador.
- ¡Ah, eso es lo peor! ¡El mismísimo Conde Duque de esta magnífica villa, ese hombre tan recto, ha sido quien le ha dado el apoyo necesario! Sabéis bien que es el favorito del Gobernador, y que está más que dispuesto a prestarle oídos.
- ¡No puedo creerlo!- primero, se mostró sorprendido, y posteriormente, apretó los puños y la mandíbula- ¡Esto es intolerable! Si el Conde Duque tiene los privilegios que tiene y los gremios y familias se lo han permitdo, es precisamente porque prometió ser un consejero firme y no interceder en el gobierno de la villa, sino para promover su mejor llevanza. ¿Quién es este hombre para decir, pues, qué hombre es mejor para este puesto de honor? ¡No es su derecho ni su privilegio escogerlo!





Furibundos ambos fuéronse a una taberna, donde siguieron dando paja a la llama de su ira, hasta que esta formó una notable hoguera. Las gentes a quien se acercaron, que eran sus amigos o al menos les guardaban algún afecto, oyeron su historia y, dado que la contaban con tal vehemencia, y tan afectados estaban, fue para ellos como si contasen la historia como algo cien veces más grave. Y así, el rumor corrió, de un lado para otro, creciendo y creciendo.



Cayendo ya la noche, los dos hombres de marras se marcharon, cada uno dándoles vueltas a sus pensamientos, y llegaron a sus respectivas moradas. Allí, al señor Vito de Nueva Villa le esperaba una visita. Un viejo y buen amigo, que había marchado a la guerra contra el enemigo franco, había retornado con honores y cicatrices por igual. Saludole, pues con una mezcla de pesar, por el día que llevaba, y alegría por el recuentro, y charlaron largo y tendido sobre aquello y lo otro, hasta que, finalmente, volvieron al asunto que remordía la conciencia al señor de aquella casa.





- En verdad que me alegra que hayáis vuelto, Odiseo, y perdonad si me muestro algo alicaído, mas ha sucedido algo que, bueno, la verdad me ha quitado el ánimo.- Y contóselo y respondiole aquel.
- Sabíais que, yendo yo a ser ascendido a alférez, un capitán hideputa presionó a nuestro superior para que en vez de a mi, ascendiese a un tipo que le debía no se qué dineros; y que era cobarde como él solo. ¿Os he contado que hice yo? Sabiendo que no había modo alguno de luchar, siendo yo de humilde condición, contra un poderoso, busqué entre mis compadres alguien que mereciese más el ascenso. Entonces, acudí a los hombres y les dije: ¿No creéis que Manolo Pérez merece ser mucho más alférez que cualquier otro? Y así, este buen hombre fue alférez, y aunque yo no pude serlo de momento, quiero creer que fue para mejor, puesto que sino, lo hubiese sido aquel cobarde y a saber qué hubiese pasado con la compañía. Fácil que nos dejase sin mando en medio de una batalla y acabare todo en una escabechina, Dios me libre. Y evité que mi honor fuese deshonrado, siendo desplazado por un petimetre con apoyos de altura.


Santiguose Vito de Nueva Villa a la manera de los Varnishistas, pues era secreto creyente, y en las amistades lo demostraba a menudo y meditó profundamente sobre aquello. Finalmente, pareció llegar a alguna solución y pronunció.


- En efecto que tenéis razón, y me habéis dado una idea. Habré de reunirme mañana con el Duque, a ver si de suerte podemos hacer de una catástrofe otra cosa. Mas necesito un favor de vos, mi amigo. Yo no podría averiguarlo, pues aquí me conocen y no caigo bien a muchos; ¿podríais vos, por nuestra amistad, averiguarme qué gremio apoya a cada candidato?


Asintió Don Odiseo, y quedaron en que al amanecer le daría cuentas de lo averiguado esa noche en la taberna por el primero...