Novelado es más bonito. Parte I

Day 1,098, 07:36 Published in Spain Spain by El Bombero de la Manguera

Hola amiguitos, he decidido hacerme novelista y lo estoy flipando. Os traigo la primera entrega, pero ya adelanto que como poco habrá 2 más, espero que os gusten. No doy más explicaciones, porque creo que se entiende, y sino, total, hay múltiples licencias de autor, que al fin y al cabo, es una versión "basada en hechos reales", que no real, así que me tomo mis licencias literarias, que me mola más escribir así.

Lo dicho, que nadie se me tome esto como algo real, tiene su fondo de verdad, pero está absolutamente alterado, y por tanto, como digo, es una historia, pero no es eHistoria.







Érase una vez un noble hombre que viajó desde muy muy lejos, hasta de algo más lejos que la provincia de Narnia venía, y llegó hasta eEspaña. Allí, se paseó y vio que los partidos viejos no le gustaban, los observó durante meses, hablando con unos y otros y se dijo: "Esto no funciona, crearé un partido nuevo, de ideas jóvenes, y tendremos el respeto y la responsabilidad como banderas, y como fin, trabajar por el bien común".


Pasaron los días y mientras tanto, este joven y buen hombre predicó por distintas ciudades. Y allí le dijeron: "¿Cuál es tu política respecto de la libertad de expresión?"

Y él dijo: "Todas las opiniones son igual de importantes, incluso las que podemos creer erróneas, pues nunca podemos tener la certeza de saber con seguridad qué es lo correcto".

Y la gente aplaudió sus palabras y su rectitud y se unieron a él, y así su partido avanzó, y se hizo más grande. Pasaron los meses y cada vez estuvo más cerca de ser un partido capaz de combatir con los partidos más viejos. Llegó el día en el que fue casi tan grande como los partidos más grandes, y desde el palacio del gobernador se llamó a un consejo para ver quien sería el nuevo Presidente. Y este hombre dijo a sus allegados: ¿Queréis que nos presentemos? Y ellos respondieron al unísono: SI.



Sin embargo, al llegar allí, se encontraron con que el gobernador no los consideraba lo bastante grandes y apoyados por el pueblo, mas ellos ya se habían hecho a la idea de presentarse y el líder de este partido se acordó entonces de un viejo amigo, que era Conde Duque, y le buscó y le dijo:

- Querido amigo, sabéis cuan importante es para mi poder acudir a esta reunión, hacedme pues el favor, e interceded por mi.

Y su buen amigo le dijo:

- Sea, mas sabed que si hago tal, quedará fuera de la reunión el Marqués de Aquitania, pues se sabe que el gobernador es hombre muy peculiar; en extremo excéntrico, diría yo, y que jamás se reune con más de cinco candidatos. Sabed pues, que dado que ningún noble apoyará a alguien que no se haya reunido anteriormente con el gobernador, ya sea el Duque de Aquitania o seáis vos; quien no fuere a la reunión no tendrá posibilidad alguna de regir esta estación. ¿No decíais vos en aquellas primeras oratorias vuestras que tanto me conmovieron, que toda opinión merecía igual respeto, y que creeíais en el trabajo en equipo como el mejor medio para alcanzar los objetivos que todos deseamos para eEspaña? ¿No sería, pues, mi apoyo, tomar un atajo para avanzar por delante de lo que vuestro trabajo en buena fé os ha dado?

E insistió el buen extranjero:

- He de ser yo, quien se presente pues, Conde Duque, ya estoy más seguro que nunca. Que sabéis tan bien como yo que mis ideas son buenas, sino las mejores, y no es censura contra nadie lo que viene de aplicarlas, puesto que han de ser mejores para eEspaña.

Y tan convencido vio el Conde Duque a aqueste que era su amigo, que le dijo:

- Me place, si así lo creéis vos, también lo creo yo, no caben pues, dudas de que nos corresponde a nosotros decidir qué hemos de entender como mejor, y presentarlo a los eEspañoles, pues no en vano somos grandes de eEspaña.


Así sucedió que de inmediato ambos partieron a la reunión, y el Conde Duque intervino en favor de su buen amigo, quien, para complacencia de ambos, fue acogido entonces en la reunión, donde se pidió al Marqués de Aquitania que abandonase la sala. Irritose este mucho, mas como nadie nunca se había levantado en voz o en actos contra las palabras del gobernador, el Duque de Aquitania, tras algunas afiladas palabras, abandonó la sala.

Quedose pues, el joven, que de extranjero quería pasar a dirigente, en la pequeña sala, y allí, dio cumplidas gracias a su benefactor, el Conde Duque, que antes de marcharse le dijo:

- Mas recuerda que no has de desperdiciar esta oportunidad, que no puedo estar yo siempre haciéndoos valer, que no estaría bien visto, y ni semejante licencia en hombre de alta alcurnia como yo pasaría sin dejar factura.




Tras dejar la sala el Conde Duque, hablaron aquellos hombres de cosas de Estado, y muy larga se les deparó la tarde...