KDD en Granada. Crónica de una KDD diferente (Parte II)

Day 709, 10:06 Published in Spain Spain by Durruti
Parte I


Nos encontramos ya a las 14:00, pateándonos Gonzalo Gayer de arriba para abajo buscando un bar de buenas tapas que tuviera espacio suficiente como para que cupieran diez maromos muertos de hambre. Al fin dimos con él: el Bar Zeta.

Tras echar nuestras primeras dos rondas allí mientras platicábamos un poco de todo, nos dirigimos a eso de las 15:30 hacia otro emplazamiento, por variar un poco y darnos de paso la primera vuelta por la ciudad. Llegamos así a Gran Capitán, donde nos sentamos en una terracita a echarnos el siguiente par de rondas.

A las 17:00 decidimos cambiar completamente de zona: a recomendación de Orlov, nos disponíamos a subir al Albaycin para echarnos unas cervezas por allí. Llegados a este punto, antes de subir en dirección al susodicho lugar, tuvimos nuestra primera baja: Alfonsocer se tenía que ir. Él decía que tenía un compromiso, pero seguro que era porque no aguantaba más tiempo sin logearse en eR.

Tras media hora de paseo viendo la zona de la Catedral, luego Recogidas y por último Plaza Nueva, nos colamos, estando ya en la Acera del Darro, en un bareto que Orlov nos recomendó. Aclarar que desde que salimos de Gran Capitán Orlov ejerció de Guía Turístico, llevándonos de tourneé por la ciudad, y Vladimir de Guía Histórico, ilustrando al rebaño sobre la historia de los distintos monumentos de la ciudad.


Orlov mi pastor, con él nada me falta.

Encontrémonos ya en dicho bareto. En un primer momento pensamos en tomarnos los refrigerios en la puerta del mismo, pero como pegaba bastante la solana la primera nos la tomamos dentro mientras Orlov, Vladimir y un servidor nos pusimos a contar anécdotas del Gárnata. La segunda nos la tomamos ya fuera, sentados en el paseo mientras platicábamos y nos echábamos unas fotillos (censuradas todas, ofc). Además, ahí decidimos el asunto más importante del día: qué íbamos a tomar en el botellón. En cuanto supieron lo que había, Vladimir y anvalro decidieron despedirse hasta la noche, para tajarse con el resto.

Los demás, con la duda resuelta y ya atardeciendo, seguimos hacia arriba por el Paseo de los Tristes y posteriormente subiendo cuestas por el Sacromonte. Antes de comenzar verdaderamente nuestra particular "subida a L'Angliru", hicimos una paradita en los Jardines de la Alhambra, desde donde podíamos ver un paisaje bastante interesante (es decir, La Alhambra) con las dos luces características de esa hora del día. Prueba fotográfica de ello:



Tras nuestra breve parada continuamos la ascensión por esos barrios. Conviene comentar que el odio hacia Orlov iba aumentando conforme se iban subiendo escaleras. Seguimos subiendo y subiendo y acabamos llegando al Mirador de San Nicolás, desde donde podíamos ver toda Granada iluminada. Después de eso dimos un par de vueltas más por la zona y comenzamos el descenso, que teníamos que comprar en el Mercadona y como nos descuidáramos nos iban a cerrar e íbamos a tener que beber colonia comprada en un chino de mala muerte.

Lo más reseñable de la visita por el Sacromonte fue que nos empapamos de sabiduría popular. Pintadas como "Fumar mata", "Peerse es sano" o "El porro coloca" nos hicieron aprender muchas cosas sobre la vida.

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Ya habiendo comprado los alcoholes en el Mercadona, y bajando de nuevo en dirección a Gran Capitán, abandonamos temporalmente a Thai Dragon y Grimaldus. Los cinco que quedábamos, Hare, Salva, Orlov, Borra y un servidor; dejamos el botellón en el piso y nos dispusimos a buscar un bar para ver el Valencia - Barcelona. En el trayecto nos llamó Lola, que habló con todo el mundo y casi acaba fundiendo el móvil.

Empezado el partido regresaron Thai y Grimaldus, y cuando éste iba a terminar tuvo que irse Orlov por causas de fuerza mayor. Lo perdimos ya para el resto de día, por desgracia para nosotros.

Las casi dos horas del partido las he pasado de largo, porque lo que era el espectáculo deportivo fue poco más que lamentable. Ya una vez acabado ese pestiño nos despedimos de Hare4ever, que era la Cenicienta del grupo y a las 12 tenía que irse.

Sin nuestro hamijo catalino acudimos a recuperar el botellón y, tras ello, nos dirigimos a Plaza Einstein, donde nos esperaban anvalro y Vladimir. Estábamos ya todos prestos y dispuestos a alcoholizarnos cuales reventados que éramos.



Continuará...