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Creo que nunca se contó esta historia, una historia de asfalto y hormingón.
Era una noche de verano que quedabas Colorado del calor. Insoportable. Habia quedado de juntarme con mis amigos cerca del Cerrito, asi nos ibamos al Monte, Caseros. Mis amigos estaban sufriendo el calor como yo, hasta que Francisco, Rodrigo y carlos dijieron Yatay y dieron media vuelta y se fueron. Seguimos camino hacia el destino hasta que Jose Enrique Rodó, muy malherido quedó, que hasta hace un tiempo estaba para Palmar. Despues de dejarlo internado seguimos asi donde ibamos. Francisco, Simon y yo fuimos a ver donde se cayó. Parecía que con la cascara de un Durazno se habia resbalado pero no podiamos asegurarlo. Nos fijamos que hora era, y nos cayo la ficha de que el 20 de Setiembre ya habia pasado, y ya estabamos en el 21 de Setiembre.
Entramos a un Comercio que estaba Solano, Lopez. Compramos un agua que salio un Perú. Estabamos ya medio perdidos, no sabiamos a donde ir, justo vimos una Policia Vieja y le preguntamos donde estabamos. La mujer de Buenos Aires nos indico y asi pudimos seguir.

Yo ya estaba medio cansado asi que los despedi y me fui a lo de otros amigos que vivian por ahi. Cuando llegue les dije Gonzalo, Ramirez pero me dijieron que estaba equivocado y toque al lado. Se ve que fui a lo de Julio, Herrera y Reissig. ¡Que nombres che! pensé.

Por aca me despido, en algún momento les contaré como siguió esta historia de asfalto y hormigón...