SALIR DEL LODO

Day 2,067, 00:43 Published in Spain Spain by Borjalakis

Tras varios días de penurias, con trabajo y honor, he logrado salir a flote. Logré a pulso entrar en bancarrota técnica con menos de un gold y con 1 ESP. El derroche y las mujeres casi acaban con mi eVida y tuve que recurrir a la botella de enjuague bucal para salir del agujero en el que había entrado.
Un día, mientras miraba mi profile, me llamó la atención la medalla de la bola del mundo: !!la medalla del mercenario¡¡. El objetivo era claro, consistía en ir viajando lo menos posible pero a la vez derrotando a 25 enemigos en cada batalla.

Un préstamo-robo de golds me sirvió para poder comprar el mínimo de armas para sobrevivir cada día. Me sentía valiente y vivo. El hecho de hacer Ordenes Diarias me había permitido completar una decena de países por lo que la meta no estaba tan lejos. Viajaba, peleaba y me retiraba para recuperarme de las heridas de un pasado de lujos y desenfreno frente a un presente de penurias y suciedad.
Llegó, en su momento, las peleas en las transfronteras eEuropeas. Países necesitados de un buen arma y Borjalakis lo tenía. Sin embargo, el venderse por dinero era algo placentero; que al final de la batalla te pagasen con una bolsa de dinero me daba energía y me motivaba a cambiar de bando y pegar frente a los que hace apenas un minuto eran mis compañeros. Cumplía lo que quería, sumar países en mi medalla. Eso daba lugar a jocosos y dementes momentos en el que no sabía hacia donde disparar y me encontraba en medio del conflicto.
Para muestra, estas capturas realizadas por la agencia eEfe donde se me ve con dos armas disparando sin control.





Pasaron los días y mi "jambre" de sangre no tenía fin. El plan seguía estas pesquisas: un ePais me llamaba, me contaba su conflicto y, tras aceptar el trabajo, pegaba hasta conseguir las 25 bajas necesarias y me marchaba.
Había un amor que me esperaba en eEspaña mi vuelta. Alguien especial que suspiraba cada mañana y lloraba cada noche en la soledad de nuestro lecho conyugal. Ella era mi motivo de seguir adelante y su foto me acompañaba en la soledad del desierto, las selvas o las urbes. Momentos antes de la batalla, miraba sus ojos y me daban fuerza para seguir adelante.



Cuando enfilé la última decena de países, los tiempos se acortaron. La instauración, divulgación e información del Factor Tanque-Gledkoom me dejó a las claras que mi evolución era peor que la de los ammonites aberrantes por lo que debía parar en luchar y conseguir más fuerza. Pero la sangre caliente de mis enemigos se me escapaba placenteramente entre mis dedos y no podía parar. Necesitaba más y más victorias parciales y más medallas que me sacasen de mi presente de coscurros de pan y agua.

Volvía a pelear por uno y otro lado en el mismo combate y mataba, literalmente, dos pájaros de un tiro.



Al final, un viaje a Otago para luchar por la liberación de los neozelandeses me supuso el ePaís 50 y por lo tanto una brillante medalla en mi palmarés y 5 golds que tuve que empeñar para pagar deudas de alcohol, armas, drogas, mujeres, marfil... e infinidad de otros gustos extraños que me permiten seguir vivo.

Finalmente, cogí un avión que me devolvía a mi eEspaña querida. Por la ventanilla iba viendo los campos de batalla donde los cuerpos se pudrían y en los que yo, hasta hacía bastante poco, correteaba y disparaba por golds.



Aprovecho estas líneas para dar las gracias a los que me ayudaron con préstamos y microcréditos para poder salir adelante y sobrevivir.