Romances fugaces

Day 2,039, 19:09 Published in Chile Slovakia by Yuji Itadori

Hoy tengo un formato diferente. Un lector me envío un cuento creado basado en una experiencia vivida. Me parece una linda historia para leer y reflexionar. Recuerden mandar sus cartas en mi BUZÓN para guardar la confidencialidad de las cartas. Por favor no olviden VOTAR y SUBSCRIBIR así me ayudan a promocionar mi diario. Acá les presento la historia...

Si he de ser sincero, no se que me incito a escribir esta carta, quizá el frío que congela mis dedos y me dice que los mueva, ya que comienzo a no sentirlos, o es esa mirada tan hermosa y esos labios, que no logro dejar de observar cada ves que cierro mis ojos.
Más que una pregunta ante lo que sucede en mí, es un llamado a conocer si algunas cosas las decide el destino. Si, destino, se que sonora cursi o quizá sobre dimensionado, pero, es un simple acto de las coincidencias, toparse con una personas mas de tres veces, en una ciudad de mas de un millón de habitantes...
A quien no le pasado, fijar la mirada en nada en especial mientras caminas, volver en si, y descubrir como una intensidad recorre tu cuello, roza tu mentón, y al llegar a tus labios, te dice que otros ojos los están mirando, quizá solo sean cinco pasos, pero esa corta distancia se transforma en los segundos mas eternos y esa ojos por muchas cuadras, serán lo único que en tu mente existirá.
Los trenes, son el trasporte predilecto que disfruto, simplemente esperar y notar como el suave moviendo te acerca al lugar que buscas. Cierro mis ojos mientras las ruedas del vagón emiten un pequeño chasquido al frenar, muevo mi cuello intentando desestresar mi espalda, escucho la voz monota que dice paso a paso cada una de las paradas, aun falta una de ellas antes de levantarme y caminar. Abro mis ojos y veo como las puertas se cierran, alzo la mirada sobre las barandas de aquel anden y veo su rostro, al parecer me miraba desde hace unos segundos, noto su sobre salto, y siento como mi corazón emite un latido tan fuerte que sacude mi pecho, abre sus labios y los cierra al instante, parece querer decirme algo, baja la mirada, y la observo realizar un gesto que en las mañanas al despertar y tomar entre mis dedos la taza de café, me hace sonreír y anhelar un minuto mas a su lado para decir un simple “hola”. Sus manos bajan hasta su vientre, sus mejillas se sonrojas, y sin aparteme de su mirada, humedece sus labios, veo el brillo como el reflejo del más perfecto diamante, me levanto del asiento y el piso bajo mis pies se mueve. Soy el hombre más feliz y triste del mundo por un segundo.
“Las personas nunca son como imaginamos”. Quizá mi mayor placer, exceptuando tener cerca de mi a la chica que deseo, es tomar un lápiz de grafito, oler la manera que lo recubre y en una hoja blanca, comenzar a dibujar toda imagen que me agrade, es un acto simple, que merece concentración y por lo mismo, me abstrae de todo lo que puede estar molestándome. Ella, ella me molesta demasiado, no se aparta de mi mente, y pesar de que no logre dibujar su rostro, si conservo pegada a la pared frontal de mi cama, la imagen de sus ojos y el brillo de sus labios.
Hace unos días, he descubierto gracias a las casualidades, que uno de mis mayores placeres atrae a otros, debía comprar materiales de dibujo, unos grafitos, palitos de sauce, un par de pinceles y un bastidor, la lluvia caía y la parada de autobús aunque no tan distante, me deparaba un aguacero para el recuerdo.
Mire a ambos lados de aquella galería y busque la primera librería que encontrara, nunca antes había puesto un pie en el umbral de aquel local, no se si es común, si todas las personas suelen hacerlo, pero, siempre compro aquello que necesito en los mismos lugares, hoy la lluvia me impedía recorrer otro trayecto y visitar viejos resquicios. Tomo un numero, observo el marcador que posee dos unidades bajo el mío y espero, escucho una voz suave de pregunta, e intentando identificar de quien viene, observo como una mano se apoya en el contorno del mesón del mostrador, es pequeña y de dedos delgados. Escucho otra pregunta y como esa muchacha al levantar su rostro y mirar a quien intenta ayudar, mi tiempo se detiene y el siguiente sonido que escucho, es mi propia saliva bajar por mi garganta, involuntariamente humedezco mis labios al notar como mi boca se reseca, y diciéndome a mi mismo que respirara, inspiro lentamente.
La miro transitar de un lado para el otro sacando objetos desde las repisas, sonríe al cliente y tras entregarle sus cosas, se detiene y anota unos garabatos en los bordes de una hoja, coloca tras de su oreja uno de sus cabellos, levanta la cabeza y me observa. Parece no creer que soy yo quien esta a solo unos metros de su lugar, su mirada ve el pequeño boleto que dice mi turno y buscando bajo el mostrador el botón de cambio, lo aprieta. Entre ambos una figura de gorra y abrigo nos oculta, levanta la mano y muestra su numero, escucho un sonido, y al costado de ella otra chica busca mi atención, y yo, involuntariamente sigo el guión, levanto mi brazo y le entrego el boleto, no puedo apartar mi mirada de su rostro. Nunca creí que fuese tan hermosa como la recordaba en mis ensoñaciones, doy gracias que todo refrán, siempre tiene una excepción que escapa a la regla.
No hubo segundo en el cual nuestros ojos se atrevieran a mirarse fijamente, pero ambos sabíamos que en el instante que nuestra conversación se centraba en quien nos invitaba a responder, el otro miraba sin reparos cada expresión de nuestros rostros, el juego mas infantil, búscame y encuéntrame. Nunca una compra me pareció tan corta. Nunca una mirada al recibir mis cosas fue tan deseada. Nunca anhele con tantas fuerzas, tener una escusa más para quedarme en ese lugar.
Ahora se donde puedo encontrarla, repito en mi mente cada momento en el cual mire su sonrisa o la forma delicada en la cual sostenía las cosas y las mostraba, convirtiendo en el presente en un acto monótono toda pantomima animosa que veo que otras chicas.
Lo se, soy cobarde, cuantas veces se esta cerca de aquello que mas se desea, con la conciencia plena que existirá un tal vez, y no se hace nada.
He comenzado a ahorrar y a votar cada lápiz desastado, goma andrajosa, regla astillada o óleo a medio estrujar, espero tener el coraje de preguntar su nombre o invitarle a lo que sea, antes que el dinero se me acabe y mis padres se pregunten por que tengo tantas acuarelas del mismo tono.
Mi pregunta, ¿todo suceso en la vida real, es mas importante que este juego?, ¿inclusive aquel que raya en la fantasía?, ¿inclusive las ensoñaciones de un estudiante?.
E.P.




Sinceramente la realidad que vivimos es la interpretación que hacemos de lo que sentimos con nuestros sentidos. Muchas veces es curioso como las personas describen de manera diferente un mismo hecho. Hay personas que le dan mas o menos importancia a las experiencias cotidianas. Me parece tu carta un lindo ejemplo como se puede ir un poco mas allá en la experiencia vital y disfrutar un poco más los momentos. Generalmente corremos de un lugar a otro y no disfrutamos el aquí y ahora. Creo que soñar no es malo, de hecho ayuda a desarrollar la creatividad. Pero estas ensoñaciones deben ser balanceadas y que no afecten otros ámbitos de la vida. Amigo, una última frase Carpe Diem, vive el momento... Si ves a esa chica de nuevo dile algo, saludala, la vida es corta, deber vivir el aquí y ahora... que vas a perder... creo que tienes mas oportunidades de ganar... y si te rechaza, será, no quedo que no se intento.

Bueno, esta es la carta de hoy, gracias a los que llegaron hasta acá con la lectura. Este es un espacio diferente y toda carta es bienvenida. Los que ya recibieron consejos pueden enviar otra carta contando que paso con el caso. Y en el próximo articulo responderé varias cartas breves.