Mi engendro y Dios III

Day 1,795, 08:30 Published in Argentina Argentina by Sofia III

Un año y meses después...

Tres y monedas largos años desde el inicio. Algunos años son largos por su intensidad y otros pasan demasiado rápido, los años de la más tierna infancia de mi adorado engendro fueron larguísimos, los días eran agotadores, hay que entender que apenas arrastraba yo veintipocos de experiencia y la criatura cuando no estaba cuestionando hasta a Dios mismo, estaba desarmando el televisor o procurando comprender la electricidad con sus propias manos. Solo cuando estaba dormido se podía descansar.

Ya tiene 5 en su haber y no falta demasiado para Enero, su siguiente cumpleaños.No recuerdo los meses exactos en que se desarrollan los dos momentos previos a esa fecha, pero si su órden y aproximación.Hablamos en este caso de un Sábado por la tarde y yo debía asistir a una reunión. Mi entónces actual pareja me convence de que los deje a su cargo el par de horas de ausencia, la primera vez (Y única en aquel entónces) que accedí, cuando volví a casa vi salir espuma por debajo de la puerta de mi departamento que llegaba hasta la escalera, al abrir, por supuesto venia desde la bañera y Cristian inmóvil en la puerta del baño antes de decir hola, dijo apurado "Así me dijeron que los bañabas vos y ya sabrás que es imposible discutir con ellos".

Mientras fueron muy pequeños vivía yo con una sensación de responsabilidad indelegable, no podía ceder a dejarlos al cuidado de nadie más que su padre, ni aún con sus abuelos, era el padre quien si solía dejarlos al cuidado de su madre, yo nunca estuve de acuerdo, ni pude impedirlo más de lo que lo he hecho y por lo cual se imaginarán que no soy muy querida en su seno familiar. Tenia en todo momento una especie de premonición de peligro inminente, sabía que mis hijos, o más especificamente Nacho, porque Agus tiene mayor flexibilidad, no solo podían verse afectados fisicamente convenciendo a cualquier adulto que no los conozca a fondo de que podia no ser peligroso algo que sí lo era, (En esta labor entra siempre en acción su socia y hermana, la de los argumentos razonables siempre era ella, lo cual, sumado a su apariencia, la conviertían en infalible a la mocosa, sigue siéndolo, si se la cruza por la vida lector, luego no diga que no le avisé) sino psicológicamente, ya que Ignacio podia rumiar una respuesta insatisfactoria por años sin plantear la cuestión abiertamente.

Como cualquier otra madre, supongo, también me cuestionaba a mi misma y me decía que mi deber era dejarlos ser con la mayor libertad posible, fomentar un ámbito en el cuál desarrolen su maximo potencial, el problema es divisar ese potencial primero. Cuestión es que accedi y por supuesto todos sobrevivieron. Al regresar en el informe que me elevaron sobre los acontecimientos acaecidos en mi ausencia, se rescata la siguiente anécdota como preocupante a mi entender:

Está Nacho con "Mis (sus) ladrillos" en el living, cosa que yo no permitía, sacar los juguetes fuera de los limites de su habitación para mayor claridad, para entender esta tiranía deberían antes comprender a golpe de vista lo que podían ser capaces de hacer con algo supuestamente insisgnificante como eso y no es el tema. Mi pareja le permite hacerlo por lo que la mayoría de los padres que para mi gusto no se toman demasiadas molestias a la hora de educar a sus hijos y se puede ver perfecamente en la conducta de esos cachorros sin domesticar a simple vista, para poder estar él mismo en la PC con la criatura en el campo de visión primaria a fin de evitar accidentes sin esforzarse siquiera en prestar atención auditiva.

Nacho le dice:

-Hagamos una cosa, vos me pedís algo y yo lo constuyo con mis ladrillos.
-Dale, bueno, uh no se, haceme un diablo.

Nacho sonríe satisfecho y se pone la tarea cuando algún pensamiento lo tilda, a esa edad todavía era muy fácil notar cuando pensaba, no tan simple descifrar qué, pero el cuando y era una pista importante para prestar mayor atención, se quedaba en total quietud con la vista perdida, si hacia algun movimiento era rítmico, casi involuntario, como fregar sus deditos o rascarse la mejilla, pero la vista perdida nunca fallaba y asi se quedó segundos antes de comenzar a manipular sus juguetes y aclaró:

- Bueno, yo te hago un diablo... (Léase con cara adusta y amenazadora) Pero después no me pidas que te haga a Dios porque no lo conozco.

Si usted cree que yo ya descubrí como lograba hacer ciertas asociaciones inmediatas sobre temas que en mi casa se cuidaba con el mayor de los sigilos no ser mencionados hasta no llegar a la edad conveniente para ser tratados por ellos, pues ni siquiera entiende porqué lo estoy escribiendo. Yo tampoco, por eso supongo que continúa y continuará...