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Veo la idiosincrasia reflejada en este medio virtual y en el mundo real y veo que hay un vínculo poderoso: las expectativas. Los ideales no sobreviven al hombre, por lo tanto se hacen absurdos o simplemente caducos e inservibles, porque al ver los resultados de estas elecciones gubernamentales y más aún, las elecciones que llevan a cabo tanto los miembros de ésta comunidad virtual y la gente que veo en mi diario vivir, creo que todo se deja llevar por el liderazgo de imágenes sin ningún tipo de presentación superior a la marcada por la incertidumbre, es ahí donde entra mi palabra EXPECTATIVA. Y es en última instancia donde todas nuestras acciones se evocan más allá de la elección por algo coherente, sino por lo más predecible y seguro, que no todos son capaces de quitarse la máscara y mostrar el rostro que poseen, producto de la vergüenza de no poseer identidad superior a la que dicta el azar dentro de la rutina que implica el sobrevivir y hacer de las leyes algo cotidiano y no un reflejo de su naturaleza.
Es por ello que mis servicios, varias veces como congresista, me han enseñado que lo que se expone ojalá fueran simplemente conveniencias, porque eso sería al menos una solidez de consciencia, pero no, es el simple hecho de una competitividad vana en la que la novedad llena el hueco que esas esperanzas reclaman y se disfrazan bajo el nombre valiente de expectativas, objetivos y planes.
Espero simplemente conseguir a alguien que sea capaz de vivir más allá de sus esperanzas y lanzarse al reto de lo que implica lo impredecible y quizás lo mejor de ellas, crear la certeza de que el cambio es algo totalmente radical en cuanto lo que se necesita, aquí y ahora es el modificar una estructura y si, plantearse el perder lo que nos parece que nos mantiene unidos como verdad y plantearnos las futuras mentiras que usan los artistas para mostrar la posibilidad de nuevas e inesperadas realidades.