Crónica Prostática con Comunicado y Hombres cual objetos

Day 1,801, 08:48 Published in Spain Spain by Espaugyl





Me las prometía felices la semana pasada, incluso Lantanique se avenía a tomarse unas copas conmigo en El Bar, cosa que no pensaba desaprovechar teniendo como tengo un hígado recauchutado y de acero inoxidable y las intenciones de un bonogo en celo, pero siempre el hombre está un paso por detrás de las mujeres… aunque a veces sea para verlas caminar con su hipnótico contoneo. ¿Por qué digo todo esto? Pues porque el hombre y su abultado sexapil propone y eDios dispone. Pero vayamos por partes.

Lantanique, esa beldad de caminar felino, rizos con vida propia y mirada preñada de lujuria, (aunque algunos dirían que asco al mirarme, es cuestión de opiniones) parecía próxima a sucumbir a mis encantos cuando nos acodamos en la barra de El Bar (esto viene de la Crónica anterior, leed y documentaos). No obstante ella me conoce mucho mejor que yo a ella y me lo demostró desde el momento que me vio seductor bajar ligeramente, cual escote, la cremallera de mis pantalones y llenarle hasta casi rebosar su copa con vino blanco, cerveza, whisky y alcohol del botiquín, buscando un efecto rápido para su desmelene pro Espaugyl. Por desgracia ella me vio venir y comenzó a tomar pequeños sorbos mientras que mi compulsión alcohólica es más de acabar con lo que tenga delante de un solo trago y apurar el fondo con la lengua.



Este es mi lado de la barra, sin comentarios


Me di cuenta que mi táctica no funcionaba cuando decidí irme dignamente hacia el cuarto de baño para una larga y necesaria micción y poco antes de llegar a la puerta alguien me pisó las manos. En principio el hecho me extrañó, pero cuando vi que sólo había rodillas a la altura de mis ojos comprendí que mi verticalidad estaba en entredicho y llevaba un rato caminando a cuatro patas. Cuando miré hacia atrás, a esas extrañas barras en movimiento y a esos grupos de personas por duplicado, vi que Lantanique ya no estaba… es mi sino, tanto que Lantanique niegue su oculta pasión por poseerme salvajemente como el acabar a cuatro patas y desmayado con la cabeza en el váter cada vez que salgo de mi casa.

No mucho puedo contar de ese día salvo que amanecí en mi cama sin pantalones, entre botellas vacías, una tortuga que me miraba desde la mesita de noche y peces de colores nadando entre comida regurgitada en el lavabo. Lo que es una mañana completamente normal de un Corresponsal de Guerra.

Como mi cartera estaba tan vacía como es habitual tuve que tomar la determinación de cubrir alguna guerra pero ¿cuál que no fuese aburrida? Mis dudas se despejaron pronto, porque por la ventana vi desfilar a unidades de imberbes novatos, aún con sus ositos de peluche de combate, camino del frente… algo había para informar, por lo que cogí mi almohada, le puse de sombrero unos amarronados calzoncillos que olvidé en un rincón hace unos años, le dibujé artísticamente unos ojos y una boca, le puse a modo de brazos y piernas unos botellines de cerveza vacíos y me uní con el pulgar en la boca y mi improvisado osito al contingente novato que marchaba para la guerra.

Por el camino me informaron que marchábamos a Orinoquia, que yo juraría que es un problema de próstata y no un lugar, porque había una guerra dada por perdída para ganar. Soy hombre acostumbrado a contradicciones y desgobiernos, pero lo que me contaron incluso me llegó a asombrar. Al parecer la batalla prostática esa se había dado por perdída desde su mismo comienzo, pero los problemas de comunicación cuando no se tiene una tarifa plana intercontinental pueden llevar a malas pasadas. Se cuenta que un oficial de comunicaciones dijo:

-Orinoquia se pierde, pero da igual.

-¿Cómo dice?- le contestaron desde eEspaña al no oír casi nada por ser la comunicación en calidad tan sólo asimilable a la que se puede establecer con dos envases de yogur y una cuerdecita.

-¡Cojones! ¡Da igual ganar! ¡Que Orinoquia se pierde!



Sistema de comunicación intercontinental de nuestras tropas por no contratar una tarifa plana


Por supuesto el mensaje que se difundió en tierras patrias fue: El mando expedicionario en eColombia, desesperado, desafía a las Unidades Militares y a la población española con el siguiente mensaje:” ¡A que no hay cojones de ganar Orinoquia!”

Ni que decir tiene que la afluencia de militares, civiles, mujeres de la limpieza e incluso animales de compañía para reforzar el frente y darle la vuelta a la batalla fue masiva.



Oficial de comunicaciones en Orinoquia informando sobre la poca importancia de perder la batalla


Cuando yo llegué la cosa era desesperada pero todo muy ibérico, porque entre la sangre y el caos se impartían órdenes al más puro estilo español:

-¡Novatos, disparad to lo que tengáis, coño!

-¡Ya hemos agotado la munición, mi capitán!

-¡Pues tiradles piedras!

-¡Ya no quedan, mi capitán!

-¡Pues escupidles!

-¡Ni saliva hay ya, mi capitán!

-¡Coño, pues envestidles con los cuernos!

-¡Mevi a cagá en su padre, mi capitán, y envista usted ayudado con to sus muertos!

Lo que se dice una batalla española, al más puro estilo… y se ganó in extremis, porque los novatos hicieron su trabajo con valentía, arrojo y recordándole madres y padres a sus capitanes, como tiene que ser. Pero no mucho más ocurrió, que de anécdota de desorganización gubernamental y contradictoria no pasa la cosa, por lo que en cuanto pude me volví con los novatos para intentar hacer dinero con lo visto… aunque más hice rebuscando en bolsillos de cadáveres, que no sé para qué quieren sus cosas cuando ya no están para gastar.

Días después, de nuevo en El Bar, con mis ingresos “donados” por los valientes caídos en combate, fui testigo de excepción de un hecho lamentable al tiempo que edificante. Vi por la calle a un imponente tigre blanco, aún con sangre en sus zarpas tras combatir en batallas desinteresadamente, hostigado por varios gamberros con palos y algún pájaro de oscuro plumaje que desde hacía unos días se posaba en la farola a la que tanto cariño le había tomado el ex ePresidente Moreno (que por cierto ahora mendigaba por las esquinas sexo y dinero… al más puro y dignificante estilo ferretero). El tigre ignoraba lo que ocurría a su alrededor, pero de repente se revolvió, dio un gran rugido, que puede traducirse según mis inexistentes conocimientos zoológicos como ”Uuuuuaaaaaaagqueosdenporculogrrrrrrrr”, y se marchó sin mirar atrás a seguir luchando por eEspaña.



Tigre hostigado y hasta los cojones del eMundo


Aquello me enterneció, para qué mentir, aunque con 12 whiskys entre pecho y espalda a veces me enternece hasta el paseo beodo de las cucarachas que saco de vez en cuando de mis vasos. Pero aquello me dio una idea para mi sempiterno objetivo horizontal con Lantanique, porque eso de ver a marionetas manejadas desde la farola me hizo pensar que quizás actuar como tal, como un mero objeto, quizás sirviese para que mi beldad huidiza creyese que me trataba como quería y no al revés, por lo que con mi mejor letra, en un fragmento de papel higiénico que tenía pegado al tacón del zapato escribí:

Concurso de juguetes sexuales para felinas féminas de rizado pelo.
Concursantes: Corresponsales de Guerra cuyo nombre empiece por Espa y acabe en Ugyl.
Jurado: Lantanique
Premio: Dejarme hacer por el jurado cual objeto de usar y tirar, como si no tuviese sentimientos y aunque me sienta sucio y ultrajado.



Desde El Bar, tras pegar en la pared mi elaborado cartel con un moco bien surtido de pelillos y oscuridades, se despide este Corresponsal seguro de poder al fin alcanzar la horizontalidad lantánica.


Espaugyl