Cena de amigos

Day 1,453, 06:40 Published in Spain Spain by Lola Moreno




Esa mañana se levantó especialmente cansada. La falta de sueño le afectaba mucho más ahora que en su eJuventud, cuando podía pasar horas y horas esperando para luchar. Le dolían todos los huesos y sentía la necesidad de volver a la cama, pero no se iba a permitir ese lujo, había mucho por hacer aún.

Miró a su alrededor. Los vasos, las botellas, los restos de comida se amontonaban por todos lados. Sus fiestas ya no eran tan salvajes como antes, ahora una simple reunión de amigos para contar batallitas le pasaba factura.




Deambuló por la habitación, arrastrando pesadamente los pies. No sabía por donde empezar y comenzó a arrepentirse de haber invitado a sus viejos amigos a cenar.

Se aproximó al sofá, algo mate y metálico había llamado su atención. Cuando estuvo más cerca pudo comprobar que se trataba de un casco militar. Debió habéselo dejado olvidado mi antiguo teniente, pensó ella mientras esbozaba una pequeña sonrisa. Ese hombre siempre fue despistado, con mano firme en los barracones y en el campo de batalla, pero con un gran corazón, generoso y tierno.




Empezó a meter las latas vacías en aquella bolsa de basura que no sabía de dónde había salido. Tan ensimismada estaba rememorando viejos tiempos que no recordaba haber ido a la cocina a por ella.

Apartó unos platos y se dio cuenta de que había una calculadora sobre uno de ellos. No era suya y estaba segura, los números nunca le habían llamado la atención. Lo más probable es que se la dejara sin querer el economista. Siempre la llevaba en el bolsillo, por si alguien le hacía alguna pregunta. Esa noche la había sacado para explicarles a todos el porqué el mercado de panes es más productivo que el de armas hoy en día.





Lo había recogido todo sin percatarse del paso del tiempo ni del trabajo que realizaba. Solo quedaba barrer un poco la habitación. No habían sido muchos, pero los suficientes como para dejar migas por el suelo y algún que otro envoltorio.

Su amiga la artista también había estado. Se fue prontito, siempre madrugaba, pero nunca se perdía un evento de este tipo y se acercó a saludar a los amigos y a tomarse unas cervezas con ellos, de paso le había llevado aquel bonito dibujo que tan bien le iba a quedar en ese rincón triste al lado de la puerta. Se aproximó a é y lo contempló detenidamente, le encantaba. Menos mal que esa noche también había ido su eHermano quién para evitar una de sus riñas cariñosas, se levantó del sillón apartando el gato y le colgó esa obra de arte en la pared.

Ya estaba todo recogido y solo quedaba sentarse a descansar. Fue a la cocina y se preparó un té. Con la taza caliente entre sus manos caminó lentamente hasta el sillón que había junto al enorme ventanal. Afuera llovía, podía ver cómo descargaban el agua las finas hojas del cedro de la entrada. Se arrebujó con la manta de lana que ella misma había tejido. Se sintió bien. Esa noche invitaría de nuevo a sus amigos.