Bio - General Angel Pacheco

Day 4,030, 15:53 Published in Argentina Hungary by FCBoca

"El otro dia" estaba parado medio al pedo en Pacheco, y de repente me llegó una pregunta, "Quien fue el General Pacheco?" "Porque me es tan normal su nombre como ciudad pero no se que carajo hizo?" ahi fue donde me di cuenta que hay tantas cosas frente a nuestros ojos que no las vemos, asi que dejo su bio aca, porque su carrera militar es digna de compartir ya que no somos solo hijos de San Martin y Belgrano, o hijos de un grupito de rebeldes con 2 o 3 pares de generales que sobresalieron.



Ángel Pacheco (Buenos Aires, 13 de abril de 1793 - íd., 25 de septiembre de 1869), militar argentino, educado como oficial por José de San Martín y uno de los principales comandantes de las tropas de la Confederación Argentina durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Fue posiblemente uno de los más brillantes generales de la historia Argentina, y nunca perdió una batalla en que mandara en jefe.

Su lugar de nacimiento no está claro, ya que se supone que nació en Buenos Aires, aunque algunos autores, como Carlos Calvo, lo dan como nacido en Santiago de Chile. Fueron sus padres José Pacheco Gómez Negrete, abogado español radicado en el Río de la Plata y Teresa Concha Darragrande, nacida en el Reino de Chile. Estudió en el Real Colegio de San Carlos.

En 1822 se casó con María Dolores Reinoso, con quien tuvo seis hijos: José, Román, Julio, Eduardo, Pablo y Elvira. Esta última fue esposa del primer intendente de Buenos Aires, Torcuato de Alvear, y madre del presidente argentino Marcelo Torcuato de Alvear.

En 1811 se incorporó como cadete al Regimiento de Patricios, pasando el 22 de noviembre del año siguiente al Escuadrón de Granaderos a Caballo que poco después fue elevado a regimiento. Con esta unidad tuvo su bautismo de fuego en el combate de San Lorenzo.
Permaneció en el convento de San Carlos con un piquete de 40 hombres, con el que logró derrotar una tentativa de desembarco realista con fuerzas superiores en el combate de El Rincón de Zárate. Prestó servicios en el sitio de Montevideo.



En noviembre de 1813 fue transferido al Ejército del Norte, y el 4 de diciembre fue ascendido a teniente. Cubrió la retirada de las tropas independentistas después de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, participando luego en las acciones de Puesto del Marqués, Venta y Media y Sipe Sipe, en la que recibió una gran herida en el brazo. En 1815 fue ascendido a ayudante mayor.

En 1816 fue trasladado a Mendoza, donde se unió al Ejército de los Andes, cruzando a Chile a órdenes del general José de San Martín en la columna de Mariano Necochea, de cuya escolta formaba parte. Bajo el mando de Necochea participó en el combate de Las Coimas. Luchó en la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817), ganándose el ascenso a capitán que le fue conferido el 27 de febrero. El Director Supremo Pueyrredón lo ascendió a sargento mayor el 10 de marzo. De regreso en Chile participó en las acciones de Curapaligüe, Talcahuano, Cancha Rayada y Maipú. Hizo también la Segunda campaña al sur de Chile durante 1818 y 1819

Fue jefe de un batallón de caballería en la Guerra del Brasil, y se destacó en la victoria de Ituzaingó. Era el segundo jefe del Regimiento Nro. 3 de Caballería, cuyo jefe era el coronel Federico Brandsen, que murió en combate. En el mismo campo de batalla tomó el mando del regimiento. Luchó también en las pequeñas batallas finales de la guerra, incluyendo la de Camacuá. Después de esta última, el 1 de mayo de 1827 recibió los despachos de coronel efectivo, y el 7 de septiembre es nombrando comandante en jefe del Departamento Norte de la provincia de Buenos Aires.

En 1828 reemplazó al coronel Federico Rauch como jefe de la frontera norte con los indios, con sede en Salto, por orden del gobernador Dorrego, lo que le valió el odio del prusiano.

Hizo la campaña al desierto en 1833 como jefe de estado mayor de Rosas y llegó hasta donde hoy se levanta la ciudad de Neuquén. A su regreso fue ascendido a general; y durante la crisis de esos años fue electo gobernador, pero rechazó el cargo.



En agosto de 1840, el general Lavalle invadió la provincia de Buenos Aires, desembarcando en San Pedro. Pacheco no tenía fuerzas suficientes para enfrentarlo, de modo que le dispersó sus caballos y lo cercó. Lavalle avanzó hasta cerca de Buenos Aires, pero quedó encerrado entre las fuerzas de Pacheco y las de Rosas, de modo que finalmente retrocedió. Pacheco lo persiguió hacia Santa Fe. Quedó bajo el mando del general Manuel Oribe, el expresidente del Uruguay, y a sus órdenes peleó en la batalla de Quebracho Herrado como jefe de la caballería. Su acción decidió la victoria federal.

Cuando Lavalle retrocedió hacia La Rioja, envió a Mendoza al coronel Vilela con sus mejores fuerzas; Pacheco lo persiguió con fuerzas menores y lo venció gracias a la sorpresa nocturna en San Cala.

En 1851, Justo José de Urquiza se puso al frente de la oposición a Rosas. Tras invadir el Uruguay y derrocar a Oribe, invadió también Santa Fe, y desde allí avanzó hacia Buenos Aires. Por primera vez, Pacheco y Rosas no estuvieron de acuerdo en la estrategia a seguir, y el gobernador desconfiaba de su general.

Sintiéndose dejado de lado, Pacheco se retiró a su estancia. Entonces asumió el mando del ejército el brigadier general Rosas.

Regresó a Buenos Aires después de la revolución del 11 de septiembre de ese mismo año, en que Buenos Aires quedó dominada por los antiguos unitarios y se separó del resto del país. Organizó la defensa de la capital durante el sitio que le impuso el general Hilario Lagos.

Pasó a retiro militar a mediados de 1853. Durante los años siguientes fue ministro de guerra del Estado de Buenos Aires, y enviado especial ante el gobierno del Brasil.

Permaneció el resto de sus días en su estancia del Talar, que hoy es conocida como "Talar de Pacheco".



Según Ernesto Quesada,

"No quiso ser político ni antes, ni durante, ni después de Rosas. Su timbre de honor, su gloria, era haber sido soldado de San Martín: no quería aspirar a otra cosa. Nació con la vocación militar y con ella murió, sin haber claudicado una sola vez en su vida. Era un hombre de mundo, de proverbial galantería con las damas, siendo conocido su profundo respeto por las mujeres en general".


Murió en Buenos Aires en 1869. En el acto del sepelio de sus restos hablaron entre otros, el poeta Carlos Guido y Spano y el general Bartolomé Mitre. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta.