4º Relato de Guerra "El pájaro plateado de Agosto de 1945"

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El pájaro plateado de agosto de 1945

Un pájaro surca el ciego de la ciudad. No es más que un pájaro plateado con sus alas batiéndose de forma lenta y pausada.
¿Por qué suena la alarma? No puede ser un bombardeo. No es más que un avión. Suena sólo una vez. La gente no hace caso y se queda en la calle para verlo pasar.
Un rugido desconocido hasta entonces se escucha, sumiendo la ciudad en un lamento indescriptible. Una bola de fuego sube hacia el cielo implorando misericordia. Los edificios se volatilizan y un hombre a unos treinta kilómetros de la bola de fuego, ve como su piel cae al suelo. Como si la de una víbora se tratara, y se retuerce de dolor.
Una niña siente que sus ojos son arrancados de sus órbitas y aprieta su muñeca de trapo sobre su pecho en un escorzo maquiavélico. Su madre cae a sus pies sin entender que ocurre.
Un anciano ve como sus ropas desaparecen junto a su piel y no puede ver a su amigo como separa los brazos para no sentir el roce de su carne abierta sobre su cuerpo destrozado.
Una familia entera se arroja al río hirviente para intentar mitigar su escozor. ¡Es inútil, su inmersión es la última de su vida!
¿Quién mandó ese pájaro plateado a un cielo azul inmaculado? Nunca antes, desde 1942 habían caído bombas en esa ciudad. ¿Quién y por qué escogió Hirosima para ese experimento?
Crónica:
“El 6 de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Hiroshima, situada en Honshu, la isla principal del Japón, sufrió la devastación, hasta entonces desconocida, de un ataque nuclear. Ese día, cerca de las siete de la mañana, los japoneses detectaron la presencia de aeronaves estadunidenses dirigiéndose al sur del archipiélago; una hora más tarde, los radares de Hiroshima revelaron la cercanía de tres aviones enemigos. Las autoridades militares se tranquilizaron: tan pocos aviones no podrían llevar a cabo un ataque aéreo masivo. Como medida precautoria, las alarmas y radios de Hiroshima emitieron una señal de alerta para que la población se dirigiera a los refugios antiaéreos.
A las 8:15, el bombardero B-29, “Enola Gay”, al mando del piloto Paul W. Tibblets, lanzó sobre Hiroshima a little boy, nombre en clave de la bomba de uranio. Un ruido ensordecedor marcó el instante de la explosión, seguido de un resplandor que iluminó el cielo. En minutos, una columna de humo color gris-morado con un corazón de fuego (a una temperatura aproximada de 4000º C) se convirtió en un gigantesco “hongo atómico” de poco más de un kilómetro de altura. Uno de los tripulantes de “Enola Gay” describió la visión que tuvo de ese momento, acerca del lugar que acaban de bombardear: “parecía como si la lava cubriera toda la ciudad”.
Tokio, localizado a 700 kilómetros de distancia, perdió todo contacto con Hiroshima: hubo un silencio absoluto. El alto mando japonés envió una misión de reconocimiento para informar sobre lo acontecido. Después de tres horas de vuelo, los enviados no podían creer lo que veían: de Hiroshima sólo quedaba una enorme cicatriz en la tierra, rodeada de fuego y humo."

Los lobos atacan cuando tienen hambre.