10 cosas que México y Bulgaria tienen en común

Day 4,369, 14:05 Published in Mexico Bulgaria by buba4ko

Hola muchachos!
Soy el embajador de Bulgaria.

Encontré un buen artículo y quiero compartirlo con ustedes: 10 cosas comunes entre nuestros países


Dicen por ahí que uno no puede amar lo que no conoce. Hace tiempo me enamoré de Bulgaria -sin conocerla- porque, por azares del destino, me topé con un disco de su música tradicional de boda. Así fue como comenzó nuestro idilio.

Yo, desde México, tratando de investigar lo más posible sobre este lugar tan lejano y, a primera vista, ajeno. Aprendiendo a leer en alfabeto cirílico, memorizando palabras, y frases; danzando el Horo agarrada nomás del aire, viendo fotos sin parar de los tejidos y bordados tradicionales; soñando con, algún día, hacer realidad mi visita a Bulgarilandia.

Yo amaba a Bulgarita -la verdecita- antes de siquiera pisarla; pero hasta que llegué a vivir a Plovdiv, pude al fin vivirla de primera mano, reconocerme en ella y amarla aún más, ahora sí con plena consciencia.

Aunque no me lo creas búlgaros y mexicanos tenemos muchas más cosas en común de las que pudieras imaginar -empezando por el caracter dicharachero y el doble sentido-. Aquí te muestro 10 de estas similitudes. Ahí te van:

1. Los colores de sus banderas
La primera y más obvia de todas: utilizamos los mismos colores en nuestras banderas, con la diferencia de la direccionalidad de las franjas y orden de los colores de las mismas.

Los primeros diseños de la bandera mexicana surgieron a partir del año 1821; mientras que la bandera búlgara se adoptó en el año 1879 tras proclamarse, el país, independiente.

En cuanto al significado de los colores, se dice que el verde, en la bandera mexicana, representa la independencia y la esperanza; el blanco la pureza y unidad; y el color rojo representa la sangre derramada en busca de independencia.

En la bandera búlgara, el blanco simboliza paz y amor; el verde la libertad y la riqueza vegetativa de Bulgaria; mientras que el rojo significa -¡Oh!, gran coincidencia- la sangre derramada por los patriotas que han liberado al país.

Por otro lado, la bandera mexicana utiliza otro se sus símbolos patrios –el Escudo Nacional- al centro de la bandera; y, aunque Bulgaria no lo utiliza en la bandera “oficial’’, sí que cuenta con un Escudo -de armas- representado también por un animal de poder: el león; y el cual es utilizado en otras versiones de la bandera.


2. La hechura de las muñecas de Santo Tomás Jalieza y las Martenitsas

En realidad, en lo único que se parecen estas artesanías es en la forma y materiales que se utilizan para su elaboración; fuera de eso, ambas tienen usos distintos. Hasta donde sé, las muñecas de Santo Tomás Jalieza, Oaxaca fungen sólo como adornos para el cabello o remate de algunos tejidos más elaborados. Sin embargo, las Martenitsas –usualmente en forma de pulsera- celebran una tradición llamada Baba Marta y que no es otra cosa sino la llegada de la primavera, tras el crudo invierno. Entonces, el 1 de marzo, la familia y los amigos suelen intercambiar Martenitsas, cuyos colores característicos son el rojo y el blanco; el rojo como símbolo de la sangre, el sol, la calidez y la amistad; y el blanco la pureza. Ambos colores representan la unidad existente entre los búlgaros.

Al igual que las muñecas de Jalieza, las Martenitsas vienen en pareja (masculino y femenino). Incluso las búlgaras tienen nombre: Pizho, en color blanco; y Penda, en color rojo.

Muñecas de Jalieza, Oaxaca, México


Martenitsas búlgaras

3. Las bebidas fermentadas: Tejuino Y Bozá
Mientras México se deleita con el tejuino jalicience, fermentado del maiz; Bulgaria no se queda atrás con su delicioso fermentado de trigo o mijo; y el cual, bebido en copiosas cantidades y, según cuenta la leyenda, ayuda al aumento del tamaño del pecho femenino. Esto, por supuesto, no es científicamente comprobable –aunque podría tener parte de verda😛 las abuelas son muy sabias-. El tejuino se bebe frío y la bozá al tiempo. Lo que sí es un hecho es que a los búlgaros les fascina beber bozá por la mañana acompañado de una buena banitsa.

Tejuino jaliciense


Bozá búlgara

4. La relatividad del tiempo (entiéndase impuntualidad)
Los mexicanos nos sabemos perfecto la regla de la media hora de tolerancia, especialmente nosotros los chilangos. En mi amada Tenochtitlan, todo chilango que se jacte de serlo en serio, SABE que quedar a una hora en punto, en realidad es relativo y significa media hora después; a veces hasta 45 minutos más tarde. Incluso, todos tenemos en nuestras vidas a esa amiga a la que hay que mentirle y decirle que la cita es media hora antes de la hora real porque sabemos que, de todas formas, nos hará esperarla.

Bueno pues, lleva esto al extremo: multiplícalo por 3, sácale raíz cuadrada, mientras estornudas hacia adentro, y tendrás el famosísimo Tiempo Búlgaro. En la dimensión búlgara, 5 minutos son 45; las 10 am se convierten -en un tris- en las 4pm; y un ‘‘paso por ti, mañana a las 2” puede hacerse realidad 3 días después, ¡te juro!

5. Las cazuelitas de barro y las Gyuvetche
Al igual que en México, la comida búlgara más rica –sí, esa cocinada a fuego lento en los pueblitos- se debe preparar en cazuela de barro para ostentar el título de “tradicional’’ y darle al platillo ese sabor característico ‘‘como a tierrita’’.

En México, un buen molito oaxaqueño se debe hacer en cazuela de barro y acá en Bulgaria se hace lo igual utilizando las Gyuvetche –que es, tanto el nombre que se le da a la cazuela, como al platillo que en ella se prepara –una especie de asadito a base de verduras principalmente y al que se le puede agregar carne, huevo o pescado-.

Cazuelas mexicanas


Gyuvetche

6. Los tapetes de Teotitlán del Valle y los de Chiprovtsi
La tradición del tejido de tapetes y alfombras es bien conocida a nivel nacional –y cada vez más, internacionalmente- en ambas regiones. Estas artesanías, en sus respectivos países, forman parte del Patrimonio Cultural Nacional. Lo más interesante es la similitud en cuanto a los colores, formas y técnicas que se utilizan para realizar estos tapetes en ambas latitudes. Aquí, no hay más que decir, sino mirar las fotografías para reconocer las similitudes entre ambas manifestaciones.

Tapetes de Teotitlán del Valle, Oaxaca, México


Tapetes de Chiprovtsi, Montana, Bulgaria

7. Sus dulces de carretera: Las palanquetas y Susamka/Fustakovka
Pues te cuento que en una de mis primeras excursiones, tuve la fortuna de viajar en auto con unos amigos búlgaros que, muy amablemente, se detenían por el camino cada vez que yo se los pedía, para mirar las cositas que se iban vendiendo a lo largo del trayecto en carretera.

Parecidísimo a cuando uno pueblea por México, en el camino te puedes topar con puestos que venden miel, yerbitas para preparer te, bolsitas con frijolitos o lentejas, botes de conservas y… ¡Susamka/Fustakovka!, que para mi alegría resultó ser, nada más y nada menos, la version búlgara de la palanqueta mexicana; esa que se hace con variados frutos secos (pepitas, cacahuate, almendras…) y miel; y que ayuda a apaciguar el hambre en este tipo de aventuras.

Palanqueta mexicana


Susamka y Fustakovka

8. La tradición de sus bordados
Ambos países comparten fama internacional cuando se habla de la tradición de sus trajes regionales, pero sobre todo de la forma de ornamentarlos de acuerdo a las diversas regiones que estos representan.

Esta manifestación artística-tradicional es mi consentida y la que más valoro de ambos países pues, al ser yo misma una ratita bordadora, sé perfecto la cantidad de esfuerzo, amor, paciencia, energia y tiempo que estas creaciones demandan.

Muchos de los bordados búlgaros y mexicanos comparten técnicas, colores (rojo principalmente) y por supuesto figuras: flores, geometría, fauna y hasta la presencia del conocido árbol de la vida. Además esta actividad, en ambos países, comparte la particularidad de ser transmitida de madre a hija y de estar comenzando, tristemente, a extinguirse.

Bordado de la comunidad de San Andrés Larrainzar, Chiapas, México


Bordado búlgaro

9. Las abuelitas
Y hablando de mujeres y mamás, no pueden faltar las abuelitas –baba, babe o babo en búlgaro-. Las guardianas de la tradición culinaria de nuestros países, por excelencia. Aquí, como en México, la figura de la babche (abuelita) es sinónimo del buen comer y en cantidades abundantísimas.

Mexicanos y búlgaros compartimos esa añoranza por la casita de la abuela; recibiéndonos con cazuelas repletas de deliciosos platillos tradicionales y caseros. Así mismo, compartimos el reconocimiento hacia las más veteranas de nuestros hogares, quienes, además, tiene fama de ser las de mejor sazón.

Una tradición, que, al igual que en México, se va perdiendo cada vez más debido a las exigencias que el mundo globalizado presenta –dichosos aquellos que aún pueden gozar a la abuelita cocinera- Acá en Bulgaria pude ser partícipe de esa mágica hospitalidad cuando tuve la fortuna de visitar a mi suegra en su pueblo natal. Ahí, fui testigo de la preparación de los platillos que con tanto amor cocinó para celebrar nuestra visita. La muy chula, además, se enteró que mi postre búlgaro favorito son los macarrones dulces al horno y me preparó unos como desayuno. ¡Bendita seas, mamo!

¡Qué vivan las abuelitas!

10. Sus sopitas de tripas: Menudo/Pancita y Shkembé Chorbá
Definitivamente, entre todas las similitudes que he podido encontrar entre ambos países, esta es mi favorita por mucho. Y es que soy una amante devota de la pancita mexicana. Así que podrás imaginar la tremenda alegría que me invadió el día que me senté a la mesa y me sirvieron la version búlgara de este platillo.

Nomás verlo, se me iluminaron los ojos y salí corriendo a la tienda de abajo a comprar alguito de orégano para hacerlo más “mexicano”. Y si a estas alturas te estás preguntando si los usos de ambos platillos también se asemejan, la respuesta es SÍ: Shkembé Chorbá es una mágica sopa “cura crudas”; incluso acá en Bulgaria también le ponen las semillitas de pimiento rojo como picante. Sólo me resta decir que, la receta original búlgara se prepara con un chorrito de leche.

Pancita de res mexicana


Shkembé Chorbá que me sirvieron los búlgaros para curar mi cruda por Mastika