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Artículo original

Hace dos meses ocupé un escaño en la más alta y respetable Cámara de este nuestro país (más bien porque es la única). Tal y como rezaba mi programa en aquel entonces, mi mayor pretensión al acceder al Congreso era realizar un exhaustivo análisis, un estudio sobre el comportamiento del congresista medio (científicamente hablando, Homo capulus inhabilis); sin embargo, los resultados que obtuve de dicha investigación no se parecieron ni en un ápice a los esperados.

Esperaba encontrarme con un ambiente enrarecido, habitado por un aire cargado densamente del aroma del café, y creía que iba a poder observar todos los acontecimientos desde mi escaño sin apenas moverme. Pero parece ser que la llegada de un agente externo, de alguien extraño a su hábitat como era yo, alteró sobremanera la conducta de los sujetos de estudio: de una pasividad que parecía irremediable, pasaron a una agresividad que estuvo a punto de destruir su mismo lugar de residencia. Afortunadamente, cerca de la mitad de mi investigación, el lugar en el que se desarrollaban los hechos cambió completamente, y de esta agresividad se pasó a un ambiente mucho más relajado, en el que descubrí la otra cara del congresista medio, que parecía perdido desde hacía tiempo: el debate.

          
                Fue un gran descubrimiento…

Durante el siguiente mes, decidí tomarme un descanso para intentar descubrir el por qué de este abrupto cambio. Sin embargo, las conclusiones a las que llegué fueron vanas y sesgadas, por lo que este mes he pensado en volver allí a repetir mi experiencia y así poder concluir finalmente mi ardua tarea.

Es por ello que me dirigí raudo y con premura hacia las oficinas de NEL, para que me diesen su autorización para proseguir con mis estudios antropológicos. Y como cabía esperar (después de untarles con una pequeña suma y de hacerles un par de favorcillos) fueron amables y me dijeron: “Ve a Navarra, y pregunta allí”. Y hacia allí estoy yendo en este momento, sin el apoyo de ningún partido en mis espaldas. Es por ello que necesito tu ayuda para continuar con esta noble causa: descifrar una de las incógnitas más oscuras de nuestros tiempos; conocer al Homo capulus inhabilis.

          
     Hora de ponerse el traje y trabajar. Pincha en la imagen si quieres ir al programa.


Darle las gracias a NEL por cederme la plaza, y a todo aquel que decida darme su apoyo también.

Si no sabes cómo votarme, mándame un mensaje y te explicaré como; si es necesario, cubriré los gastos de tu viaje.
         

Y recordad, el secreto para llegar a ser Media Mogul se esconde "bijaaiiin teh muuuusgoo".

         


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*Los datos que aparecen en este artículo, como fechas y demás, no se corresponden con la realidad.