La guerra, el lavado de dientes y la lata

Day 1,835, 06:44 Published in Chile Argentina by Pescaman


Nada es para siempre se repite una y otra vez, sobre la base que es necesario recordar que todo esfuerzo humano es esencialmente efímero e inútil y por esa misma razón debemos disfrutar el momento y celebrar el intento y la actitud.

La última campaña de Argentina contra Chile lleva demasiado tiempo, tanto que ya comienza a parecer un sinsentido devorado una y otra vez por la monotonía. Un letargo profundo como el hambre parece invadir todo, en donde Chile se ha acostumbrado a ganar por inercia y donde Argentina parece resignarse a ser expulsada de NZ una vez más.

Los tiempos en que Argentina dominaba el 100% de bonos parecen lejanos, aquellos en que borrar a Chile era una costumbre también.

El comienzo, a principios de noviembre, fue guiado por los vísceras y fue también oportunista: atar a Chile a tres NE con la ayuda de USA y Australia para borrarlo y recuperar para Argentina Auckland.

Ello restituiría el viejo imperio Argentino, nunca vuelto a reconstruir después de la incursión búlgara a Sudamérica, e iba a constituir un ataque preventivo contra Chile, para eliminar de raíz esa aspiración de ser un contrapeso real para los trasandinos.

Eso iba a ser, pero no lo fue.

Ese primer intento argentino fue fallido y culminó con su expulsión de Oceanía. En tanto el segundo ha sido peor para los trasandinos: a punto repetir su desalojo desde NZ, observa como Chile domina además varios territorios en Sudamérica.

Pero a la pérdida de territorios, a la de bonos, a la de proyección estratégica se suma otra derrota, una que no es sólo para los argentinos sino también para los chilenos: Hemos perdido la motivación por mantener confrontaciones serias y el desgaste se está llevando todo desde hace demasiado rato.

Argentina y Australia se la jugaron por un segundo capítulo que comenzó arrolladora como una tromba. Sin embargo, el resultado indica que demasiadas veces es correcto afirmar que las segundas partes nunca han sido buenas.

Salir a pelear hoy tiene la intensidad y la emoción de lavarse los dientes, para los chilenos debido a que no se priorizó la épica ni la gloria de recuperar las originales, y para los argentinos que parecen acostumbrarse a retroceder.

Había emoción, teníamos un juego, una actividad que se supone debe ser divertida, pero hoy tenemos una soberana lata.

Por un lado tenemos a Chile en Australia y en Sudamérica, construyendo dos países e incapaz de definirse si estará en ambos lugares o si buscará unirlos. Por el otro, todo parece indicar que Argentina volverá a una Sudamérica, pero a una distinta a la que dejó.

La campaña nos ha dejado un sabor a un aburrido empate técnico que sin embargo por primera vez permite pensar que hay dos partes con poder simétrico. Dos interlocutores pueden llegar sentarse a conversar sobre la base de la igualdad y no de la imposición ni el vasallaje.

Si el inminente borrado ha cedido terreno a este estado de cosas: ¿Que salidas podemos tener?. Veamos opciones:

- Un NAP entre Chile y Argentina después de que salga Argentina de NZ, sobre la base de lo que en ese momento posea cada país y del compromiso de no lanzarse NE mutuamente y que Argentina no lance NE a NZ ni Paraguay.

- Un NAP entre Chile y Argentina, después de que Argentina salga de NZ y que Chile recobre todas sus originales, sobre la base de lo que en ese momento posea cada país y del compromiso de no lanzarse NE mutuamente y que Argentina no lance NE a Paraguay.

- Mantener la confrontación y la guerra de desgaste, apostando al leve predominio Chileno-aliado sobre Argentina-aliados, hasta que el aburrimiento nos consuma, que haya piso político para negociar o que algún brusco cambio estratégico vuelque la situación hacia un lado u otro y el vértigo nos salve.


Las dos primeras requieren huevos u ovarios de parte de las dirigencias políticas de ambos países, algo que tiende a escasear hacia los finales de cada gobierno y algo impresentable para un gobierno argentino que iba a ser vencedor y conquistador.

La última para ser la más probable: jugar a soportar como sea el día a día esperando ese "algo" indefinible que llegue a salvarnos a todos del sopor.

Atados a una suerte de destino ineludible por falta de imaginación en ambos epaíses, y mientras Plato tiene la ocurrencia de ponernos a matar pollos, eso sí no olvidemos conectarnos todos los días a lavarnos los dientes .