La búsqueda (i II)

Day 1,844, 01:54 Published in Spain Spain by pabman11


Viene de La búsqueda (i I)

— No creo que un plebeyo como tu sea del agrado de una reina. — Dice mientras se gira.
— ¿Blanca? ¿Eres tu? — Ya la he reconocido.
— Por supuesto que soy yo. ¿Qué hace un periodista como tu por estas tierras?
— Pues no creo que lo mismo que tu, pero si tenemos un mismo destino, podemos ir juntos…
— La verdad es que estaba esperando a un siervo para que me trajera mi caballo, pero no creo que un paseo le haga nada malo a mis pies…
— Por supuesto que no, majestad.
— ¿Qué dirección llevabas?
— Sigo el camino este que bordea el bosque. Sabes hacia donde lleva?
— Es el camino directo a los dominios del gran Conde. No te recomiendo ir allí, aunque aún te queda cerca de media jornada a caballo y una a pie. Hacia la mitad del camino hay un pequeño pueblo al que aún llega mi jurisdicción, si muestras mi símbolo te darán comida y agua, y hasta es posible que te vendan un caballo a buen precio.
— No me acompañas? Oh, ya lo entiendo, un plebeyo como yo no es digno de vuesa presencia…
— No seas así… Tengo cosas que hacer en mis dominios. No querrás meterte por medio de asuntos reales, ¿no? Tengo unos instrumentos de tortura para usa con traidores…
— No no, para tortura ya tengo a mi cuervo, que, por cierto, ¿Dónde esta?

En ese momento llega un carruaje con dos grandes caballos blancos y se para al lado de Blanca. La puerta se abre y de ella sale una escalerilla.

— Te tengo que dejar. Coge este anillo y muéstrelo cuando llegues al pueblo. Te darán alojamiento.

El carruaje se marcha galopando y me quedo solo. ¡Claro! Tengo el mapa de Lobe, no me acordaba. Ahí encontraré el pueblo que me dice Blanca.

Abro el mapa y lo despliego sobre la árida tierra del camino.
Dos líneas muestran donde estoy, en el punto donde confluyen el camino que sale del castillo negro y el camino que viene de la civilización. Me queda poco hasta el pueblo que me ha dicho Blanca, será mejor que me dirija allí pronto a paso ligero…

Un rato después

Por fin. Por fin veo algo más que tierra en el horizonte. Una casa. Dos. Muchas. Un campanario. Caballos difusos que se hacen más nítidos conforme me acerco. El sol empieza a esconderse detrás de la montaña… Un letrero indica que entro en el pueblo de Aiwent, hogar de los cuenta-cuentos… Un aullido se oye procedente del valle entre las montañas… Un aullido que se puede entender…

— Nuevo por aquí, supongo. — me dice una chica joven mientras se acerca…
— ¿Cómo lo has adivinado?
— Porque te has quedado escuchando el aullido del Conde… — me comenta mientras señala las montañas-
— ¿Conde?
— El Conde del cuervo… Es el amo de las montañas… Dicen que tiene como mascota un cuervo diez veces más grande que nosotros… Un dragón, dicen algunos… Hay quien le llama KueRVo, directamente…
— ¿Alguno vez se ha acercado por aquí?
— No se sabe muy bien, pero dicen que nos vigila desde las alturas… No hay nada de que preocuparse — Dice finalmente intentando reconfortarme.
— ¿Dónde me puedo alojar esta noche?
— Hay una posada detrás de la iglesia… Los precios son baratos… Espera, ¿llevas el símbolo de la reina? Enséñaselo al posadero, debes de ser de fiar para tener ese anillo…
— Muchas gracias… — Su cara me resulta familiar, como de algún tiempo atrás… Alguna aventura anterior… Lleva un látigo en la espalda...

Esquivo un caballo desbocado que galopa hacia su establo y me voy a la posada que me ha indicado la vecina… De repente, antes de entrar, mi cuervo se acerca volando y se posa en mi hombro… ya has vuelto… Lo único que me queda de casa…

En la posada, le muestro el anillo al posadero y me indica que suba las escaleras… Arriba, dejo la bolsa en la habitación que tiene el mismo símbolo nacarado que mi anillo y bajo al comedor a cenar…

—… Y allí estaba yo, frente a frente con la obertura al mar angosto que separa las costas azules de las verdes, olas embravecidas con tranquilas aguas, tiburones de boca ancha con pequeños salmones… — relata un viejo hombre con una pipa en la boca…
— ¿habla usted del mismo mar angosto de donde vinieron los shaktas?
— El mismo. ¿Qué sabes tú de los shaktas? Yo he estado en sus tierras de origen.
— Sé que atacaron el castillo de mis hermanos, y que llevaban un símbolo extraño, como un tótem. — saco el tótem del bolsillo y lo pongo encima de la mesa. — Voy en busca del resto de su tribu y del tótem que falta…
— No sabes nada de ellos y quieres enfrentarte en su terreno… Siéntate y te contaré mis viajes… Con tu fuerza y mi experiencia, podrás derrotarlos…


pabman11, Redactor de Desde La Nevera y Guardia de los tótems de los elementos