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El voto, resultado del buen hacer, buen dialogador o vendedor de humo.

Donde se sitúa este gran deseado por muchos, tiene espacio para aposentarse en nuestro orgullo, merece la pena recibirlo si verdaderamente es por interés de cambiar un voto por otro.
En el juego los premios alaban las horas, capacidades personales o simplemente el dinero real que nos podemos llegar a gastar en “gold.”

Pero es bueno lo que escribimos, tenemos buenas maneras políticas con talante y experiencia para mantener el equilibrio virtual de las cosas o únicamente nos ganamos los votos en el IRC o diferentes chats para hacer amigos.


Las grandes alianzas u organizaciones siempre las crean las personas con grandes capacidades, la participación es de todos, el éxito de unos pocos.

El trabajo diario, el esfuerzo y planificación de las estrategias a seguir marcan la diferencia en un juego donde el voto se convierte para muchos en el verdadero trasfondo de toda su interacción.

Y es ahí precisamente donde se descubren ese intercambio de opiniones tan necesario.

Un voto comprado (de una manera u otra) o una recompensa a un trabajo bien realizado. Ese trabajo bien o mal realizado siempre sera la opinion de alguien, pero si es sincera y sin interes alguno merecerá la pena recibirlo...