Un poco de historia - Blas de Lezo, el medio-hombre que humilló a la Royal Navy

Day 1,670, 04:21 Published in Spain Spain by eclank


Buenos días hamijos. Hoy, para inaugurar este periódico, voy a contaros la historia de uno de los mayores (y más olvidados) héroes de nuestra historia. Así que acomodaros en vuestra silla y cerrad la pestaña del porno eliminad toda distracción.

Tal vez debería empezar por explicar por qué a Blas se le llama medio-hombre. No, no es por lo que estás pensando, depravado. Digamos que no tuvo mucha suerte en sus batallas. Blas de Lezo, nacido en un pueblo de Guipúzcoa el 3 de febrero de 1689, pronto se enrolaría en la Armada Española. Cuando apenas tenía 12 años, durante la batalla naval de Velez-Málaga en la Guerra de Sucesión, una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda. Cuenta la leyenda que se la amputó él sólo sin proferir ni una queja (prueba irrefutable de que era vasco de pura cepa). Años después, una esquirla le explotaría el ojo izquierdo. También perdió la mano derecha en otro de los muchos combates navales que libró a lo largo de su vida. En resumen, manco, tuerto y con una pata de palo.



Total, que el rey ascendió a nuestro amigo en 1734 a teniente general de la Armada por su valía y le destinó como comandante general de Cartagena de Indias. Aquí es cuando los bebedores de té entran en escena. Los ingleses planearon un ataque que tenía como fin partir las colonias españolas y, de haberlo conseguido, seguramente hoy buena parte de Suramérica hablaría inglés y no español.

El almirante Edward Verton reunió la flota más grande de la historia (186 navíos), sólo superada por el desembarco en Normandía en la Segunda Guerra Mundial. Dicha armada contaba con 25.000 hombres, más 4.000 hombres traídos de Virginia por el medio hermano de George Washington. Frente a ella, apenas 3.000 hombres defendían Cartagena. Tan seguros estaban los ingleses de su victoria que acuñaron monedas conmemorativas antes de la batalla, donde se puede apreciar a nuestro héroe arrodillado ante el almirante inglés. Pero el Medio-hombre no podía haberse arrodillado nunca, pues como se ve en la estatua, la pierna la perdió por encima de la rodilla. Sin rodilla, no puede arrodillarse ni aunque quisiera.



¿Dije 3.000 hombres? Se me olvidaba uno. Blas de Lezo, el hombre con menos extremidades pero más cojones de la época, hizo de estratega en la defensa de la ciudad, que sería tacada el 14 de marzo de 1741. Blas de Lezo ordenó que cavaran una zanja alrededor del castillo. Así las escaleras de los ingleses se quedarían cortas y la artillería podría aprovechar para atacarles. Cuando los ingleses retiraron el ataque al castillo de San Felipe de Barajas al ver que sus escalas eran demasiado cortas, Don Blas de Lezo ordeno salir a la carga a la guarnición española creando tan desconcierto en las tropas británicas que se retiraron hasta reembarcar en los buques. Medio hombre, fiel a lo que era, se defendió palmo a palmo, fuerte a fuerte, trinchera a trinchera, y los navíos bajo su mando se batieron como fieras protegiendo la entrada del puerto. Vendiendo carísimo el pellejo, bajo las bombas, volando los fuertes que debían abandonar y hundiendo barcos para obstruir cada paso, los españoles fueron replegándose hasta el recinto de la ciudad, donde resistieron todos los asaltos.

La peste, que crecía entre las montañas de cadáveres y el pegajoso sol del Caribe, se encargaría del resto. Los ingleses se retiraron con el rabo entre las piernas, y el amigo Vernon se metió las medallas acuñadas en el ojete. Tan humillante fue la derrota inglesa que el rey Jorge II prohibió hablar de ella o que se escribieran crónicas alusivas al hecho, como si nunca hubiese ocurrido. A ello hay que sumarle que en los siglos posteriores tampoco se le dio trascendencia en España porque suponía reivindicar el nacionalismo español.

Se cuenta que Vernon decía que Dios le quitó medio cuerpo a Blas de Lezo para que así estuvieran en igualdad de condiciones. El último diálogo entre ambos fue:
-God damn you, Lezo!» (¡Que Dios te maldiga Lezo!).
-Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.

No obstante, Blas de Lezo moriría poco después al contraer la peste, enfermedad generada por los cuerpos insepultos ocasionados por los sucesivos combates, y sería enterrado en una tumba sin nombre de paradero desconocido.

Y hasta aquí la historia de hoy, votad, suscribiros y comentad. A quién quiero engañar. Hace tres párrafos que dejasteis de leer y volvisteis al porno 🙁

[EDITO] Gracias a las aportaciones de Deltanos, Javier Ferrao, Lord Inquisidor y Tercio de Valencia.