Un hombre y un destino

Day 2,424, 15:08 Published in Spain Spain by deleted876776
Todo comienza al empezar el principio. Un mensaje de un desconocido que te intenta guiar. Una luz en la sombra. Todo sigue por el no saber dónde estás y el saber dónde no estás, por la confusión de lo fugaz, por la apertura de inacabables horizontes que intentas asquerosamente entender olisqueando cuál chucho desorientado.

Te encuentras solo, aturdido en un mundo hundido en la depravación, la crueldad, la violencia… un contexto desolador, donde tú te determinas a ti mismo. Un hombre, un destino.



Te dices el poder no te lo dan unas medallas, ni unas pistolas. Te dices que el poder te lo da mentir, hacerlo bien y que todos comprendan que debe ser así. Debe ser así por quiénes nos gobiernan. Si están de acuerdo con lo que en el fondo saben que no es verdad en el fondo los tengo bien cogidos por las bolas… Podría acabar con ellos y nadie me detendría, ya que estos creerían en mí… De lo contrario sus mentiras, lo que mueve este mundo, se vendrían abajo como un simple castillo de naipes… te dices que eres un joven con el mundo a tus pies y con el deber de hacer lo que crees correcto. Te controlas.



A veces la verdad no importa como debiera... pero siempre debes decirla, aunque ciertos honorables hombres crean diferentes verdades. Y es que la verdad o es una, o no es verdad. Te sientes honesto mientras ostentas esa serenidad salvaje que caracteriza a aquellos que quieren más.

Un buen día te cruzas con ese señor pavonéandose de su excelentísimo trasero, trasero de mandamás del gobierno, el cual te mira con cara de asco, cual despojo de la sociedad y te pregunta si tienes un cigarrillo. Claro, señor de la ilustre sociedad, limpiaré sus zapatos y limpiaré su trasero con sus honorables billetes. Ese es mi trabajo. Pero no espere que sea amistoso con usted, buen señor, no. Supe lo que hizo a esos ciudadanos.



El señor huye cuál esquiva y provecta gacela que solo piensa en su fin mientras un joven leopardo se acerca sigilosamente a sus espaldas. Te miras al espejo, y sabes que puede ser tu hora. Tu hora y la de los tuyos. La gente honesta. Ha llegado la hora.



Juguemos.


Hoy, con el permiso de ustedes, amados lectores, voy a alternar mi gustosa prosa por un relato más de estilo contemporáneo. Espero que les haya gustado.