SIN ARREPENTIMIENTO NO HAY SALVACIÓN

Day 2,489, 07:44 Published in Argentina Chile by ElZorroPepe


“¿Cómo es esto?” dirás. “¿Creí que lo único que era necesario para salvarse es creer en Cristo?”. Sí, eso es cierto, pero el creer en Cristo implica mucho más de lo que superficialmente parece. Por eso la Biblia dice en Santiago 2:19 que “los demonios también creen, y tiemblan”.
Hoy día tenemos lo que se ha llegado a llamar “fe fácil”. Muchas iglesias son culpables de presentar un Evangelio diluido. Esto lo hacen porque no quieren ofender a nadie, dejándose llevar por la corriente de este mundo y la falsa idea de que hay que respetar todas las creencias y no ofender a nadie.
El hecho es que el Evangelio es ofensivo y es por eso que tiene tantos enemigos. El Evangelio de Jesucristo es precisamente eso: Un mensaje que ofende porque le dice a las personas que no son lo suficiente buenas para merecer la salvación.
“No hay justo ni aún uno; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” dice la Biblia en la Epístola a los Romanos 3.
“¿Pero es que no hay algunas personas que son muy buenas y morales? Claro que hay gente buena” dicen algunos. Esto es como lo ven muchos en realidad. Esa es una buena pregunta y me alegro que la hayan hecho. La respuesta es la siguiente: Hay mucha gente que al compararla con otras personas aparentan ser muy buenas. Pero aquí hay dos cosas:
1. En el tema de la salvación, no estamos hablando de compararnos unos con otros para ver si somos más buenos que los demás, sino de compararnos con Dios. Como se trata de ir a vivir a la casa de Dios, los requerimientos son diferentes a los de vivir aquí ahora.
Dios es perfecto, santo y puro, y ningún pecado puede hacer presencia ante él. Por lo tanto ninguno de nosotros es apto para entrar en su morada porque se contaminaría con nuestra presencia debido a nuestro pecado. El más mínimo pecado enturbiaría el reino de Dios, y aunque no lo sepamos, nosotros estamos muy sucios todos debido al pecado con el que nacimos y heredamos de nuestros padres. Heredamos la naturaleza Adámica.
2. Hasta el que aparenta ser más bueno entre nosotros, no es lo que parece. Dado que todos escondemos nuestros pecados de los demás y siempre queremos aparentar lo que no somos, tenemos muchos pecados ocultos.
Estos pecados no son ocultos ante Dios, solo son ocultos ante los ojos de los hombres porque el hombre oculta sus pecados de otros hombres, en especial de las personas más cercanas a ellos. Todos queremos que los demás tengan una buena opinión de nosotros y vamos a hacer todo lo posible porque así sea.
El problema es que de Dios no nos podemos ocultar porque él lo ve todo, y es por eso que su palabra dice “no hay justo ni aún uno” porque él puede ver lo más profundo del corazón.
Por eso en la parábola del fariseo y el publicano, vemos que el primero no quería reconocer sus pecados y su consideraba justo porque se comparaba con el publicano; pero el otro reconocía sus pecados. Jesús dijo que el publicano sería salvo pero el fariseo, no (Lucas 18:9-14).
Por lo tanto, es por estos motivos que Dios manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan, y si no lo hacen no pueden ser salvos.
La primera parte del Evangelio no es buena noticia, sino mala, porque nos dice “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” y “la paga del pecado es la muerte” (Romanos 3:10, 6:23). Y si pasamos a Santiago 2:10 nos encontramos con lo siguiente: “Porque si guardamos toda la ley, pero ofendemos en un punto, nos hacemos culpable de todos”. ¡Wow! Las cosas son peores de lo que pensábamos. Con solo un pecado, ya somos culpables de todos los demás. Esto es porque un solo pecado nos contamina por completo. Esa es la naturaleza del pecado, es como la levadura, se extiende hasta ocuparlo todo. Por eso el apóstol Pablo nos advierte en 1 Corintios 5 que no debemos tolerar ni un solo pecado en la iglesia porque si lo hacemos corremos el peligro de contaminar toda la iglesia.
Por todo lo que hemos mencionado y explicado, es por lo que cada uno de nosotros debe meditar en su condición presente. ¿Te has arrepentido de tus pecados y entendido que no eres apto para entrar en el reino de Dios? ¿Te das cuenta de tu situación desesperada? Sí puedes responder que sí, te tengo muy buenas noticias. Tú estás preparado ahora para ser salvo. Tú ahora sabes que no te mereces ir con Dios, pero precisamente porque reconoces tu pecado tienes la maravillosa oportunidad de recibir el regalo que Dios ha provisto para el hombre penitente. Este regalo es lo más grande que existe en este mundo y este regalo puede ser tuyo ahora mismo.
Solo preséntate delante de Dios en oración. Agacha la cabeza y pídele misericordia y el regalo de la salvación por la fe en su Hijo Jesucristo, el cual se ha ofrecido por ti para pagar todos esos pecados que has cometido y de los que confiesas ser culpable.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).
“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” Romanos 10:13.
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.
Jesús tomó nuestro lugar en la cruz y “su sangre nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:9). Por eso él es nuestro Salvador.
Que el Señor te ayude a dar el paso hacia la salvación. Reconoce tu pecado para que puedas ser perdonado. No hay otro camino.