Razones y argumentos para oponerse a los TO

Day 792, 09:16 Published in Spain Spain by ixaiac

En un artículo de Jimbowymbo sobre los Take Over (he de decir que bien escrito), se debatía sobre la legitimidad de estos por parte del autor y muchos de sus lectores. Me gustaría hacer algunas consideraciones sobre ciertas aseveraciones que se hacen y que me parece que nacen de la confusión o de las ganas de confundir, que nunca se sabe...

1-. Aunque el interés de quien legisla esté encaminado a hacer coincidir lo legal con lo legítimo, la imposibilidad de incluir lo concreto y particular en la textualidad general de cualquier texto legal, hace imposible conciliar ambas realidades. Además, resulta vano hacer leyes ad hoc, no sólo por lo confuso sino porque introduciría en la ley, agravios que la justicia no puede tolerar. Si a todo esto, añadimos que, en último término, la ley queda sometida al criterio subjetivo de quien la aplica, resulta evidente que hay acciones perfectamente legales que no pueden ni deben considerarse en modo alguno como legítimas...

2.- Votar es la última y máxima expresión del ejercicio demócratico. Pero no es la única condición necesaria para considerar como demócratico cualquier resultado salido de las urnas. El pluralismo de las ideas, el respeto entre ellas y quienes las sostienen, el juego limpio en cada uno de los estratos en donde se pone en juego la democracia, son algunas otras condiciones necesarias para poder considerar democrático un resultado electoral. Y un TO, no tiene nada que ver con eso. Un Take Over es la mera consecución de un objetivo económico o bélico mediante una votación. Se trata de suprimir y/o arrebatar un gobierno y/o partido político rival. Y eso de democrático tiene muy poco. La democracia, no es ni un arma ni una herramienta. Por eso, pretender dar un carácter de legitimidad a un TO simplemente porque el poder es obtenido mediante una votación es cuanto menos demagógico. Un ejercicio de cinismo intolerable.

Y para aquellos que hoy justifican cualquier medio para conseguir el fin de ganar la guerra, de vencer al enemigo, les diré que en mi humilde opinión se equivocan. No todo vale. Y el precio de ninguna victoria puede suponer la hipoteca de nuestros valores. Por muy legal que sea, carece de toda legitimidad.