Para Lantanique

Day 1,169, 04:51 Published in Spain Spain by catlander

No soy de hacer relatos pero quería agradecerle a Lantanique los suyos y ya que se queja de que no se los comento puede que sirva éste. Lo he intentado hacer a su manera (al menos espero que le guste).


Otro dia más a las 0:12 horas Erepublik, en el pabellón de entrenamiento militar con aquella mujer. Allí en campo hacía frío, no había tomado aún mi comida q4 y todavía tenía que ir a trabajar. Ella en cambio estaba delante mío: la atlética, marcial y arrogante Lana espera a que elija un booster a precio de Gold. Accedí de mala manera porque era la única forma de tener cierta presencia a la hora de luchar contra el enemigo; una vez hecho el dichoso entrenamiento, esa mujer me felicitaba -como siempre- y me daba los anhelados puntos de experiencia.



Awesome performance, catlander! Can't wait to have the next training session with you!

Sí. Mañana vendré a dejarte mas Gold. No sufras mala bestia.

Aquello me hizo pensar de que ya estaba harto de sentirme utilizado y dominado por ella. De haber sido un hombre no hubiera dudado un instante de dispararle con una de mis armas Q1, pero con ella era distinto. ¿Cuantas comidas Q5 debe tomar para ir en camiseta en pleno febrero?. ¡Esta tía debe tener una central nuclear entre los ovarios, porqué sino no lo entiendo!.


Ensimismado en mis pensamientos

Fui haciendo mis tareas anodinas y cotidianas en Erepublik con el mismo rigor que Platón idealizó en el juego, pero no me deshacía de aquel pensamiento matinal. ¿Quien podrá satisfacer a aquella mujer tan fría y a la vez tan enérgica a la vez?. Y así, después de matar a unos cuantos franceses con pistolas de agua que no dejaban de preguntar por un tal Juan, me despedí de mis compañeros de armas. Ya estaba agotado de tantas tonterías.

Volviendo a mi VR lié un cigarro Pueblo y, al encenderlo, la chispa del mechero provocó que algo se activara en mi interior. Fijé la mirada hacia aquel punto celeste que debía ser la Via Lactea y al exhalar el humo de pronto se me apareció Lana.



Allí estaba ella duchándose: su sonrosado cuerpo (apenas perceptible por el vaho del agua caliente y aquella mampara translucida) me recordaba a alguna escena del cine que vi en el pasado. Sin esperar ni un instante cogí una de las toallas portuguesas que robé en Lisboa y fui hacia ella para secarle el pelo. Ella sorprendida por verme allí hizo una instintiva mirada de rechazo, pero acto seguido cerró el grifo de la ducha y me volvió a mirar, esta vez con una mirada de asentimiento.

Se dejó cuidar por mí, protegiéndola del frío con un albornoz y llevándola a su habitación que se hallaba en una semi-penumbra. Fue entonces que le susurre al oído un juego de dominio diferente a Erepublik. Cogí un paño de seda, le tapé los ojos y ella se estremeció.

http://www.youtube.com/watch?v=nFYy4EcBFns

Me sentí satisfecho por poseerla felizmente a mi antojo. Pero de pronto algo me hizo volver a la realidad, a causa del tufo de la ceniza sobre el sofá.

-Cojones.¡Qué mierda!.-dije sobresaltado y expulsando la ceniza- Maldito tabaco...

Fui a cepillarme los dientes y mientras miraba mi estúpida cara de matón en el espejo me dije:

-¿Seguro que no has confundido a Lana con Lantanique?. Va por favor, para...que ya es bastante.