Los primeros pasos de un inversionista

Day 682, 19:00 Published in Paraguay Paraguay by Get Wizard

Los niños ingeniosos
Ahora dejamos transcurrir algún tiempo y nos situamos en un bar de la ciudad de Córdoba,
en el que finalmente conseguía que mis dos hijos (13 y 16 años para ese entonces) se
dignasen hacer coincidir sus sofisticados -y siempre ocupados horarios- con los mios.
Estabamos charlando de bueyes perdidos -se supone que un padre tiene que transmitir
sabiduría a sus párvulos- cuando de repente uno de ellos me tira un cañonazo:
- Papi... qué nos vas a dejar de herencia ?
La pregunta me tomó en el mismo instante que sorbía un trago del delicioso café y casi
consigue que arrojase el mismo por la nariz.
- Queeee... cómo que "qué les voy a dejar de herencia" ?... estoy mal mantenido y
fuera de forma, pero soy joven y todavía tenemos un largo rato para pensar en ese tema.
- Si papi, pero tenemos que ir planificando el futuro y algunas decisiones pueden
depender de lo que vamos a recibir... qué tenés pensado darnos ?
("Planificar el futuro" ?... qué libros está leyendo el chico este ?... será culpa de los juegos
en la computadora ?... no les estaré transmitiendo "demasiada" sabiduría ?)
Por algún misterio del subconsciente me afloró una respuesta "ingeniosa" en ese mismo
instante.
- Les voy a dejar un millón de dólares a cada uno.
Los ojitos de los dos energúmenos se agrandaron con sorpresa por unos instantes aunque
rápidamente sus rostros de diablillos se tornaron incrédulos.
- Noooo... en serio... qué tenés pensado dejarnos ?
(Como dije, la respuesta me había aparecido "completa" en el cerebro en un verdadero
"flash" -como la iluminación de RG con la que empieza la historia- y estaba preparado para
el paso siguiente aunque ignoraba en ese instante dónde terminaría esto)
- Si hijo... les voy a dar un millón de dólares a cada uno y se los voy a dar en este
mismo momento aunque no van a poder usarlo hasta que hayan crecido.
Las caritas incrédulas volvieron a dudar ante la seguridad de mis palabras y una vez más
gané su atención.
Con gesto teatral saqué mi billetera, la abrí lentamente para aumentar el climax y procedí a
sacar dos billetes de cien pesos (argentinos, unos U$S 35, aunque en poder de compra
local equivalen a 100 euros o 100 dólares aproximadamente) entregándole uno a cada
uno de ellos.
Sabrán que los jovencitos no se niegan jamás a tomar dinero así que los billetes
rápidamente fueron aferrados por dos manos listas a hacer desaparecer ese dinero en
inexpugnables bolsillos para el caso que fuese una broma tonta del padre y que -
ingenuamente- pretendiese la posterior devolución de los mismos.
Siguiendo con la puesta en escena, guardé lentamente mi billetera, me acomodé satisfecho
en mi silla y les dije:
- Listo!, ahí tienen.
Una mezcla de decepción y sorpresa volvió en simultáneo en ambos rostros y uno de ellos
me dijo:
- Ohhh... es una broma !!, esto no es un millón de dólares !!
En realidad era una "especie" de broma, pero iba mucho más allá (y les juro que me había
aparecida totalmente formada en el cerebro en el mismo instante que la pregunta inicial de
mi hijo me dejaba sorprendido).
- No... no es una broma, eso es un millón de dólares dentro de varios años si
saben cómo multiplicarlo. El primer trabajo que tienen para saber CUANDO van
a poder tener un millón de dólares, es averiguar qué rendimiento acumulativo
tienen que producirle a ese billete y durante cuántos años.
A continuación les expliqué qué era el interés compuesto y cómo podían calcularlo en una
planilla Excel y les sugerí que probasen con diferentes tasas de interés para ver si llegaban
antes o después a acumular el millón de dólares.
Sin saberlo yo acababa de poner la puntada final de una figura que en pocos días iba a
dejarme exhausto y sorprendido.
Y aquí tengo que hacer un pequeño alto en el relato -que recién se empieza a poner
interesante ahora- para explicar dos o tres puntos.