Huevos de Oro.

Day 1,391, 13:53 Published in Spain Spain by Mojo Jojo23
Warning machomen, text full of gayness

La loca carrera de Humbert Humbertus en eR fue contada por él mismo en gacetillas tan repletas de expresiones de homosexualismo marginal y embrutecido como contundentes eran sus comments en demanda de masa muscular con nada de pelo, materia prima idónea para -como peculiar bricomaniaco- poder surtir de abrevadero pélvico a sus sedientos patos. Que no se escandalicen los lectores gays, si no desean hacer memoria les recuerdo que me limito a usar sus propias expresiones. Se trataba del típico caso de -permítanme usar el término- maricón sinvergüenza que asumía como propias las hipérboles que los homófobos han acuñado, criaturas tan celosas de la virginidad de la totalidad de sus orificios.

Según nos contó en el IRC una petarda lenguaraz que había expuesto su cuerpo para saciar a esas aves, el personaje en cuestión era un exfuncionario de prisiones que contaba con mucho tiempo libre tras el visto bueno del tribunal médico. Al parecer había sido misteriosamente lesionado de por vida en un motín carcelario. Con el dinero fresco de la pensión le bastaba para vivir y no tenía otro quehacer que revolotear por páginas de contactos y trolear foros de la Iglesia. A él se debían perfiles hard core gay sex de Rouco Varela que periódicamente aparecían en ciertas redes sociales. En una de estas ocasiones se cruzó en un grupo de autoayuda con el troll argentino Walter Achart, a éste le hizo gracia la agresividad de este sujeto y la crudeza con la que describía complicaciones en el acoplamiento amatorio entre machos, así que le mandó por privado su referrer de eR junto una breve reseña del underground del eMundo así como la correspondiente dosificación de nembutal.

Es de este modo como empieza a larvarse la road movie por entregas de este controvertido visa player, aquel que provocó íntimos espasmos y daños severos irrumpiendo entre las perchas de bastantes armarios, ese que con su [censored] le desbrozó a más de uno los cañaverales anexos a los arroyos contaminados por los vertidos del cruising, el operador de cámara cuyo contrapicado enloqueció a unos, hizo esquilarse las barbas a otro o también que se pusiera a subasta online la mayor colección de manga yaoi de eEspaña. Algunos niñatos con ganas de aventura que respondían a su lema de “habemus pollam” eran recibidos a patadas por este macarra voluble al bajarse del autobús en el que peregrinaban en su búsqueda cual nuevo sacramento de gayers, locas y demás especies. Su avatar con la jeta de Javier Bardem en su caracterización para una película de Bigas Luna le venía como anillo al dedo.

Llegó a oidos de A.B. los llantos de algunos damnificados, en realidad más dolidos por sus culos indemnes que por las contusiones resultantes. Pero el Franco-rumano adujo que su reino no es de este mundo, que la conducta de los jugadores en la VR no le interesaba en absoluto y menos los fracasos de las fantasías sexuales de unos pocos sujetos inmaduros. Y así pudo continuar haciendo muescas en la pared Humbert Humbertus por cada pieza cobrada. En su temporada de caza logró reunir de todas clases: cochinos [censored] de seres delirantes e intratables, tiernos [censored] de pobres ingenuos, [censored] tristes de viejones infantilizados. Hasta que le banearon su primera cuenta por infringir la Primera Ley de eRepublik, pues no satisfecho aspiró a más y empezó a acosar con más saña -si es que cabe- a los mismísimos mandamases de eRepublik (esos que sacan dinerito de todo esto). Entonces no le aguantaron la gracia.

Volvió y como despecho con su periódico “Huevos de Oro” colapsó el latest list publicando en un sólo día fragmentos del diario que había escrito en la VR, diario en el cual había registrado con todo detalle el trato habitual o encuentros esporádicos que había tenido con no pocos ciudadanos. Y a decir verdad se dice que fueron más los reportes de aquellos que en petit comité habían presumido de haberse encamado con él y que entonces se amargaron al verse desmentidos con líneas desdeñosas en las que se rediculizaba su vana insistencia por hacer ondear la bandera de Japón en lo alto de su ya legendario mástil. Los más desvergonzados celebraron la parte del relato en la que aparecían a pesar de ser presentados la más de las veces con un cruel realismo que no dejaba espacio para la imaginación. Ese mismo día fue baneado otra vez.

En la tercera época de “Huevos de Oro”, Humbert Humbertus desde sucesivas cuentas vuelve a exhibir todas sus artes pero con algunas diferencias. El estilo se vuelve esquemático pues como él mismo cuenta escribe a través de un smartphone. En esa etapa una serie de artículos configuran una especie de road movie a plazos ambientada en carreteras y autopistas a lo largo de la costa del mediterráneo hasta llegar a los paisajes de spaguetti western de Almería. Sabemos que entonces viaja en compañía de un joven y todo deja de girar en torno al sexo explícito. Progresivamente el animal se enternece y parece más humano... hasta llegar a lucir una candidez infantiloide. Así es como algunos lectores llegan a pensar que alguien ha suplantado a tan desgarradora figura. Al poco es baneado.

Al par de días una crónica en un diario digital nos cuenta como finaliza el periplo en tierra de un peligroso depredador sexual (así lo definen) que tras perder la cabeza por un menor de edad que ha conocido en internet se vuelve descuidado y cambia su modus operandi emprendiendo una huída por carretera. Por suerte para la familia -sigue la crónica- el adolescente logra convencerlo para jugar online con el smartphone cada par de días y eso permite seguirle la pista a través de la señal radioeléctrica. Por desgracia para Humbert Humbertus la admin de erepublik había borrado los periódicos de sus antiguas cuentas por contenido inapropiado. Y en uno de los viejos artículos se contaba como antes había maltratado a ese mismo jovenzuelo y cómo este enloquecido jura que llegará el día en que se arrepienta de su desprecio.

Así fue como Humbert Humbertus acabó volviendo a su antiguo trabajo.


Otra ficción de la misma serie narrativa que empezó con el artículo "All tomorrow parties".





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