Haruween - Orígenes de la fiesta

Day 710, 05:03 Published in Spain Spain by Santa Sede del Haruhismo

Las leyendas cuentan, que la diosa Reena Inverse, llegó un día a la academia Yökai bajo dos de sus leales siervos: el demonio Xellos y la quimera Zelgadis. El motivo era simple, Haruhi convocaba a la diosa Mizore para alguna de sus locas ideas y como residía en la academia de monstruos pues tuvo que enviar a la única de sus diosas con el poder suficiente de no caer ante una horda de monstruos.


Los siervos de Reena

- No entiendo porque tenemos que venir nosotros contigo – protestó Zelgadis con aire de pocos amigos.

- Porque si Ameria o Gourry entran aquí serían atacados al instante, esta academia es un nido de monstruos y los humanos son su alimento favorito.

- Claro, y como yo soy un demonio y tu has perdido toda la humanidad no tenemos problema en venir – sonrió el demonio de pelo comeniños.

- La verdad es que me dan mucho miedo los monstruos – lloriqueó Reena.- no quiero que me coman y hablando de comer...

- ¿Ya tienes hambre? Pero si has dejado con las despensas vacías a la última taberna en la que estuvimos.- Se sorprendió el hombre de roca.- En serio, creo que no pinto nada aquí.

- Pero Zel, tengo entendido que hay una copia de la Biblia Claire en esta academia.- Se burló el demonio- Estoy seguro que te interesa bastante.

- ¿Qué? ¡Vamos! – dijo Zelgadis corriendo hacia la academia mientras sus compañeros le seguían.



Los fríos pies de la mujer de hielo se acercaban a los intrusos, no tardó en lanzar una estaca de hielo hacia sus visitantes, los cuales se defendieron con escudos mágicos. Reena sonrío mientras de sus manos una bola de fuego surgía. Los rápidos movimientos de la mujer de hielo consiguieron esquivar el ataque, sin embargo, una niña vestida de bruja hacía frente a Reena, y había invocado una palangana gigante que caía sobre las cabezas de los visitantes.


La diosa Mizore, mujer de Hielo


- ¡Yukari! – exclamó la mujer de hielo - ¡No te entrometas!

- Pero Mizore-san yo…- se quiso disculpar la niña.

- ¡Espera! – exclamó la diosa de exteriores y la magia- ¿Tú eres Mizore? Haruhi-sama me envía, soy la hechicera famosa y temida: Reena Inverse, requiere tu presen...

- ¡Dejémonos de tonterías, vamos a por la Biblia Claire! – Dijo Zelgadis corriendo hacia el interior de la academia mientras derribaba varios Yokais con sus hechizos de magia astral.

- Hay que ver como es este Zel- susurró Xellos con su carismática sonrisa- cuando se entere de que era mentira lo que le dije me va a matar, mejor me largo.



El demonio desapareció por arte de magia, mientras que Reena al verlo desaparecer suspiró. Mizore no parecía darle importancia a las numerosas explosiones dentro de la escuela, pero la pequeña Yukari estaba muy nerviosa.

- ¡Se va a cargar la academia! ¡Hay que detenerlo!

- No te preocupes niña, yo me ocuparé de esto.

- …- Mizore miró a Reena y se quedó observando.



La hechicera había usado sus amuletos, que empezaron a brillar los cuatro a la vez, dos guantes, un collar y un cinturón cargaban de poder mágico a la temida guerrera.

- Mas negro que la oscuridad, mas rojo que la sangre que fluye, enterrado en las corrientes del tiempo en vuestro sagrado nombre, me acojo a la oscuridad, por el poder que vos y yo poseemos, que todos aquellos que se interponen en nuestro camino sean destruidos… ¡¡¡¡MATADRAGONES!!!!




Reena ataca y usando su Dragon Slave



- ¡¡¿¿Pero que…??!!- se sorprendió la niña.



Era ya tarde, el hechizo había sido arrojado contra la academia la cual volaba por los aires. Zelgadis cayó al suelo semi inconsciente, pero acostumbrado a recibir mas de otro hechizo de su compañera.



- ¿Qué haremos ahora? – lloraba Yukari- Todos han muerto, Moka-san… Tsukune-san… Ruby-sempai…

- Están bien, solo me he cargado la academia, he lanzado un matadragones flojito.

- De todas formas ¿Dónde vamos a vivir ahora?- protestó la niña.

- Iré a hablar con Haruhi-sama y veré que podemos hacer- dijo Mizore con la misma cara pasiva de siempre.

- Bueno, yo ya me voy ya… -dijo Reena con una sonrisa- Ya me ha llegado el momento de salir por patas… ¡adiós!



Reena cogió a Zel de un brazo y corrió al infinito arrastrando a la quimera.





Mas tarde, en el templo Haruhista, Mizore se presentaba ante la diosa de dioses. A los lados de Haruhi, no estaban otras que sus fieles Nagato y Mikuru, una sentada leyendo un libro y la otra sujetando una bandeja con té y pastas.



Un dia cualquiera en el Templo


- ¡Haruhi-sama! – se arrodilló Mizore- vengo a pedirle ayuda.

- No, soy yo la que va a pedir- dijo Haruhi sonriente- recuerda que soy yo la que está al mando.

- Mis mas sinceras disculpas, Haruhi-sama, pero...

- No te preocupes, solo quiero pedirte que crees mucha nieve para el mes que viene, quiero organizar lo que llaman navidad, pero lo quiero hacer a lo grande.

- No habrá problema por la nieve pero…

- ¿No hay problema? Vale, ¡pues te lo encargo, puedes irte!

- Suzumiya-sama, hay un problema en la academia Yokai.

- ¿Mmm…? ¿Y a mi que me importa?- preguntó Haruhi despreocupada.

- La academia Yokai aloja monstruos, y si ya no tienen donde vivir podrían causar el caos por el mundo humano. Sin embargo, ha sido destruida.

- Vaya, vaya, eso es un problema. ¡Mikuru-san! ¡Para el tiempo mientras pienso algo!

- Pero… Yo… no puedo…

- ¡Te he dicho que lo pares! ¡No te nombre diosa del tiempo porque si!

- Va…vale…- Mikuru cruzó miradas con Nagato y hizo como si paraba el tiempo.

- No lo has parado ¿verdad? – la miró Haruhi- eres una inútil… bueno, ¿Qué haremos con los monstruos? ¿alguna idea?



El silencio reinó por un instante, pero fue roto por el sonido de un zapateado flamenco de un nuevo visitante. El torero se había presentado bailando con una sonrisa en la cara.

- ¡Olé!- exclamó Vega tras su triunfal entrada.


Vega, Dios de eEspaña y la fiesta

- ¿Qué haces aquí? ¿Te pica algo? – le miró Haruhi apoyando su codo en el respaldo de su trono, mientras se sujetaba la cabeza con la mano.

- Mis disculpas, Haruhi-sama- dijo el joven- pero tengo una idea que puede servir para que los Yokais no sean motivo de sorpresa a los ciudadanos.

- Te escucho.

- Se organizará una fiesta.- Sonrió- Los humanos se disfrazarán de monstruos, y los monstruos se harán pasar por humanos disfrazados de monstruos. Si los monstruos no se comen a nadie ni causan caos, podrán pasar desapercibidos por los humanos al creer que son disfraces.

- Ya veo- dijo Haruhi- Y se pueden realizar eventos y juegos para que la gente participe y se disfrace, sería genial, buen trabajo Vega.

- ¡Olé!- gritó el torero complacido de ser alabado por su diosa.

- Daré un fin de semana para esa fiesta, y mientras tanto, espero que se reconstruya la academia.

- Pero Haruhi-sama- cortó Mizore- en un fin de semana reconstruir una academia sería…

- No te preocupes, el tiempo no es problema, Mikuru se ocupará.

- Pe…pero yo…- tartamudeó Mikuru.

- ¿acaso no puedes, Mikuru?- protestó Haruhi.

- ¡Si, haré lo que pueda…!- sonrió la diosa vestida de sirvienta.

- Te echaré una mano- dijo Nagato mirando a Mikuru la cual estaba muy confundida con lo que Haruhi le pedía.

- ¡Muy bien, poneos en marcha! –dijo Haruhi empezando a dar ordenes- ¡Mizore, ocúpate de los monstruos!

- ¡Si, Haruhi-sama! – Exclamó la mujer de hielo.

- ¡Vega, tu de que los ciudadanos se enteren de todo! Bueno, eres el dios de la fiesta, sabrás lo que hacer. – Le señaló.

- ¡Si, Haruhi-sama!

- ¡Ah, y lo más importante, tenemos que darle un nombre! Piensa algo, Nagato.

- La idea es original, pero la fecha coincide con fiestas de otras culturas como la Víspera de todos los Santos, la Noche de Brujas o Ha...

- ¡Haruween! ¡Llamemoslo Haruween! – exclamó Haruhi- Haru viene de mi nombre y el ween no tengo ni idea, pero queda genial.

- …o Halloween- susurró Nagato.

- ¿Qué es eso? ¿Una fiesta? Pues Haruween triunfará más, que esa otra sea apuntada a la Death Note y que desaparezca.

- Vale.- susurró Nagato.



Todos con órdenes, se distribuyeron el trabajo, y al parecer, fue un éxito. Año tras año, esta fiesta fue celebrada, Haruween, para que los monstruos puedan mezclarse entre los ciudadanos sin que nadie se alarme. Y esta, es la razón por la que lo celebramos.

·-·-· FIN ·-·-·