El deseo cervantino de tomar la pluma

Day 2,594, 15:21 Published in Spain USA by maximovale

En un lugar de esta Península, de cuya nacionalidad no puedo acordarme (¿era argentina, o era estadounidense, o era portuguesa o fue serbia…? ¿sería eespañola misma?), no ha mucho que joldeaba un jidalgo de los de bombas en astillero, división antigua, inventario flaco y deuda corredora. No diré que con una (.)olla más de toro que carnero porque quedaría fatal, engreído y grosero, pero sí que con su eNación tenía más duelos y quebrantos no sólo los sábados sino el resto de la semana, y que de cierto era también que con joldeo y entreno se consumía los tres cuartos de su hacienda.



Frisaba la edad de nuestro jidalgo con la de otro hidalgo famoso, era de complexión recia (las ganas), seco de carnes y enjuto de rostro (aunque ahora parece que se redondeaba a pesar de sí mismo); gran madrugador (eso de no salir es lo que tenía) y amigo de la caza de bhs. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Maximoval o Maximovale (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Valerio Máximo; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.



Es, pues, de saber, que este sobredicho jidalgo, los ratos que estaba ocioso (que no eran los más del año) se daba a entrenar con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto todo lo demás y devino tucliker, y jolder extremo, languideciendo con ello la administración de su hacienda; y llegó a tanto su desatino en esto para subir los campos de entrenamiento en los que fortalecerse que subió más pronto que tarde todos cuantos pudo haber dellos; y así llevó a la práctica aquellas ingeniosidades del siempre prócer eDarkMind de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros de su afamada Academia, donde en muchos massmps hallaba escrito: la contenida contención que en el contenedor se hace, de tal manera el continente fortalece, que sin comedimiento me contento en la nuestra Fermusita, y también cuando leía: las altas metas que nuestra Academia en cada jolder académicamente espera, con el entreno se fortifican, y nos hacen merecedores del merecimiento que merece la vuestra grandeza nacional y de eEspaña. Con estas y semejantes razones perdía el pobre jolder el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Avutardo, si resucitara para sólo ello.



Tuvo muchas veces competencia con Fenoglioteam (que era hombre docto graduado en Sigüenza), sobre cuál había sido mejor caballero, si V Vor Vendetta o Trico; mas maese Vixor, de su misma milicia, decía que ninguno llegaba al caballero Frikazo, y que si alguno se le podía comparar, era don Garond89, hermano de Yus87, porque tenía muy acomodada fuerza para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga, aunque era menor en rango, tan claro como el alba sigue a la tiniebla.



En resolución, él se enfrascó tanto en su joldeo, que se le pasaban las tardes leyendo massmps de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco judear y del mucho entrenar, se le secó la faltriquera, de manera que vino a perder el último maravedí. Llegado al cabo, en un feed se le ofrecieron barberos y curas y arrieros, y soldados de Flandes y monjes mendicantes, y compañeros de Mus y capitanes intrépidos, a donar vellón de sus bolsas para que amueblara su astillero para justas individuales, de esas que requieren cinco refriegas anteriores ganadas a manporrazos. Y aunque era de tal hondura su necesidad, era a la par su humillación por lo que desistió de aceptarlos y se dijo que si debía seguir entrenando y no había más blanca que la ganada a lo negro, ajustarse debería los machos. Muchas veces le vino deseo de tomar la pluma, y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran. Hasta que la pobreza extrema volvióse miseria.



En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en eRepublik, y fue que le pareció conveniente y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república, no renunciar a la armas sino luchar con la pluma, e irse por todo el mundo con sus letras y caballo a escribir aventuras de eRepublik, y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros escribanos se ejercitaban, y publicándolos cobrase eterno nombre y fama.



Y maravadíes.

De endosantes.

Y no suplicar, ni pedir, sino ganarlos, para gloria de la lucha futura y ya presente de la nación arrebatada.

Limpias sus plumas de escribir y listo el tintero, hecho de la bolsa vacía una esperanza, puesto nombre a su rocín, y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar un nombre del periódico, porque el escribano jolder sin publicación, era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma.
Decíase él: si de todo lo que ya hay en esta hacienda hay algo noble como noble es el arte de las armas y de las letras, más noble aún son los animales, el rocín y el perro. Y como entendiese que ya fuera de fama inmortal el rocín Rocinante y que nada o nadie apenas se acordaba del grande leal que el perro era, decidióse al cabo por inmortalizar brevemente al más inmortal de los leales, y tomó el can como su emblema, pues nada hay más cerca de su corazón que aquél que no tenía más corazón que el de su alto compañero. El Galgo Corredor, nombre a su parecer músico y peregrino y significativo.



Y con ustedes, y por un tiempo, si el mismo tiempo no lo impide, se presenta el Galgo Corredor.



Si habéis llegado al final y a pesar de ello ha sido de vuestro agrado, un aplauso recio, un shout y un endoso harán de mí ahora un contentado mozo.