Crónicas de la ocupación, día 1,111 [05/12/2010]

Day 1,111, 13:09 Published in Chile Argentina by Faunoskov
Crónicas de la ocupación: 5 dic 2010

Un grupo desde la zona central ha aterrizado en Iquito, con motivo de la celebración del día de las elecciones. He recibido conforme a la delegación política que viene a hacer soberanía en territorio ocupado. Acaban de llegar a Iquitos con provisiones. El lugar estaba controladoEra cuesitón de horas que levantaran vuelo hacia Trujillo. Unos soldados habían venido a Huanchaco a avisarme con bastante retraso. La playa estaba serena hasta que llegaron estos pregoneros.

- Supongo que vienen camino a Trujillo.- Obviaba mientras salía del agua
- No señor, van camino a Chimbote.
- ¿Chimbote? ¿Y no saben acaso que el aeropuerto de Chimbote está tomado por la resistencia peruana?
- Señor, usted tiene los códigos de comunicación.
- Idiotas, los había dejado con el encargado de comunicación.
- Ah tenido que salir, no ha dejado los códigos...
- ¿Y en qué llegaron acá?
- En motocicleta.
- Entonces ustedes volverán en mi automóvil. No quiero llegar después de que suceda algo que se pueda prevenir.
- Pero señor...!


La moto era más rápida de lo que parecía. Había alcanzado a tirarle las llave del carro, que era el motivo por el cual me habían apelado apelado aquellos jóvenes, segundos antes de acelerar. Mientras pasaba por el camino al lado de la playa pensaba "¿será el petróleo peruano?" la pregunta era un fiel reflejo mientras veía las torres petrolíferas sacar el preciado líquido. ¿Cual era la respuesta? Un no, un no que aún aclamaba el grano. Sí, era el grano, por el grano que estabamos aquí, por el grano que hoy no está. Hoy, en ese hoy que se dilataba incómodamente segundo tras segundo, nuestra presencia en perú no era más que una metáfora, la busqueda de un pequeño dios que se ha replegado a otras tierras.

Haber ido en moto en fué una simpática escusa. De Huanchaco al aeropuerto eran tan solo algunos minutos, y bueno, más que escusa, una manera rápida de secarse el cuerpo sin usar una toalla. De haber ido con ropa también la hubiera secado.

Una vez que llegué al centro de operaciones comuniqué el desvío de ruta. El piloto, bastante desconcertado, menciona que intentaría llegar al sector, acotando que su tanque de bencina era escaso, sumado además que su experiencia en el territoria era nulo.


- Si pretende llegar a Chimbote es lo mismo que caer en las amazonas. No titubee la orden que le digo y dirígase hacia el aeropuerto indicado. No haga preguntas ni se exprese en algún término. Acá llegará seguro y tendrá bencina de sobra para dar la vuelta a la tierra y tiempo para expresar todas sus dudas. Cambio y fuera.

Mientras llegan me ocupo de un café bien cargado, procurando no perder la atención de las operaciones que se llevan a cabo en el lugar, sumado ahora al proceso político que se desplegaría en el sector. No recordaba bien si le dije al piloto que no le mencionara a la delegación del desvío, fué eso que me tuvo ocupado hasta que anunciaron la llegada del avión.

Sin mencionar el lugar en el que habían llegado los llevo a observar las calles y avenidas de la ciudad. Las preguntas que más se repiten es cómo es el trato con los ciudadanos ocupados, sobre todo porque se veían las calles vacías, salvo en aquellas en donde estaban las fábricas y los mercados, donde el sonido de la ciudad aún se mantenía invariable al proceso bélico que había sucedido hace algunos días. El resto era un constante ir y venir de soldados y camiones militares.


- Y digame ¿cómo es el trato? - alude un delegado de buen vestir y modales republicanos.
- ¿Qué quiere que le diga, que los residentes se sienten a gusto ocupados? - respondí ofuscado, frunciendo más de lo cordialmente aceptable el ceño.- ¡Claro que no! Desde el momento que ocupó la última región la sociedad peruana se ha resistido a la conolización, oponiendo resistencia a trabajar productivamente en las fábricas que hemos ocupado. Es lógico que se están organizando en contra de nosotros, aunque su articulación es de menor importancia. No debería considerarse un peligro menor.
- ¿Será un tema para la cartera de este mes? - insinuó frívolamente neutral otro delegado.
- Este tema será parte de la agenda nacional de diciembre, pero no la más importante.
- ¿Quiere decir que aún no se han asegurado todos los focos de resistencia militar? - dijo otro, cándidamente preocupado
- Les recomiendo que disfruten del viaje y las pregunta las guarden para otra ocasión... Ya les tocara responderlas por sí mismo en su estadía...

La conversación había terminado en el momento que terminé la frase. Algunos colegas me miraban con cara de aprobación. Noté que un delegado se quedó con muchas palabras en su boca. Bastó con una mirada algo más que seria para que sus palabras las tragara todas. Me levanté para dirigirme a la cabina del bus. Los demás se ocuparían de entretener con alguna historieta de guerra. Las anécdotas de la conquista eran dulces que muchos andaban buscando degustar. A mi no me interesaba. Quienes vivieron el proceso sabían que otra era la historia pendiente de escribir.

El viaje, si bien era largo, se tornaba bastante lento, no sé si por el invariable paisaje o la lentitud del conductor en la panamericana norte y aún no salíamos de Trujillo, camino a Chimbote.

El conductor del bus, curiosidad, era peruano-chileno. Lo recordé cuando pasamos con no mucho cuidado por un frágil puente que cruzaba un pequeño riachuelo. Nacido en Tacna, su juventud se desarrolló en arica, luego se dirigió al sur, con estudios en la universidad de la frontera, luego se dirigió al norte de perú, con estudios de post-grado en la universidad nacional de tumbes. El tema de las naciones siempre le generó conflicto. Nunca se había identificado, motivo por el cual siempre viajaba sin problemas a lo largo de chile y perú. Por la situación militar que sucedió en el país fué llamado por el ejército. Resistiendose a usar armas fué confiscado al transporte de unidades. Armas y víveres eran los objetos principales que llevaba de una frontera a otra. Hoy transportaba soldados, vivos o muertos. Me preocupaba su situación, sobre todo sabiendo que hoy perú es una provincia más de chile, y su importancia en la ocupación era importante: nadie más que él conocía mejor el lugar.

Mientras la vista desde el parabrisas era de un llano sórdidamente precario, con pequeños campos a un costado de la carretera


- Soldado, ¿todo bien con el viaje?
- Todo bien, mi superior.
- ¿algún problema con el bus?
- En lo absoluto.
- Entonces, ¿por qué ha detenido su marcha hasta el mínimo?
- ¿El bus? Pues...
- Soldado, ¿Cuándo ha sido la última vez que ha descansado?
- ¿Descansado? Pues no lo recuerdo bien.
- Soldado, abandone sus responsabilidades y vaya a descansar atrás.
- ¿Y quién conducirá el...?
- Yo conduzco soldado. Le he dado una órden, ahora dirígase hacia atrás, y cuide de la delegación, que son más de los que habían mencionado.



Mientras aumentaba la marcha traia a recuerdo los informes que me habían entregado horas antes de salir a la playa de huanchaco. Chimbote se había etiquetado como ciudad conflictiva, y no me extrañana si ahí había, a la entrada de la ciudad se encontraba una acería que tiene por nombre SIDERPERU, junto con las demás indusdrias que están en la av. industrial. En dicho lugar, mencionaban los informes, los peruanos que días antes se encontraron saboteando la industria chilena ahora estaban elaborando clandestinamente material bélico para ser utilizando en la resistencia militar que aún no se manifestaba. El informe especula que la bodega se encuentra en isla blanca, asi que el puerto ENAPU, importante lugar de transporte de bienes industriales, también ocupada por la resistencia.

Hoy, si bien era el día de la fiesta de la democracia, para nosotros los soldados era un día más de operación militar. Poco me importaba lo que hicieran hoy los peruanos, más me preocupaba las delegaciones que se han ido desplegando progresivamente en las ciudades conquistadas. La carretera que habíamos tomado no era muy segura, pero me tranquilizaba que había un jeep de reconocimiento que hiba informándonos el estado de la carretera y sus alrededores.

El pueblo peruano sin duda hacía todo lo posible por hacer lo suyo en contra de Chile. Molesta, es cierto, pero su resistencia no alcanzaba a catalogarse como daño. La insurrección no era más que social. Y si había algo que pudiera afectar económicamente, era en pequeñas cantidades. Las miradas entre chilenos y peruanos se batían en las calles. Nadie decía nada. Parecía que todo se resolvía en un tenso silencio que en cualquier momento podía explotar. Mañana sería el día en que un nuevo presidente en chile asuma el liderazgo de esta operación. Habían algunas pancartas y pregoneros que anunciaban candidatos de todos los sectores políticos. Anunciaban de todo, menos anuncios militares. El ministerio de defensa hace algún buen tiempo que no había otra orden que asegurar lo que se había conquistado. O en su defecto: estar ahi, como guardias, merodeando territorio ajeno.

Pasadas algunas horas el paisaje se tornaba más rural, clara señal de que faltaba poco por llegar a Chimpote. Atardecía. el tibio sol de este día daba paso a un cielo despejadamente frívolo. Desde el jeep de avanzada aún no se informaban novedades.

Era el momento de hacer la llamada por radio:


- Que nadie salga o entre a Chimpote durante los próximos días. Tienen hasta la medianoche para investigar dónde están las bodegas y fábricas de la resistencia. Si saben de grupos que hayan salido de la región camino a Lima, envíen grupos de reconocimiento en las rutas más obvias. No es por confiarse, pero los días que vienen en este mes estarán más movidos que los 7 días de la conquista...
- ¿Hay posibilidad de utilizar transporte motorizado? Las caballerizas se hacen pocas para vigilar todo el territorio.
- responden del otro lado de la radio
- La caravana trae novedades. Procure cerra la ciudad inmediatamente, pero con discresión. Traigo delegaciones diplomáticas.
- Copiado. Procure introducirles la situación de la ciudad. Caras felices no les recibirán.
- Lo tengo claro. Habilite un edificio para que descansen ahí. Cambio y fuera.


El cartel a mal lograr que decía "bienvenidos a Chimpote" irónicamente anunciaba la llegada al sector conflictivo. Algunas bengalas rojas se notaban a lo lejos que ilumiaban brevemente la ciudad.

Será una madrugada divertida...






Prox capítulo: Las dos bodegas. la esperanza de la resistencia andina.







Faunoskov

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