Crónica sobre patriotas de toda la vida y Van Helsing

Day 1,633, 09:50 Published in Spain Spain by Espaugyl





Tras mi última retirada apresurada saltando sobre montones de basura electoral con Lantanique al hombro vestida de Geisha huyendo de Hans (todos los detalles de tan extraña afirmación se encuentran en mi Crónica anterior), acabé en mi casa prometiéndomelas muy felices con mi curvilínea empleada al fin en mi territorio, pero la verdad es que llevo varios días encerrado en el cuarto de baño desde que comencé a quitarme la ropa seductoramente y Lantanique comenzó a arrojarme cosas, las más pesadas y con más aristas.


Afortunadamente soy un Corresponsal de Guerra con recursos, pocos remilgos y un estómago de acero, por lo que teniendo ese extraño líquido sin alcohol que sale de los grifos… agua creo que se llama, las uñas de veinte dedos, que no son alimenticias pero sí muy entretenidas, y gel de baño para condimentar las pastillas de jabón y el papel higiénico, que llenan el estómago y me dejan mejor sabor de boca que mis frecuentes resacas, he conseguido sobrevivir hasta el momento en el que a Lantanique se le ha acabado la munición o al menos las fuerzas.



Mínima parte de las botellas vacías que suele haber en mi casa y que Lantanique ha estado usando como munición los últimos días estrellándolas contra la puerta del cuarto de baño en el que me refugié


Cuando me creí seguro, extrañándome el silencio que reinaba en la casa, sin el estrellar de botellas y los gritos sobre mi salud mental libidinosa, me aventuré a asomarme, con la esperanza de encontrar a mi furibunda beldad catalana dormida y más receptiva a mis encantos. Por fortuna o todo lo contrario, que aún podía ser una trampa para abrirme la cabeza con esa manía que tiene de negar sus sentimientos hacia mí, Lantanique no estaba por ninguna parte, pero había tenido el detalle de dejarme una nota.


”Querido eJefe:

Si ha salido del cuarto de baño le ruego que me espere, aún hay un centenar de botellas con las que probar puntería en su cabeza, yo ahora estoy de visita en el hospital, Kouzka se me muere y se me ha ido el santo al cielo intentado herirle de gravedad. Tras el óbito, que es inminente, vendré a acabar lo que he empezado, soy una mujer con buena memoria y mejor puntería y no me gustó su imagen con los pantalones por los tobillos avanzado cual pingüino hacia mí.

Lantanique”



Por si alguien aún lo dudaba ahí está la prueba: Sólo una mujer que me desea es capaz de dejarme una nota con tan claros dobles sentidos y sentimientos reprimidos.


Aproveché la tregua que me daba mi sin par empleada para recuperarme de mi dieta excesivamente higiénica y me dirigí a El Bar, pero nada más salir a la calle me di cuenta de que de nuevo mi ausencia había sido aprovechada para hacer cambios en eEspaña sin el detalle de consultarme. Por lo pronto infinidad de furgones de cazavampiros pululaban por las calles, al menos eso me pareció, porque si no eran de Van Helsing o de un primo no terminaba de entender el logotipo que portaban.



Los furgones de Van Helsing que había por todas partes, o eso parecían


Cuando llegué a El Bar saludé a los parroquianos habituales. Por allí estaba Grassman, que había confiado en mí para los Boletines de su partido y que estaba hasta contento con el resultado de los tres que había hecho extrañamente sobrio desde el encierro del cuarto de baño, también estaba elMengu, un peligroso anarca de derechas que se divertía con falsas noticias y creaciones artísticas que le habían valido ya varios chocopuntos, pero lo extraño era el ver a un nuevo grupo que se divertía al otro extremo de la barra, con el pecho lleno de medallas y con el oro de las mismas sobre la barra con descaro.


-¡Escolti, més pa amb tomàquet i cava!- oí que decían en un extraño español, como si sus otorrinos y logopedas se hubiesen fugado dejándoles el tratamiento a medias.

-Esto es un lugar decente… casi siempre- les contestó el camarero mirándome de reojo- así que o me hablan en cristiano o ahí está la puerta.

-Escolti, bon home, somos patriotas espanyoles con sus medallas para demostrarlo- dijo el que llevaba la voz cantante mientras los demás contenían la risa.

-Eso mismo pues y gora Espainian- contestó un vascongado con boina de dos por dos que no paraba de mirar un árbol de la calle, como con ganas de talarlo y ponerse a cortarlo en dos con su hacha en ardua competición con un bilbaíno que lo acompañaba y que se le veía con las mismas ansias.

-Que aquí nos conocemos todos- contestó el camarero volviéndose en claro desprecio- que sin medallas de por medio estaríais en Lisboa con vuestros amigos toalleros.


La cosa se caldeaba pero no dio tiempo a que llegase la sangre al río porque en ese momento casi me caigo de mi taburete del susto que me llevé al oír una voz a mis espaldas que decía:


-¡Documentación, for the Glory!




Los individuos que entraron en El Bar y que por poco hacen que se me salga el corazón por la boca creyendo que eran amigos de Hans

-¡Joder, que susto! Creí que erais de la Gestapoerepublik- dije al recuperarme del impulso instintivo de salir corriendo en dirección contrario aunque hubiese una pared- ¿y de qué coche es esa documentación que habéis perdido?

-¿Coche?- se extrañó el cabo del pelotón.

-¿No buscáis la documentación de un Ford?… un Ford Deglori o algo así, la verdad es que no entiendo mucho de coches.

-Buscamos a enemigos del Estado, somos del Norder, así que menos tonterías.

-Me parece bien- contesté sin saber a qué se refería, pues suelo ser un ejemplo de seriedad cuando veo a la autoridad fuertemente armada- pero esto es el Surder, para estar más al Surder tendría que irse a Canarias o seguir hasta eVenezuela.

-¡Documentación, for the Glory!- se limitó a responder cual autómata.

-¡Que no he visto su coche por ninguna parte, coño!- respondí algo alterado comenzando a sospechar que quizás el llevar ese casco, tanto cuero y la máscara antigás a más de 30ºC podía ser la causa de los claros síntomas de reblandecimiento cerebral del individuo.

-Poned los carteles del Fary y Manolo Escobar que estos “sospechosos” no van a colaborar y aún hay mucho Enemigo del Estado por ahí- ordenó el jefe del pelotón a los suyos dándome por imposible.



Uno de los carteles que pusieron que algo tenían que ver con el Furgón Van Helsing ¿era acaso el Fary un Cazavampiros en sus ratos libres o cuando tenía el taxi en el taller?


Cuando ya parecía que podría concentrarme en mi café y mi mollete de Antequera con aceite y jamón me di cuenta de que cuando la mañana empieza mal ya no hay forma de enderezarla. Apenas le había dado un buen bocado al mollete, que si hubiese sido un cartón habría salido una visera para ir a los toros, cuando mi instinto de supervivencia me dejó paralizado, ya que he desarrollado diferentes tipos de escalofríos y sudores fríos que me advierten de la inminente presencia de Inspectores de Hacienda, Sumsura, acreedores varios y Hans. Muy en mi línea, sin advertir ni a Grassman ni a elMengu de lo que se avecinaba, simulé diplomáticamente un apretón y me marché corriendo hacia el cuarto de baño de El Bar con los pantalones a medio bajar y alguna ventosidad para mayor realismo. Justamente cuando cerraba la puerta escuché como Hans, con sus secuaces Otto y Friedrich, irrumpían en El Bar.


-¿Grrrasman Manteco?- preguntó sabiendo ya la respuesta.

-Ese soy yo, para servirle- contestó educadamente la criatura.

-Más de un centenarrr de tickets hablando de una letrra de españoles- dijo pronunciando lo último con repugnancia- han llegado al Cuarrrtel Generral del ReichFuhrer Halesius… quizás esa letrrra tenga algún sentido, quizás podáis usarrrla, no es esa mi función, perrro sí lo es chocopuntearrr a quienes no comprrenden que aquí no se aceptan sugerencias sin su justo castigo. ¡Otto, Fiedrich, al furgón con él!- dijo sin dar oportunidad a una réplica.


No mucho más estuve en el cuarto de baño desde que se fue Hans con su presa, al fin y al cabo el café se enfriaba y el mollete tostado pierde su gracia cuando está frío. elMengu aún tenía en sus manos un bote de vaselina, fruto de su experiencia personal en los calabozos de la GestapoeRepublik, que no le habían permitido darle a Grassman.


-La eVida sigue- le dije a elMengu por decirle algo, que cuanto más enigmática y obvia es una frase más sentidos se le puede sacar.

-La eVida es larga- me contestó.

-Larga y dura- repliqué más recordando las formas de Lantanique que al pobre de Grassman.



Desde El Bar, acabando mi mollete y mi café, ensimismado y recordando la nota de amor lantánico prometiéndome su vuelta para hacerme suyo (o eso interpreto), se despide este Corresponsal de Guerra.


Espaugyl