Crónica I: Tacos al desayuno

Day 1,623, 10:03 Published in Colombia Colombia by juankarenium

No hace mucho tiempo decidí unirme a la lucha desde el frente caribe. El olor del mar, la brisa fresca que inundaba mis sentidos cada amanecer y el calor abrasador que me enseñaba a seguir vivo para luchar un día más.
Los días que pasé en el frente caribe, siguiendo las ordenes y el estilo de vida de mis fuerzas militares, me enseñaron de los errores que aprendi al ser un novato, aprendi que seguire siendo un novato, y que el tiempo, la batalla, los panes y la metralla, no me alcanzarán para entender esta vida más allá de lo que pueda aprender por mi mismo.
Ayer sin embargo, preso del delirio de un día de descanso, decidí que era hora de vivir un tiempo recorriendo esta región, no se cuando caí dormido, no se en que momento cayeron las bombas, ni siquiera alcance a escuchar el ruido de la metralla, mis sentidos jugaron en mi contra tal como al país le jugaron intereses mezquinos, y yo, sin saber cómo, por qué, cuando o dónde, desperté esta mañana rodeado de mercenarios mexicanos que me tiraban los restos de su desayuno, al dormir era uno, feliz de mi nuevo rango y al despertar, era un prisionero de guerra en mi propia tierra.
Nunca he entendido las lides de la política, pero dicen a mi alrededor que fue una medalla la causante, como troya y la manzana de oro a la mas bella, escucho que fuimos vendidos al mejor postor, y vencidos en una batalla que siempre ganamos.
Por las calles de la ciudad se siente el hastío de la derrota, mientras los nuevo dueños al sabor del tequila y el sonido de rancheras celebran gozosos un nuevo territorio que nunca les perteneció, que siempre cuidamos con sangre, sudor y lágrimas.
Huerfanos, viudas, mutilados recorren las calles escondidos presa del terror del nuevo regimen que nos acoge, al tiempo que las mismas prostitutas de siempre, dan la bienvenida a sus nuevos amores, con ellos estarán mientras sea tiempo de cambiar de bando, por unos pesos, por pan, por oro.
Los soldados manitos que custodiaban mi entorno, sin embargo, embriagados del triunfo y en un momento de descuido permitieron mi huida, atrás quedaron los panes que llenaban mis fuerzas, las municiones, los cuerpos mutilados de mis compañeros, mis camaradas, y el pueblo caribe que defendí, con poca fuerza y muchas ganas; espero volver pronto a retomar la ciudad, espero volver...
Ahora es la región pacífica, que cae a manos de los indonesios, y nuestros líderes, debatiendose en guerras intestinas al calor del whisky, los cigarros y el brillo del oro, callan, tal vez sonríen, tal vez temen, pero no importa, o al menos no parece.