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Saludos apreciables lectores,

El día de hoy he decidido reiniciar las actividades de mi periódico, con un nuevo nombre, “Cielo Eterno”. Me congratula el hecho de que recientemente en eMéxico exista un fuerte impulso a los aspectos culturales y que con ello se abran espacios para la expresión que sobrepasen los límites de la plataforma del juego, fortaleciendo de esa forma la interacción social por encima de la ya habitual práctica de oprimir el botón “luchar”.




¡Así se muere!

El atardecer era hermoso cuando cerró los ojos por última vez. Entre el horrido e incesante tronar del fuego de artillería y la ráfaga de ametralladoras, se escuchó un leve susurro emanado de los resecos y débiles labios de un soldado agonizante -¡Así se muere!
Nadie recuerda su nombre, ni siquiera hay una tumba donde llorarle. Su vida, hasta antes del día de su muerte, permanece en la ignominia de los hombres. Pero era joven, su cándido rostro delataba que no pasaba del cuarto de siglo. ¿Por qué fue a la guerra? Porque fue una orden. ¿Por qué murió? Por un capricho.
Esa mañana fue enviado por el comandante de su batallón como explorador. Su misión era encontrar el punto de quiebre de la línea enemiga. Caminó sigiloso entre el campo sembrado de cadáveres, cruzó un riachuelo ensangrentado y hediondo, y finalmente pudo ver a lo lejos el asentamiento de los rivales. Recorrió más de dos kilómetros de trincheras sin ser descubierto para encontrar finalmente una fisura en la línea defensiva enemiga por donde sería posible atravesar y tomar la posición.
Cuando regresaba presuroso distinguió a un soldado enemigo, a no más de cien metros, bebiendo agua del sucio rio. Por su mente cruzó de súbito la idea de asesinarlo. Que más daba, estaban en guerra, podía eliminarlo y no habría ningún problema. Sin embargo, al apuntar al joven soldado, la culpa y el remordimiento se apoderó de él. – ¿Por qué matarlo? Ambos somos iguales, luchamos una guerra que no nos corresponde, vestimos de la misma forma sólo que con colores diferentes. Sufrimos a diario las mismas penurias del campo de batalla. Estamos sucios, hambrientos y envilecidos por el infortunio de haber marcado nuestras vidas por la ruindad de la guerra.
Sin pensarlo un segundo más, bajó su arma. El otro soldado volteó y le sonrió, asintiendo con la cabeza con un gesto de agradecimiento. En ese momento se observó surcar el cielo la luz roja de una bengala, y en ese instante la artillería enemiga comenzó a disparar a discreción, el joven soldado intentó correr a su lado del campo cuando una bala le alcanzó por la espalda.
Cayó fulminado entre disparos, gritos y humo. Al sentir su muerte cerca miró al cielo. Se sintió agradecido con la vida por haberle permitido un último gesto de humanidad. Haber dejado vivo a aquel hombre había sido lo único digno y admirable que realizó en aquella guerra. No lo conocía y aun así, sin pedir nada a cambio, respetó su vida ganando el derecho a morir con la dignidad de un ser humano y no como un criminal.
¡Así se muere!, con el honor y la gloria, no de la guerra, sino del servicio a la humanidad que brinda el respeto a la vida por encima de las mezquinas ambiciones de los hombres.





Composición pictográfica alegórica sobre el actual enfrentamiento eMéxico vs eHungría. Un guerrero azteca se enfrenta valeroso a un jinete huno. Que gane el mejor (entiéndase el que tenga más oro de su parte).





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Diseño: Thanatos Deus
Texto: Thanatos Deus
Publicida😛 Thanatos Deus

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