Carta de amor a una BH

Day 1,430, 09:27 Published in Spain Spain by supersofi

Hola:

Te preguntarás por qué te escribo, si no nos conocemos. Dudo que alguna vez repararas en mí. Y mejor así. De otra forma, no conseguiría atreverme a enviarte esta carta. Además no sé aún si te la enviaré.



Te conozco casi desde que nací, he de reconocerte, que en aquella visita reparé antes en otras, incluso me acerqué a tus amigas y entablé conversación con algunas de ellas: Una, (ya sabes quien) me dijo que con ella, era cuestión de tiempo y constancia. Me dijo que si perseveraba, y cada día me acercaba a su ventana, y le entregaba cortesmente una flor, ya estaba, sería mía en treinta días. He de confesarte que yo me acerco galante, todos los días sin fallo, y le doy una rosa roja.



No es lo que quiero, no es lo que me apetece, no negaré que cuando periódicamente disfruto de su pasión contenida me llena por un momento. Justo el instante en que terminada la labor, se despide de mí sin mucho cariño. Acabar de disfrutarla te pone automáticamente, lo más alejado de ella que puedes estar. No importa lo que hagas, ocurrirá periódicamente cada treinta días.



Otra de tus amigas, tiene el mismo fondo, pero disimula un poco más. También marca periodos inexorables para entregarse. Te dice que tienes que estar fuerte, y pone medida mínima a tus bíceps. Tú vas al gimnasio del ayuntamiento qué es gratis todos los días (Además como bien sabes, está cerca de la casa de tu primera amiga) y si tienes tiempo y dinero pues te apuntas a otro gimnasio por la tarde. Te mides el bíceps y sabes lo que te queda para poseérla. Ella es un poco más descarada y de vez en cuando te pone algún trabajito de esos que puedes hacer sin mucho problema, y te regala algún centímetro.



Luego está la viajera, que te hace conocer lugares recónditos. He de confesarte también que lo intenté con ella. Hasta treinta y dos países distintos recorrí tras el olor de sus enaguas. Pero llegados a tal punto y como hombre de honor, volví a mi patria que me requería. Como de momento tal circunstancia aún acontece, tengo a tu amiga emplazada a mejor ocasión para un reencuentro. A demás he encontrado en una vieja plaza, del casco antiguo de mi pueblo, una pequeña tienda, típica, regentada por una sonriente y sonrosada señora, donde cada día disfruto de una chocolatina.



Flirteo también ocasionalmente, con esa que siempre viste de blanco, con sus vestidos vaporosos, que dejan volar la imaginación. Tal parece una musa, Erato, aquella que ayudaba a los poetas en sus incursiones en la lírica. "Un beso por mil aplausos" suele repetir. Todo envuelto en aura mística. Sé que con ella sería una sola noche. Una noche, única y doliente, sabiendo que al despertar todo habría terminado.



Y luego tú, mi bien. Aquella por la que suspiro, mientras observo tras un telón de fondo, negro, discreto, lejano... Tan lejano. Veo a los que te rondan, te halagan con sus colas de pavo real. Les odio, cargados de presentes. Dignos y altaneros, despreciando a los que nos ponemos contentos con las pequeñas cosas. Pero habla la envidia mi amor.

Tengo envidia porque aún siendo muy reservada, cuando te entregas lo haces con fogosidad, y es muy raro conocer a aquél que te ha disfrutado sólo una vez. Yo espero, a que repares en mi presencia mi cielo. Mientras tanto rondo a tus amigas, pero quiero que sepas que son sólo un entretenimiento, que cuando tú quieras me tendrás, y viviré por ti, mataré por ti...



Me despido hasta que la vida nos vuelva a unir, hasta que el tiempo y la experiencia hayan forjado mi carácter, hasta el punto de merecerte.

Tu admirador secreto.

Salud y teoría de cuerdas