[Historia de Wood] El Simulador: Parte 1:

Day 1,587, 19:43 Published in Peru Peru by Aaron Wood
(Una historia un poco corta donde se relata la historia de Beto, un humano que descrubre algo de él y del mundo que lo rodea. Sólo para entrentener)

El despertar del mudo:

Abrí los ojos de forma inesperada, no recuerdo haber soñado nada y no me sentía cansado; había descansado bien. Vi el reloj, las 5:55 a.m. Era muy temprano, así que me quede echado hasta que la alarma sonará. Se hicieron los 5 minutos más largos de mi vida, no pensaba en nada; no tenía nada en que pensar.

5:56 a.m.

¿Por qué se me hace tan largo esto? Repasaré mi rutina que tiene que ser lo siguiente: ducharme, lavarme los dientes, desayunar, trabajar, ir al gimnasio a entrenar y tal vez lea el periódico si el chico repartidor no se le olvida repartir.

5:58 a.m.

Bien, por qué esperar a la alarma, me levantaré. Tenía el deseo de hacerlo, pero mis piernas ni mis brazos se movían; hasta que sonó la alarma. Me sentí libre y fui a cumplir mi rutina como todos los días.

Después de asearme, me preparé el desayuno, quise hacerme algo especial por el fin de la semana, estaba esperando el viernes con muchas ansias. Por sorpresa si llegó el periódico, leeré las noticias pensé, nada anormal: guerras en lugares lejanos entre UNO y TIERRA-PARAÍSO, gente quejándose de los ricos y reclamando valores imaginarios, la infaltables modelos que le quitan seriedad a este diario; por qué me suscribí a él pensé.

Me dirigí a mi auto, no era el auto más lujoso del mundo, pero era un buen auto. Me dirigí al trabajo, me senté en mi cubículo y presioné el botón de TRABAJAR, y mágicamente pasaron 10 horas, así que me fui a mi último destino: el gimnasio.

Mantenerme en forma era importante para mi país: Perú, era a forma de hacerme útil para luchar en las batallas interminables y enfrentar a nuestro mayor hostigador: Argentina.

Después de un par de horas en eso, volví a casa; ya eran las 8 de la noche, así que me preparé mi cena. Estaba muy emocionado por el viernes, pero mi cara era una expresión seria, como si me enojará algo, pero no recuerdo nada. Ya llegaba las 10, todos dormían a las 10; niños, ancianos, jóvenes, adultos y hasta las mascotas. No había eventos nocturnos a menos que fueras un soldado acreditado. 10 en punto, tengo que irme a dormir; sin embargo, no me quiero mover. Son las 10 y un minuto, ya debería estar en la cama. Llegaba las 11, yo seguía sentado en el sillón, mirando fijamente la pared, estuve así toda la noche. No dormí, no lo necesito. Pero en todo este tiempo pasó algo que nunca había hecho, preguntarme…

¿Qué hago con mi vida?