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Continuamos con esta pequeña historia, espero que les guste.

Catalina llegó a las 10 de la mañana para un desayuno sabatino conmigo, ella es de pelo rojizo y tez clara. Es una florista y salimos desde hace algún tiempo. Me vio preocuapada.

-¿Qué pasa querido?
-Nada, sólo estoy pensando.
-¿En qué?
-Me dedicaré a un pasatiempo, creo que abriré un pequeño periódico.
-Está bien, qué necesitas.
-No te quiero pedir nada cariño.
-No, está bien. Te daré una máquina de escribir y tú pones lo demás. Puedo venderlo en mi florería.

Qué amable es, mis hábitos cambiaron radicalmente después de iniciar el periódico, pensaba todo el tiempo sobré que escribir. Sería semanal y empezaría el próximo domingo. Quería escribir algo que le interesara a la gente, algo novedoso, algo. Después de días pensé en escribir, ante todo una cordial bienvenida al periódico, sobre el sentido de esta vida. No quería complicarme así que escribí lo más simple posible, pero con el mensaje claro.

Terminé la columna, Catalina hizo otra sobre decoración (para entretener y hacer atractivo el periódico), 2 amigos míos, Alejandro y Santiago, recolectaron algunas noticias relevantes e hicieron una columna respectivamente.

Llegó el domingo, el periódico se repartiría gratuitamente por ser la publicación, luego cobraríamos un poco para poder seguir publicando.

Mi creación ya estaba libre, espero que tengan un buen hábito de lectura los habitantes de la ciudad. Esperaba ansioso el próximo domingo, ya tenía todo preparado y quería ver cuánto éxito tuvo mi periódico.

Estaba impaciente, no dormí esa noche...

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