Historias de un no—muerto (VI): Ah, que pensabas que podías ganar

Day 4,985, 13:46 • Published in Spain Greece • by pabsy11




”No la recordaba así…”

Edrielle no se ha girado a continuar viéndola desaparecer entre el gentío. Simplemente me ha dicho eso.

Porque yo tampoco recordaba a Victoria Barea siendo tan fuerte. Tan segura de si misma.

”Lo ha conseguido. Victoria tiene a Stauros. Y a la Sombra del hielo. Victoria es la persona más poderosa de este mundo, y también del nuestro.”

Edrielle suspira. Me gira la cara con un dedo y clava su ojos en los míos. “Lo siento, tengo que hacerlo.” Mi temperatura corporal baja muy por debajo de lo que un médico diría que es hipotermia. Y dejo de sentir mi cuerpo. De hecho, mi cuerpo deja de ser mío.

Mis piernas andan unos metros, hasta llegar a un parque. Se sientan en un banco y mi mirada se fija en un punto muerto al fondo. En mi mente se forman imágenes que se alternan con la realidad. Veo a Alceo entregándome a Stauros, veo la creación de los shaktas, como salvaguardas de los cuatro elementos. Veo la cabeza de Tirant volar por los aires.



Y por fin, veo a los shaktas entrar en mi casa, por los ojos de Edrielle, escondiéndose como pudo. Dos de ellos, armados con metralletas, hablando en su idioma… Idioma que yo sí que conozco.

“No hay nadie en la casa, ama Victoria. La cogemos y nos la llevamos. Esperenos en las ruinas del congreso.”

Stauros está en la vitrina. En el mismo sitio en el que la dejé antes de marcharme. Uno de los shaktas rompe la vitrina con el puño desnudo y al coger la espada, se queda unos segundos parado. Los dedos de la mano empiezan a congelarse… Y mi mirada vuelve a mi cuerpo.



Sigo sentado en ese banco, con la mirada fija en un niño al fondo, un centenar de metros lejos de mi. Cuando parpadeo, el niño huye.

Edrielle me agarra la mano, está demasiado caliente para ella. O quizás soy yo el que está frío.

”Has desbloqueado mis recuerdos a través de ti. Ella estaba detrás de todo desde el primer momento.” Edrielle intenta mirarme a los ojos otra vez mientras me dice esto, pero algo hace que rechace su mirada.

”Si tiene a Stauros y también a su sombra, es invencible. No podemos con ella. nadie puede con ella.” Digo levantándome y mirando en mi teléfono la dirección del hotel.”Necesito descansar.”



Caminamos un rato más, alerta por si vuelve a aparecer Victoria, pero ni ella, ni ninguno de sus shaktas está por ahí.

”Es extraño. Yo estaba oficialmente muerto. No sé como fue, seguramente en una de esas batallas que asolan nuestro mundo. Desperté en una vieja bodega de un campo de entrenamiento. Y resulta que no solo tú sigues viva, sino que ellos han escapado. Algo se nos escapa.”

Edrielle no responde, se limita a encoger los hombros.

”Si Victoria y los shaktas se han escapado, tiene que haber más gente fuera. Nuestro mundo era grande y diverso. No todos eran amigos, claro, pero alguien más tiene que haber…”

Edrielle vuelve a intentar mirarme. Esta vez duele menos y su mirada logra conectar con la mía.

”Si queda alguien, estará allí donde nos dirigimos. Eso si, no te enfades conmigo.”

Por primera vez hoy, Edrielle sonríe. Señala hacia un hotel más adelante.



Sigo sus pasos y entro en la recepción. Edrielle en un perfecto croata habla con la recepcionista, que le entrega una llave y señala una puerta.

”He quedado con alguien en el bar. Ven.”

Y casi a saltitos, se dirige hacia la puerta.



Al otro lado de la puerta, sentado en la barra con un vaso de un whisky muy caro, me espera un joven pelirrojo.

Si, es Laertes. Mi viejo rival. El que intentó quemarme dos veces, y al que maté yo en tres ocasiones. Laertes, que al verme exclama:
”Ah, que pensabas que podías ganar”


Pabs de la nevera, El Hombre de Hielo, dueño de la cabeza de tirant.


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