Su Primera vez en El Amor.

Day 5,046, 23:33 Published in Argentina Argentina by Pablo David Costa

Nos vimos mas de una vez en la Pileta, ella era muy simpatica, y siempre sonreía ante mi presencia, llegué a creer cualquier tontería sobre mi aspecto porque su sonrisa, era particularmente agradable, la veía tantas veces esporadicamente, entonces, quise mantener una relación entre mi ambición y mi ingenuidad.
Hablé con mi padre, con mi madre, le conté que seguía mi derrotero de pobreza al igual que en la pequeñez, ellos me dijeron que les contara, porque mi expresión tenía tan rotundo sentido. Y la verdad es que la última semana, me pidió que estemos a solas, antes de pedir su mano, nada dijo mi Padre. Nada antes de pedir su mano y yo sentía que ella debía decirme o hacer algo a solas conmigo.
Por aquel entonces, sus estudios de Farmacia habían cambiado de rumbo, hacia la Ingeniería en alimentos, sus ojos, su piel, nuestros cuerpos desnudos tantas veces en la piscina, era una nueva relación con el ambiente, no había bombachudos ni gorra ni ropa a rallas, mi pecho desnudo, su cintura apenas cubierta por una maya elastica sus nalgas podía verse desde cualquier lugar, y claro, a plena luz del día, en lo posible con son, eran esas tardes preparadas, por algunas rutinas o por algunas personas, familias a llevarse por delante el calor con vivacidad aprovechando el agua.
MIentras tanto yo mantenía mi vida de pupilo de una Asociación en la cual, me daban de comer una cama, a cambio de mis enseñanzas de baile, patín, danza, y unas cuantas fregadas por la Casa de Cultura, algunos favores siempre surgían, y también hahía recibido favores, una sabana nueva, en el primer año de uso, alguien me obsequió y quiso que la tuviese, también un par de ojotas, y una camiseta, de todas formas siempre buscaba la forma de renovar mi vestuario acotado y sencillo, quitarme las calzas de baile, pasar algunas horas.
Ante todo, la circunstancia me llenó de emoción, una carta pedía, con un estilo muy vistoso, y encantador, que esutviese en su casa, entregada por ella misma, o una persona, muy parecida. Digo porque en estos tiempos no se duda ni por casualidad de los clones o las clones, además de los parecidos, y la sensillez de algunas gemelezas, de todas formas. Estuve esa tarde en su casa.
Por fín se presentó la oportunidad, no dudé en tocar su timbre, aunque pensara todo el tiempo en las palabras de mi padre, supuse que estaría su padre allí, me llevó un tiempo verla tan presente y bien vestida, frente a mí me acercó su mano, yo intenté besarla, y me dijo, nada de eso, salúdame. En ese entonces, mi titubeo dio tantas vueltas en su portada, que casi siento varios calambres, paradojicamente, una gran alegría me invadió cuando, me pidió que entrara a su vivienda.
Rapidamente, me pidió que vayamos a la vía pública que vayamos a un parque de la ciudad, que no se sentía comoda; si en su propia casa, o no. Buscaba escapar de algún asunto familiar, no lo sabía aún, llegamos a la plaza al parque, allí nos sentamos en un banco, y dijo quedate tranquilo tomemos aire, dejemos pasar el tiempo y te explicaré.
Al poco tiempo, vi el tránsito, las veredas, su pollera, su vestimenta, en general tantas veces, que no pude dejar de pensar en aquello, que me diría. Al fín y luego de un tiempo suspiró, aunque había dejado de notar su sonrisa, ella seguía junto a mí, y por fín se decidió a hablar. Me miro tiernamente, y me dijo: Hay muchas cosas que no he probado en tiempo, quizás nunca nadie haya probado lo que intento, es una cuestión personal que se puede dar a conocer, o nó, todo depende de tí. Estoy esperando que se haga la hora de estar a solas, dijo, y alli nos quedamos un tiempo más.
Para cuando marchamos a su vivienda, recordaba que nuestra distancia se aquietaba, nos acercabamos y alejabamos con los pasos, en forma que cualquiera podía notarlo.
Una vez dentro de su vivienda, prendió un gran televisor color, y me dijo, creo en Dios, y tu vas a cumplir mi sueño. Me tomó de la mano, me llevó a su cocina. Y allí al cabo de unos minutos bendó mis ojos, y repitió supongo que nadie lo ha hecho y no tengo el coraje, ahora puedes ver.
Las dos, estaban frente a mí, ustedes entenderán, había que hacerlo, había llegado el momento justo para cumplir sus ilusiones, de repente me dijo. HAZLO: HAZLO: Se bueno, entonces tomé la Mostaza y la Mayonesa y las mezclé, las untamos en un pan e hicimos unas tostadas, todavía supongo que ella es una revolucionaria, o quizás una gran persona de la Argentina.