Sal De Mi Habitación

Day 3,590, 06:51 Published in Venezuela Peru by Nelson26G

Sinopsis: Osmar y Cinthya, un matrimonio residente en Cuautla, Morelos se dirigen hacia Pachuca, en el estado de Hidalgo para visitar una casa herencia del padre de Cinthya. En el camino se encuentran con un bar, donde las personas les cuentan las trágicas historias que ocurrieron en aquella casa, con el fin de que cambien de idea.



Sal de mi habitación.

– Y tú – Apunta Teodoro a un hombre sentando próximo al mostrador – ¿no eres tú el que conoce la historia de aquella familia que se mudó allí hace un par de años?

El hombre ni se inmuta. No parece tener deseos de una conversación. Continúa tomando su cerveza con el pesar de quien no quiere estar en el lugar.

– Ah, ¡vamos hombre! No harás daño a nadie si cuentas lo que sabes de esa casa maldita.

– Ya, déjalo, no tiene importancia – Dice Osmar intentando romper el incómodo silencio que proseguía a las solicitudes de Teodoro – no debe ser nada interesante.

La insistencia de Teodoro o la poca importancia que le dio Osmar, terminaron por convencer a aquel hombre:

– Lo que tengo para decir no es interesante, pues nadie con la más mínima de las compasiones puede encontrar que la desintegración de una familia sea una buena historia.

Las miradas de Oscar y Cynthia decían todo lo contrario. Y entonces decidió contarles.

Hace cerca de dos años, una familia que vivía en esa casa se desintegró de forma muy misteriosa. Una familia perfecta. Padre, madre y una hija. Los rostros felices de Leonardo, su mujer Melissa y la pequeña Carol aún estaban enmarcados, inmortalizados en un pequeño portarretratos sobre la mesa de trabajo de Melissa.



La mujer que contemplaba aquella imagen era una copia desfigurada por el llanto y la tragedia. El contraste era evidente y la copa de vino al lado de la botella se hacía necesaria para superar y seguir adelante. El periodo de duelo debía pasar, ella aún tenía por quien salir adelante.

Pero parecía que Melissa había muerto para el mundo. Ignoraba todo y a todos, llamadas telefónicas y correos electrónicos de familiares y compañeros de trabajo por igual. Incluso de las personas más cercanas.

– Madre – dijo Carol, aproximándose cautelosamente.

Melissa ignoró a la niña de rostro angelical abrazada a un enorme oso de peluche. Pero la niña insistió: – Madre… ¡Papá está en mi cuarto otra vez!

Carol acababa de cumplir los siete años, era hija única, sobrina única, nieta única… una niña mimada por todos lados. Veía cumplir todos sus deseos a la primera solicitud. Pero el estado de su madre en aquellos días no la hacía feliz. La niña apretaba el oso, intentando descargar toda la frustración de no ser atendida por su querida madre. Quizá ella también tenía un poco de miedo, ya que su padre estaba en su habitación, su refugio, su pequeño castillo color de rosa.

Carol se llevó el pulgar a la boca, masticándose el dedo, esperando alguna reacción de su madre, que sollozaba de forma incontrolable.

Al darse cuenta que la situación no cambiaría, Carol se dejó caer en el suelo, jugando con su oso de peluche.

– Mamá, ¡ordénale a papá que salga de mi habitación! ¡Quiero dormir y el sigue allí! ¡Quiero que salga de mi habitación ahora!

Melissa se recompuso secándose las lágrimas, colocando nuevamente la foto sobre la mesa de trabajo.

– Lo siento cariño. No debería estar llorando así.

– No te preocupes. ¿Le puedes pedir a papá que salga de mi habitación?

Ella acarició la imagen de la familia feliz una vez más, antes de levantarse apoyándose en las paredes. Cuando vio a su madre salir por la puerta que daba acceso al pasillo, Carol le solicitó un capricho más:

– Mamá, ¿me preparas un chocolate?

Carol, esa niña que siempre lo conseguía todo. Allí estaba Melissa yendo a la cocina para preparar un chocolate.

Continuara...