Marx y el estado

Day 893, 05:05 Published in Uruguay Serbia by Berkut Dorado

El fondo que enfrenta a las filosofías capitalista y comunista reside en que la filosofía capitalista parte del primitivismo animal de supervivencia sin base científica, no considera al ser humano como parte material del complejo mundo material, necesitado de vivir en convivencia y solidaridad. Hace una interpretación grosera e insolidaria del desarrollo humano basándose en el individualismo y la lucha competitiva entre los demás humanos e incluso con el resto del mundo material al que denominamos naturaleza o entorno ecológico, que como estamos comprobando gracias al desarrollo tecnológico puesto en sus manos, lo está destruyendo.

La filosofía con base científica que es el marxismo, defiende el vivir en comunidad solidaria en el amplio sentido de la expresión, sin destruir ni dañar a los seres humanos, ni el medio en que nos desenvolvemos. No es la competencia el motor de convivencia y desarrollo, sino el generar un medio organizativo donde el ser humano liberado de la enajenación capitalista pueda desarrollar el dios creativo que es, desde el conocimiento científico y el dominio del método de análisis materialista dialéctico.


Lo que se necesita es comprender la interpretación que Marx y Lenin supieron hacer sobre cómo la minoría social capitalista se organiza para explotar y enajenar a los explotados y cómo los explotados, desde el medio capitalista que le toca vivir, en el desarrollo de su lucha anticapitalista tras la revolución y derrota del Estado capitalista, lo mandan al basurero de la historia y lo sustituyen por el Estado de los trabajadores organizados como clase dominante, donde se liberan del trabajo enajenado capitalista y ejercen toda su capacidad político-productiva al mismo tiempo, en solidaridad entre los trabajadores de cada centro de actividad y con los demás centros donde laboran los demás trabajadores.

En definitiva el partido dirigente lo es en cuanto elemento educador de la filosofía marxista y como ejemplo moral, sin privilegios materiales que estén por encima de los que disfruta el conjunto del pueblo. Nunca el partido debe suplantar al pueblo en el ejercicio del poder. El pueblo es el que debe constituirse en clase dominante, nunca el partido. Por otra parte una revolución basada en el culto a la personalidad, está condenada al fracaso cuando el líder carismático muere y los aparatichis mejor situados en el aparato estatal se liberan de los condicionantes del socialismo burocrático y hacen retornar al país a la esencia del burocratismo que es el sistema capitalista.