Concurso Leogar: Una noche

Day 3,611, 13:55 Published in Spain Spain by Arunrath

Su nombre era Ana y en una noche me robo el corazón.

Nuestros cuerpos se fundieron en uno solo en la parte trasera de mi Simka 1000.

Todo empezó en una fiesta de pueblo, una de esas fiestas donde la juventud va a emborracharse y a cepillarse todo lo que se pueda. Nuestras miradas se cruzaron en la pista de baile y allí nuestros cuerpos se conocieron, nuestras pieles se rozaron y saltaron chispas como si de un anuncio de condones se tratara.

El calor, el roce y la música de pachangueo subió las revoluciones de nuestros corazones y sin poder evitarlo nuestros labios se unieron en un beso de los que escriben los grandes poetas y hacen canciones los "artistas" de reggaeton.

Una de mis manos entro en su pelo y lo acaricio como si de una ola se tratara, mientras la otra mano se deslizaba por la espalda hasta que una de sus manos agarro la mía.

Aquí termina la diversión, pensé. Cuanto me equivocaba.

Su mano llevo la mía hacia su cuello, mis dedos la acariciaron y un gemido escapo de sus labios.

Nos pusimos en camino hacia mi coche, paramos en mil y un portales hasta que dimos con el parking donde tenia mi coche.

Ella se recostó en el capo mientras nuestros labios bebían del otro como si lleváramos horas en el desierto y al besarnos calmáramos nuestra voraz sed.

Sus manos corretearon por mi cuerpo hasta que encontraron mi cinturón, en menos de un segundo sus manos me rodeaban y antes de que pudiera soltar un gemido su boca me catapulto hacia el cielo.

Mientras disfrutaba de tan exquisito placer mis manos empezaron a desabrocharle botones, pronto tuve que desatarla de los grilletes que oprimían sus atributos de mujer. Una vez liberada de sus grilletes, Ana se incorporo de nuevo y con un rápido gesto se limpio la comisura de la boca.

Nos miramos y en un suspiro mis labios buscaron su cuello mientras mis manos terminaban de liberarla.

Tras una pequeña pausa para coger aliento volvimos a buscarnos, esta vez me tocaba a mi, así que adopte la postura adecuada usando un zapato a modo de rodillera y mis labios buscaron su parte mas sensible. Tras varios instantes de placer mis dedos se adentraron en ella, buscaron el botón rojo y cuando lo encontré todas las alarmas saltaron, no pudo resistirse mucho hasta caer rendida pidiendo mas.

Abrí la puerta de atrás y mientras ella intentaba ponerse cómoda yo me enfundaba el casco. Tenia que adentrarme en una mina inexplorada y hacia falta llevar protección.

Estaba preparado para adentrarme y ella quería todo lo que yo tenia para ella, pero estaba oscuro...no fue a propósito pero me equivoque de mina y empece a perforar donde no era.

Al principio ofreció algo de resistencia pero el terreno estaba bien preparado y el taladro entro sin apenas esfuerzo. Yo embestía con fuerza para poder terminar pronto con la faena y ella como si fuera la capataz me pedía mas ímpetu, mas fuerza, algo que me puse a cumplir con agrado.

Los gritos y gemidos debieron de alertar a alguna vecina envidiosa porque se presento una patrulla de los de verde.

Me quede sin terminar la mina, con la perforadora cargada de combustible y para colmo con un par de multas.