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Vivimos cotidianamente en medio de las amenazas y los peligros de la Guerra, que escrita así, con mayúscula, parece tener un lugar en el altar de los más perversos ídolos de la humanidad.

En el ritual abrumador de las confrontaciones armadas, el sudor y la sangre son dos poderosos símbolos: ya sea del esfuerzo y la victoria o del miedo y la derrota. Aunque el esfuerzo no siempre asegura la victoria ni el miedo es siempre el antecedente de la derrota.

Muchas veces sentir miedo es la única forma posible de supervivencia. Pues, quien tiene miedo de la guerra sabe lo que la guerra le ofrece y se esconde cuando huir no es suficiente. El miedo es por lo tanto una forma de sabiduría: la sabiduría de los débiles. Del mismo modo que el coraje es a veces la perdición de los que se creen fuertes.

Tanto para los débiles que se protegen como para los fuertes que acechan, tanto por ampararse en el miedo como por preparar una estrategia cuando la valentía no es suficiente, siempre hace falta tener un escondite.



Y en los tiempos en que las balas vuelan de un lado para otro, dejando muertos de un lado y del otro, las palabras, que también son poderosas balas, tampoco se pueden detener. Al igual que la Guerra tiene sus altares, la Verdad -lo que sea que fuere o según quién la invoque- tiene su altar en un lugar privilegiado: el Periódico.



¡Atentos todos! El Periódico en tiempos de guerra puede ser la mejor trinchera para la libertad o la más letal de las armas en manos de los tiranos.

Rubbal
Cundiboyacense, Colombia, Día 5.033
(31 de agosto de 2021)