Refracciones sobre lo ideal.

Day 3,907, 03:07 • Published in Spain Spain • by Barriga Verde
Refracciones sobre lo ideal.

Preámbulo.

Sentirse ofendido o mostrar indignación ante una acción o la expresión de una idea es consustancial a la moral mayoritaria de una comunidad, al igual que a la moral propia de cada individuo que la conforma, comunidad e individuo no tienen por qué coincidir en todos los valores y es en esa discrepancia donde nace el humor más controvertido. Y esto no quiere decir que los principios o creencias de una mayoría, aunque prevalezcan, tengan un valor superior, y por supuesto tampoco indica que el ofendido o el indignado lleve razón per se.


Subtitulo: Con España no se juega.

Erepublik se ha definido en los últimos años como un juego cada vez más vacío de interacción social, donde la mayoría de los pocos que aún jugamos piensan que el objetivo principal de los clicks que hacemos es tomar las decisiones necesarias para que la comunidad a la que pertenecemos tenga unos bits a los que llamamos país, sobre los que cimentar una economía tanto individual como colectiva, que nos permita tener más energía para pulsar el botón “figh”, más empresas para financiar tanques y armas y elecciones que amañar con el objeto de que sin importar el partido que gobierne, todo siga igual. De ahí que haya surgido la expresión de poner el país en “piloto automático”.



Cierto es que parte de esa mayoría promueve además un “roleo blanco” una manifestación de una interacción social capada, que no ofenda a nadie y menos aún que rompa el rumbo que marcan unos pocos y que siguen otros tantos adormecidos. Un pensamiento alternativo, minoritario siempre, pero lleno de talento a la hora de aprovechar los subterfugios que permite el juego y plantear caminos divergentes, sitúa los clicks en la interfaz del juego como un mero sustrato donde construir historias, relatos que solo son posibles cuando se rompe el aletargamiento.



Lo ideal estaría entonces para los que les interesa algo más que la faceta “clickera” en encontrar un medio de romper esa modorra sin poner en peligro los bonos del país, ni las relaciones con aliados, ni las fronteras, un roleo blanco como lo hemos llamado más arriba que nos entretenga entre batalla y batalla de la enésima TW; sin embargo, por lo artificial y vacío de este tipo “entretenimiento” todos los intentos de los últimos años en reflotar en eEspaña el ministerio de “Cultura” han fracasado, y el número de publicaciones en prensa está bajo mínimos. Y sólo, aún en verano, cuando se han enfrentado dos posturas verdaderamente antagónicas de entender el juego, y sin necesidad de un MInisterio de Cultura que dispensara concursos a modo de metadona, hemos asistido a un breve resurgir de la prensa. Y es que para que un relato sea de interés debe contar con villanos de calidad.




Cuando Brulal619 recuperando el estilo periodístico de Luis de la Santa pocos días atrás “Las cloacas de Leogar”, tenía en buena parte de su argumentación la razón de los que sitúan el módulo militar como “late motiv” del juego, esto es un juego de guerra y lo demás puramente accesorio, por lo tanto, las decisiones de Leogar en la presidencia iban contra el interés del país, una razón lógica y poderosa, pero no de superior valor a la razón de la minoría que actuó premeditadamente en este caso como villana, donde las fronteras, los bonos, las empresas, y las relaciones internacionales son solo una excusa para rolear y no el fin último del juego.


Epitafio.

Cuenten los días, semanas y meses hasta que vuelvan a disfrutar de un debate como el de la legislatura que acabó con la expulsión de un gobierno antisistema como el de Leogar, valoren ustedes, las mayorías, si el dinero empleado este mes no ha generado mayor interacción entre jugadores que la financiación de packs a 10 ó 20 cuentas. No sé como aún les quedan ganas a Lizan y compañía de seguir provocando a la cada vez más exigua comunidad para que reaccione. Fue divertido el relato, fue aún más entretenido el debate… Y ahora dirán que yo me llevo bien con Leogar. Sí, siempre hemos sido uña y mugre.