Erase una vez un Imperio
Van Belisario
Ojo que no me refiero al Imperio eChileno, sino a la pasajera posición Chilena de fines del siglo XIX.
Encontre un articulo que procedo a poner en esta vitrina.
“Sólo imagine si nosotros nos viéramos mañana envueltos en una guerra contra Chile. En qué miserable condición nos encontraríamos; podríamos mandar allá a nuestra marina completa y aquellos acorazados chilenos la barrerían del océano”.
El autor de la carta que se cita es un almirante. ¿Peruano? ¿Argentino? No. Estadounidense.
Así es. En 1877, el almirante David Porter alertaba con estas palabras de la inferioridad militar de los Estados Unidos ante Chile.
Y no estaba solo en su preocupación. El asunto se discutió con urgencia en el Congreso de los Estados Unidos. Allí, el representante Benjamin Harris pintó un panorama vívido de la amenaza chilena: “Es manifiesto que, en un conflicto con esa pequeña nación, los Estados Unidos estarían desamparados para resistir el primer ataque, y Chile podría imponer tributo a la ciudad de San Francisco o sellar el Golden Gate como una muralla de hierro”.
Algo parecido decía en 1884 Albert G. Browne ante la Sociedad Americana de Geografía: “Chile, si le place, puede dominar la costa del Pacífico de los Estados Unidos. Cualquiera de sus tres acorazados puede echar a pique todos los buques de madera de nuestra miserable marina”.
Chile nunca llegó a enviar esa expedición contra la costa occidental de Estados Unidos, pero sí chocó directamente con la potencia del Norte, justo a mitad de camino: en Panamá.
Los norteamericanos tenían un claro interés en la zona: lograr que el Estado de Panamá se independizara de Colombia, para convertirlo en un protectorado en el cual poder construir un canal que uniera el Pacífico con el Atlántico, evitando el largo trayecto hasta el Cabo de Hornos (o sea, precisamente, hasta Chile).
Tomando una de las constantes revueltas panameñas como excusa, Estados Unidos intentó su jugada en 1885, enviando dos barcos y un contingente de marines que desembarcan en Panamá.
A la intervención del imperio del Norte siguió la respuesta del imperio del Sur. Chile envió su crucero Esmeralda, que arribó al istmo el 28 de abril. Y logró lo increíble: Estados Unidos prefirió evitar el conflicto, los marines se retiraron y dos días después el gobierno de Bogotá retomó el control de Panamá.
El poder de la Esmeralda, considerado el barco de guerra más rápido del mundo por esos días, era temido por la marina estadounidense. Según el Army and Navy Journal, “la Esmeralda puede destruir a toda nuestra Armada, nave tras nave y nunca ser tocada”.
La intervención chilena en Panamá fue la cúspide del poder chileno en el Pacífico, una que resume el historiador William Sater en el título de su libro Chile y Estados Unidos: imperios en conflicto. Pero también fue el comienzo de su fin. Alertado por el bochorno de Panamá, el Congreso estadounidense aprueba la ley naval e inicia un ambicioso plan de inversión en su Armada que pronto deja atrás a Chile, sumido en la guerra civil de 1891 e incapaz de sostener una carrera armamentista contra una economía inmensamente superior.
La nueva realidad se hace patente cuando, en 1892, Chile pide disculpas e indemniza a Estados Unidos por la muerte de dos marineros en una pelea a la salida de una cantina en Valparaíso. El incidente deja la correlación de fuerzas en claro, pero no impide que Chile continúe con su sueño imperial en el Pacífico.
El país sabía que un imperio sin colonias no era un imperio. Y el tiempo era propicio: si años antes se había producido la carrera de las potencias europeas por dividirse África, ahora era el turno de repartirse Oceanía: Francia crea la Polinesia Francesa, Estados Unidos anexa Guam y Hawai, Alemania compra las Palau, y Gran Bretaña forma varios protectorados.
¿Y Chile? La efeméride todos la aprendimos en el colegio: en 1888, tras un acuerdo entre Policarpo Toro y los jefes rapanui, la isla es anexada. De lo que se habla menos es de lo que pasó después: los 77 años en los cuales nuestro país no administró la isla como parte de su territorio, sino que la explotó como una colonia al estilo de los grandes imperios de la época.
El verbo correcto, efectivamente, es “explotar”. Siguiendo el modelo de Holanda con Indonesia, del Reino Unido con India o de Bélgica con Congo, el Estado la entregó a una empresa privada, la Compañía Explotadora de la Isla de Pascua.
Los colonizados no eran chilenos. Tampoco tenían derechos de ninguna especie. Fueron despojados de sus tierras y reducidos a Hanga Roa, encerrados por un muro que no podían traspasar sin autorización, mientras la Compañía Explotadora convertía a la isla en una hacienda ganadera para la cría de ovejas.
La suerte de los rapanui no fue distinta a la de los colonizados por los imperios europeos en África o Asia: trabajo servil, represión brutal y pequeños alzamientos sofocados con más brutalidad, incluso con la ayuda de la Armada chilena cuando fuera necesario.
Recién en 1952 se acabó el contrato de explotación y la isla pasó al control de la Armada, y hubo que esperar hasta 1965, tras un nuevo levantamiento liderado por Alfonso Rapu, para que la ley Pascua convirtiera a la isla en un departamento de la provincia de Valparaíso, y a sus habitantes en ciudadanos chilenos con derechos como la libre circulación y el voto.
Así, en la misma época en que las colonias africanas se independizaban, Pascua era admitida como parte de la metrópoli, de un imperio que nunca fue. De aquella época aún queda nuestra grandiosa noción de “Chile tricontinental”, gracias a la ex colonia de Pascua en Oceanía, y a la congelada reclamación territorial sobre un sector de la Antártica.
Y también, claro, la parte más incómoda: delitos de lesa humanidad, como el “lunes fiscal”, un día de trabajos forzados instaurado por la Armada. Y los castigos (“azotes, tortura sistemática de parte de oficiales navales, violaciones, abusos deshonestos…”) contra los colonizados.
Cosas del imperialismo.
FUENTE: Que Pasa
Comments
Interesante artículo
Pole
🙂
buen articulo
que bonitos los moais 😛
que moais?
Interesante
Bizarra historia. Porque aunque EE.UU. en aquella época tenía numeros monitores costeros, efectivamente no tenía flota de alta mar.
Para 1898 la Doctrina Monroe había creado una flota para relegar a América Latina a su actual condición de patio trasero.
Pero no en el Pacífico y por eso querían Panamá.
Interesante extracto histórico
Rica la mina
Harto mala la exposición, pero no extraña porque se trata de la Revista "Qué Pasa": no les pidamos más, son periodistas, no más. Extrajeron lo más escandaloso de aquí y allá - sin importar que fuera cierto o no, como las historias tremebundas sobre Isla de Pascua - y le dieron a las prensas.
La historia es más rica si analizas lo que le faltó a Chile para concretar esa grandeza. No creo que se llegara a "Imperio", pero sí "Potencia", y lo que faltó fue la gente: entre 1884 (fin de la Guerra del Pacífico y punto máximo de Chile) y 1890 murieron, en sus camas, más de treinta destacados militares, políticos y empresarios que eran los que daban el impulso al país: sin ellos, nos estancamos. Hasta hoy.
Saquen cuentas: murieron Condell, Uribe, Sotomayor, Amunátegui, Maturana... Entre los políticos anoten a Vergara y el propio Aníbal Pinto, además de Vicuña Mackenna. Y entre los industriales - además de Urmeneta, fallecido justo en 1878 - desaparecieron, Matte, Montt, los Mac Iver, los Gallo...
ESO es relevante y hasta sospechoso: murieron de enfermedades violentas y rápidas. En sus camas. Y Chile se quedó sin su mejor generación de gente capaz.
Todo lo demás vino por añadidura. Incluso la Revolución de 1891, obra maestra de estupidez que no puede entenderse sino por una fantástica y bien aceitada maquinación. ¿Extranjera? Puede ser: ¿A quién convenía? ¿Quién obtuvo los dividendos?
Una de las cantinelas idiotas sobre la Guerra del Pacífico es aquella de que los ingleses - o norteamericanos, no parece haber distinción - la provocaron para quedarse con el salitre. Idiota porque no necesitaban una guerra para eso y menos un país vencedor y poderoso como salió Chile de ella. Pero si desaparecían los capaces, los que sabían, los que hubieran previsto y prevenido el despojo... Les resultó mejor después de la Guerra, en definitiva.
La guerra civil de 1891 es parte de una adorable teoría que dice que cada 40 años Chile se dispara en el pie.
1810: Guerra de independencia
1851: Revolución de 1851
1891: Guerra civil
1931-1932: Crisis
1973: Pinochet
2011-: Nuestros días
No se incluyen las guerras externas porque son acontecimientos internacionales, y de este ciclo, uno por medio es realmente violento (guerra de independencia, guerra civil y Pinochet). Esta teoría también existe en EE.UU. en el libro Generations, de Strauss y Howe [http://en.wikipedia.org/wiki/Strauss%E2%80%93Howe_generational_theory].
Nunca me hago cargo de Teorías foráneas XDD
No está mal, pero solo si uno se olvida convenientemente de varias guerras civiles, revoluciones surtidas y otras cosas. Ocurre que cada dos generaciones tenemos una que quiere arrasar con todo y eso es humano - "demasiado humano" - así que no es solo en Chile. Corresponde a ciclos, pero a veces, y ese es mi punto, esos ciclos pueden ser provocados y hasta facilitados. A veces desde del exterior.
No creo que de para hacer Historia: a estas alturas deben haber desaparecido todas la pruebas e indicios. Si es que alguna vez los hubo.
Pero me va a salir una novela excelente. Copyrigth.
En ese caso te acercas más a las teorías de Toynbee.
Longueira hace como 10 años dijo lo mismo, "cada 40 años queda la cagá en chile".
todas las sociedades cambian cada cierto tiempo la diferencia es si lo hacen pacifica o violentamente...por ejemplo Inglaterra la mayoria de las veces los cambios son pacificos porque su sistema politico es flexible, en Chile en cambio nuestros sistemas politicos siempre son diseñados para mantener el statu quo, no pueden lidiar con las necesidades de cambios y al final acaban explotando cada 40 o más años. Ademas en Chile siempre el sistema lo ha impuesto el vencedor, no es consensuado, y al cambiar la correlación de fuerzas, se vuelve a cambiar todo: 1831 los conservadores, 1891 la oligarquía, 1973 la derecha.
Parece que la frase original de los cuarenta años es de Álvaro Bardón.
buen articulo.
v, s
Me gusto el articulo
votado por lo moais 😃
OOOOOOOOOOOO WOWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW CHILE LE GANA EN GERRAAAA A PERU VOLIBIA Y UZAAAA NOOOO WOWWW OMGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG BIBA CHILE MUERTE A LOS NEGROS BIBA LA RASA ARRIA
Recuerdo haber leido a un autor norteamericano que mencionaba como una de las motivaciones para la "conquista del oeste" el hecho de que la marina chilena podía dominar el pacifico y que en California había una alta presencia chilena por la fiebre del oro de un par de decadas antes.