Cronicas desde el Infierno

Day 885, 11:07 Published in Spain Spain by Nehs



Capitulo Primero


Norsk agacho la cabeza y se inclino hacia el viento. La tormenta se le había venido encima súbitamente, precipitándose desde el norte. Las ennegrecidas ruinas de la, otrora orgullosa ciudad, se alzan desafiantes al viento, como recuerdo imborrable de la locura humana.
Desanimado ojeó el viejo mapa, en algún lugar, al norte de la ciudad, se encontraba el antiguo polvorín de Eden, no albergaba esperanzas de encontrar nada, si la explosión nuclear no lo había destruido, los saqueadores lo habrían arrasado. Pero necesitaban desesperadamente provisiones, armas, medicinas, cualquier cosa que pudiera encontrar.



Al fondo de la calle, entre los escombros, un famélico perro escarba entre la basura buscando alimento. Norsk dudo un momento, sería un tiro fácil y no recordaba la última vez que había probado carne fresca. Se echó el rifle al hombro, pero recordó las advertencias de Myrvel, su viejo compañero de armas, se acerco y comprobó que el animal estaba enfermo por la radiación, maldijo su mala suerte y ahuyentó al perro.

Alzo la cabeza afrontando otra ráfaga helada y se percato de que oscurecía. Pronto seria de noche y sus miembros estaban entumecidos, debía encontrar un refugio para pasar la noche. Hasta ahora había tenido suerte y no se había tropezado con los Merodeadores, esos malditos bastardos eran carroñeros y no deseaba un encuentro con ellos, un tiroteo con esos bastardos atraería a los soldados de Phoenix que no andaban lejos y lo que menos deseaba era tenerlos husmeando cerca.

No se hacía ilusiones y sabía que sería ejecutado si caía en sus manos, aun recordaba el gesto de desafío de Aitor ante el pelotón de fusilamiento, su entereza ante lo inevitable. Norsk aparto esas imágenes de su cabeza, recordar a los amigos caídos no iba a ayudarlo ahora.



Finalmente encontró un edificio en el que resguardarse durante la fría noche, un viejo supermercado, que apenas conservaba las paredes y cuyo techo hacía tiempo que se había venido abajo. Entre los escombros asomaba la entrada a una cámara frigorífica, será un buen lugar para pernoctar.

Con la llegada de la oscuridad, al calor de la pequeña hoguera, volvieron los recuerdos. Entre las sombras del campamento acechan los fantasmas del pasado, los amigos que quedaron atrás, Aitor que murió insultando a sus verdugos, o Javi y Luis, que nos dieron un tiempo vital para escapar, emboscando a los soldados de Phoenix en un desfiladero, quizá lograron escapar… y la traición.

- Maldito seas Manceon. Pagaras, juro que pagaras por tu traición.

Sobre el horizonte, afilado como una navaja, los colores del amanecer teñían la atmosfera. Al cabo de un breve instante, una luz cálida iluminó las ruinas de la ciudad, un repentino baño de calor y luminosidad.

Desde la posición privilegiada que le proporcionaba la antigua torre de comunicaciones, Norsk recibió con alivio el tenue calor del amanecer, la tormenta del día anterior se había desvanecido durante la noche, arrastrándose hacia el sur. Tendido en el suelo, escudriño el antiguo cuartel de Eden, los restos de los tanques aun permanecían en el lugar donde la explosión nuclear los sorprendió, montando una fantasmal guardia. Afortunadamente el polvorín permanecía intacto, aunque no era el único que parecía estar interesado, había alguien en su interior, probablemente Merodeadores.



Alcanzar el polvorín no fue difícil, no había nadie vigilando el exterior. La puerta blindada, que había sido forzada hacía bastante tiempo, daba paso a un desangelado puesto de guardia, donde todos los equipos informáticos, que sobrevivieron a la explosión, habían sido saqueados. Pero el objetivo de este viaje estaba a un paso, tras la puerta que daba acceso al almacén, Norsk comprobó por última vez su fusil y se deslizo en el interior. Como temía, el polvorín estaba prácticamente vacío, aunque su atención estaba fijada en el único ocupante del lugar, lentamente se acerco por detrás, alzo su fusil apuntando al extraño, pero su dedo se congelo en el gatillo, no podía creer lo que estaba viendo.

- ¿Que ocurre Norsk? Cualquiera diría que has visto un fantasma.

- Pero… Es imposible… -Balbuceo Norsk. – Tú deberías estar muerto.

Aitor dejo sobre una mesa unos cargadores que había recogido, para acercarse a su viejo compañero de armas.

- Pues parece que la muerte no me ha sentado nada mal, ¿No crees? Vamos quita esa cara de susto.

- ¡Me alegro de verte joder! –Exclamo Norsk, bajando el arma. – Todos te dábamos por muerto.

- Hay mucho que contar, pero no ahora. Recojamos todo lo que nos pueda ser útil y larguémonos de aquí, espero que tengas un coche.

Minutos más tarde, ambos subían al destartalado jeep que Norsk había dejado en las afueras de la ciudad. No sería un viaje tranquilo, pues aun debían atravesar las líneas enemigas, que proseguían su avance incansable hacia el sur, hacia España.


Continuara…





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