Crónica desde la Resistencia y Sherry-Delta-Bravo

Day 1,443, 15:59 Published in Spain Spain by Espaugyl




La vida del corresponsal de guerra es dura, muy dura. Desde que las Canarias fueron ocupadas por eBrasil me encontré con incomodidades y problemas insufribles. Por lo pronto el menú del restaurante del hotel lo pusieron sólo en gallego degenerado o portugués o qué se yo, no era posible desayunar en todo el Puerto de la Cruz una tostada con aceite y ajo, sólo había mariconadas de zumo de papaya, plátanos fritos y otras mierdas… es muy duro ser corresponsal de guerra en zona ocupada. Si esto no fuese suficiente se me caía el alma a los pies cuando veía las columnas de prisioneros, sedientos y hambrientos, siendo conducidos a campos de trabajo… había veces que sentado en la terraza del restaurante era incapaz de acabarme el segundo plato y apenas si me entraba la cuarta cerveza viendo esas cosas… lo dicho, es muy duro ser corresponsal de guerra.



Prisioneros españoles que se empeñaban en ir a los campos de trabajo pasando por delante de mi restaurante… así no hay forma de comer tranquilo


A pesar de haber controles de extraños simios que pedían a todo el mundo la documentación, supe que existía una resistencia activa de antiguos combatientes aún no capturados. Mientras un soldado brasileño examinaba mi pase de prensa con los pies, porque con las manos pelaba un plátano, vi que un grupo de españoles le hacía el puente al platanomóvil militar que bloqueaba la calle y huían dando cortes de manga ¡La resistencia estaba viva! ¡No era un mito! ¡Aún había esperanza!



Platanomóvil militar brasileño robado por la resistencia española


Los brasileños ni se dieron cuenta de lo que ocurría a sus espaldas, pero yo vi la dirección que habían tomado y los seguí para contactar con quienes aún luchaban desde la clandestinidad. Me identifiqué en cuanto pararon a tomarse unas cervezas para celebrar el triunfo (eran españoles, no había duda) y con ellos viajé hasta el Cuartel General de la Resistencia. Al parecer, esquivando las absurdas reglas del juego, habían conseguido establecerse en un lugar de Canarias en el que los brasileños no tenían soberanía dijeran lo que dijeran, cosa que me asombró. Me llevaron, burlando controles y volando en ultraligero al amparo de la noche, hasta la isla del Hierro y allí embarcamos hasta no muy lejos de la costa. Entonces lo entendí todo.


La burbuja inmobiliaria no fue tan mala al fin y al cabo, nos enseñó el valor de un metro cuadrado y cómo construir casi en cualquier parte… así que fue fácil localizar a un contratista, a un capataz y a cinco albañiles ecuatorianos para que levantasen el Cuartel General de la Resistencia sobre la todavía sumergida isla volcánica que se está formando… que no aparece en los mapas y por tanto no podía aparecer en verde brasileño.



A la izquierda el proyecto original, a la derecha el resultado final


La actividad en el lugar era incesante, se coordinaban sabotajes por todas las islas, comandos suicidas se orinaban en los depósitos de agua de los acuartelamientos brasileños, hacían pintadas por la noche para animar a la insurrección y cohabitaban con las hermanas, novias, mujeres y madres de los invasores para ganar la guerra genética nueve meses después en sus propias casas. Del sabotaje a la lucha armada sólo hubo horas y entonces me llegaron noticias de que Brasil estaba intentando tomar Andalucía.



Los Comandos Suicidas de la Resistencia hicieron de tripas corazón para cumplir con el sabotaje genético: “Operación Nueve Meses”


Sin perder el tiempo me despedí de aquellos héroes y tomé un avión hacia Jerez de la Frontera, que junto con Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santamaría se habían constituido en el triángulo defensivo “Sherry Delta Bravo”.



eEspaña en guerra… ¿no podrían estar las batallas más cerca? No gano para aviones


Afortunadamente, a pesar de los refuerzos Viseros y las inacabables reservas de plátanos, nuestras tropas resistían al invasor. Encontré en el combate a civiles y soldados por igual coordinados por improvisados centros de mando en bares y terrazas de cervecerías (es curioso pero nunca encontré uno de estos centros de mando en una mercería o en un todo a cien). Por cada plátano que nos tiraban les devolvíamos fuego graneado, por cada kebab un contraataque de unidades blindadas y por cada croqueta… les dábamos las gracias y les pedíamos más para reunir raciones completas para deleitar a nuestros aliados polacos y serbios con unas cervecitas y unas copitas.


El desgaste fue terrible pero finalmente les demostramos a los invasores de allende los mares que la fuerza que da defender el langostino de Sanlúcar, el vino de Jerez o el pescaíto frito en El Puerto de Santa María no es comparable a lo que puedan aportar plátanos, kebabs y otras porquerías.


Desde Andalucía, tapeando y con una copita de fino, se despide este corresponsal.

Espaugyl



Última hora: La resistencia canaria triunfó. Escasos minutos después, de forma inesperada, el Cuartel General de la Resistencia se derrumbó cuando alguien intentaba con un martillo colgar unos cuadros. No hubo víctimas. Hay rumores de un extraño bug en Canarias ¿tendrá algo que ver el acabado “profesional” de la instalación eléctrica del desaparecido Cuartel General de la Resistencia?