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"¿Cuanto tiempo he estado durmiendo?¿En qué año estamos?¿Porqué la nevera huele tan mal?"

La cabeza le torturaba con miles de preguntas solo abrir los ojos. La tenue luz emitida por el led de stand-by del monitor dejaba libre a la imaginación para transformar el desgastado teclado en monstruos, musas y épicas batallas que antaño fueron contadas.

Levantó la mirada, buscando el reloj de windows. Demasiado esfuerzo era levantar el brazo en busca de un ratón perdido en la oscuridad. Inconscientemente, se levantó a abrir la persiana de su habitación. "Estúpido mono, vago para buscar un ratón pero no para levantar la persiana..."El sol empezaba a despuntar, demasiado pronto para su gusto.

Pero el cuerpo era lo que le pedía. Los años de entrenamiento, si así lo podía llamar, le habían concedido el don de despertarse siempre sobre esa hora. Fue a por algo de beber a la nevera. Un olor de podredumbre le recibió al abrir su puerta. "Buenos días, Tirant." Ya habían transcurrido años desde que le cortó la cabeza, pero esta resistía a ser consumida. Tomó el brick de leche y cerró la nevera.

Leche con cereales, el desayuno de cada día. Con la habitación iluminada por las primeras luces del este, localizó el ratón y, con un suave movimiento, re-activó su ordenador de la hibernación de cada noche. La rutina empezó: Abrir navegador, trabajar, entrenar y abrir el editor de artículos.

Miró el lienzo blanco que se extendía ante sus ojos, en busca de las palabras que habían desgastado durante tanto tiempo el roñoso teclado que tenía bajo sus manos. Pensando, rebuscando dentro de su cabeza, en busca de esa magia que tanto añoraba, hasta que...


"Bah, a la mierda, me voy al Cities Skylines."