El relato ganador del día mil

Day 5,903, 12:51 Published in Spain Spain by galizalivre

Relato ganador del Concurso D1K

No dormí bien. La cabeza me daba vueltas. Hacía varios meses que jugaba a un rollo que se llamaba eRepublik. Realmente nadie de mi entorno sabía que lo hacía, pero entraba en el todos los días, llevaba haciéndolo demasiado tiempo, pero me divertía... Por la noche, en cuanto mi mujer se quedaba dormida, le sacaba el portátil de las rodillas y le robaba un tiempo al sueño para leer la prensa, llevar mis empresas, contestar mensajes, hasta algunas veces chateaba con jugadores que no conocía más que del juego y entre los que tenía algún amiguete. Por la semana entre el curre y mi hija no tenía más que aquella hora o dos como mucho, pero el fin de semana, sobre todo si hacía mal tiempo, lo aprovechaba al máximo. Hacía bastante que esperábamos una V2, la nueva versión que iba a revolucionarlo todo o quizás a joderlo, pero ante aquello no podía hacer nada, la espera se hacía eterna y se decía que los patrocinadores se estaban cansando de tantos retrasos y habían impuesto un ultimátum.

El caso es que esa mañana, a las 9 exactamente sería el día mil, y los augures habían dicho que o llegaba la nueva versión o todo desaparecería por deserción del patrocinio, que no había otra alternativa. Desgraciadamente para mí, ambas posibilidades me parecían malas. La versión a la que jugábamos necesitaba cambios, en muchos aspectos, pero los que se conocían de la v2 simplemente lo complicaban todo, buscaban que te gastaras euros por gold que es la moneda del juego y a un precio muy alto. Todo se liaba en demasía, mejorando la guerra cosa que no estaba mal, pero complicando muchas otras cosas hasta un punto exagerado.

La otra posibilidad, que era el fin de todo aquello, también era una putada, tantos meses intentando buscarse un sitio, colaborando, participando, ahorrando, y perderlo todo de repente como si nada, tampoco es que fuera una alternativa agradable.

Como no podía dormir, me levanté. Enchufé el Sai, pulse en el encendido del ordenador y lo dejé cargando el Vista mientras me intentaba despejar un poco en el baño. Era ya lunes, por la mañana; a las ocho debería entrar a trabajar pero había pedido el día, había dicho que tenía mi hija una cita en el médico, pues no iba a decir es que es un día crucial en un juego al que estoy jugando y no puedo ir al trabajo. Realmente he tenido muchas veces la tentación de entrar desde la oficina, pero nunca lo hice, sería motivo de despido y no estaban los tiempos para bromas.

Una vez ya asentado en mi sofá y con el portátil ante mí, abrí mi página dentro del juego. Nada había cambiado, ni siquiera el pollo sin cabeza dejaba de aparecer de vez en cuando intentando entrar en algún recoveco de mi cuenta. Se me ocurrió un artículo para mi periódico, pero finalmente desistí, estaba demasiado espeso y aquello no funcionaría. Entonces leí la prensa, muchos anunciaban el fin del mundo y otros el comienzo de una nueva era, de un tiempo en el que nada sería igual, pero eso ya lo sabía, leer lo mismo mil veces no tenía ningún sentido.

Me decidí entonces por mi org, mis empleados seguían allí en las empresas, ajusté algún salario y comprobé el mercado de varios productos y el laboral, para ver cómo estaba la cosa, aquello me ayudaba a tomar algunas decisiones e imaginarme como venía el día, aunque no todas las situaciones eran iguales. Aquel nuevo día, que esperábamos ansiosos algunos miles de jugadores en todo el mundo, yo entre ellos.

Al rato escuché a mi mujer levantada, rosmó algo sobre nuestra hija, pero no la escuché bien, estaba tan absorto que la ignoré, me volvió a decir no se qué y le dije un sí, pero sin saber bien a qué, pero no pareció importarle mucho. Ella sí debía ir a trabajar y llevar de paso a nuestra peque a la guardería.

Los minutos pasaban, entraba compulsivamente en el mercado del juego y después en mis empresas para ver si había vendido algún producto, si había perdido algún trabajador, pero nada cambiaba, como si todos estuviéramos a la espera de algo para lo que parecía que el tiempo no transcurría. Faltaban 6 minutos, 5, 4 ,3, era como si los segundos no caminaran, como si se ralentizara todo. Pensé que era de estar tan fijo en la pantalla del ordenador, pero no era eso, era el nerviosismo de querer saber que ocurría de una vez.

Ya solo faltaban dos minutos, uno, segundos, el 00:00 estaba a punto de aparecer y saldría de dudas, quizás al final buscaba de nuevo una escusa y si todo terminaba pronto iba a trabajar, al fin y al cabo me había quedado por el juego, si no me convencía, mejor ir a currar que estar pensando cosas raras.

Ya estaba, el día llegaba, actualizaría por si acaso y a ver qué era lo que pasaba en realidad, mis ojos miraban la pantalla absortos, buscando los nuevos gráficos o quizás un pollo sin cabeza anunciando cualquier tontería. De repente la pantalla quedó negra, el fin había llegado, todo se había acabado. Levanté los ojos tristemente pensando en los meses que había pasado desconectado de la realidad durante el tiempo que estaba en el juego, lo que me había divertido, comentado, escrito… Entonces la ví, mi hija había desenchufado el cable del portátil del Sai, y por eso se había apagado, ya que cuando estaba en casa nunca dejaba la batería puesta. Mi mujer seguramente me había dicho que me quedaba la niña por quedar en casa, pero yo ni caso le había hecho. Mi emundo tenía que esperar un rato, antes estaba la vida real y aquella pequeña, que era lo mejor que me había pasado en el mundo, pero en el mundo de verdad, en el que realmente cuenta.