El Octavo Signo.

Day 5,023, 14:55 Published in Venezuela Venezuela by Elihu84

Fénix me agarró, me llevó entre sus garras, muy por encima del mundo. Y miré, y contemplé el futuro. Vi la aniquilación de nuestro gentilicio, cazados hasta el límite, asesinados hasta el límite, hasta el último de ellos. No había más hijos ni nietos, ni padres ni madres. Éste es el primer signo que Fénix me dió. Lo que los hijos de Miranda, de Bolívar, se darían los unos a los otros.

Y miré, y contemplé el futuro. Y vi a los hijos de los exiliados dar a luz. Una gran marea de paisanos, alzarze. Vi a más y más, hasta que el resto del mundo se cansó de cargar con todos ellos. Sus casas expandiéndose, sus rastrillos violando; y sus manos arañando la tierra árida, tratando de alimentarse de ella. Éste fué el segundo Signo de los últimos días. Ésto me mostró Fénix, esto harán los venezolanos de afuera.

Volví a mirar y contemplé el tercer Signo. Demasiados, demasiados hijos, demasiados venezolanos. Y cayeron unos contra otros, uno a uno. Y el vil egoísmo les llevó corrupcuión y dió a cada cual su parte. Y el extraño Fuegio que vi, fuera de control, la gran humareda alzándose en la naturaleza, derramando muerte allá donde brillase en esa oscura y fría tierra. Yo vi la agnonía del Mar mientras Ella se lamentaba, pues algún loco borracho había derramado un lago de muerte negra sobre Ella.

Aparté la mirada con disgusto, pero no pude volver evitar a mirar. Contemplé entonces el cuarto Signo. El Vil Egoísmo se hizo poderoso; sus alas avetaban las brisas de putrefacción. Propagó sus enfermedades y éstas eran terribles. El Pueblo quedó afligido con enfermedades de sangre y de la mente. Nacieron hijos deformes, los animales enfermaron y nadie podía curarlos. En esos últimos días ni siquiera los más fuertes soladados venezolanos podían escapar de las garras temblorosas de la mortífera ave de la plaga.

Con lágrimas en los ojos, volví a mirar y Fénix me mostró el quinto Signo. Vi otras humaredas alzarse como lanzas de muerte hacua el hermoso cielo, perforándolo. Dejando que el Padre Sol quemara y abrasara a Venezuela. El aire se calentó, incluso en la oscuridad del invierno hacía calor. Las plantas se marchitaban al sol. Un grito de dolor y enfermedad se alzó de los bosques moribundos, al unísono las familias derramaron lágrimas de luto.

Entonces, como si un velo se rasgara, el sexto Signo se mostró ante mí. En éstos últimos días, Venezuela se agita rabiosa. El fuego hierve desde sus entrañas. Las cenizas amortajan el cielo. El Vil Egoísmo aceha en las sombra de éstas... y se alza para atacar. Los antiguos se han marchado. Los guardianes de las Sendas y Encrucijadas han desaparecido. En éstos últimos días el sexto Signo se dará a conocer entre los grupos que se formen. Cada grupo asumirá una Misión, un Viaje Sagrado que debe realizar. Tal es la voluntad de Venezuela.

Y vi el cielo volverse negro y la Luna era como sangre. Y el séptimo signo vislumbré, aunque no pude verlo por completo, pero pude sentir su calor. El Apocalipsis. Los últimos días del País. La Luna fué engullida por el Sol y ardío en su vientre. Fuegos impíos cayeron sobre la tierra, quemándonos a todos, retociérdonos y haciéndonos vomitar sangre. El Vil Egoísmo se manifestó en las torres, en los ríos, en el aire y en la tierra, y por doquier sus hijos corrían desenfrenados, devorando, destruyendo, invocando maldiciones de todo tipo. Y el Pueblo corrió atemorizado. Y los Oscuros, los hijos del Vil Egoísmo, se arrastraron fuera de sus cuevas y caminaron a la luz del día por las calles.

Aparté mi rostro de la visión. Fénix me dijo: "Así es como será, pero no como debería ser". Entonces Fénix me dejó. Ahora no puedo soñar. Solo puedo recordar los Signos, cada cuál con perfecto detalle. Éstos son los últimos días. Venezuela se apiade de nosotros.