¿Crisis de los 25?

Day 1,825, 09:31 Published in Argentina Argentina by Sofia III

No recuerdo mi nacimiento, me lo contaron, pero no puedo recordarlo por mi misma. Me recuerdo más pequeña, más ignorante, más inquieta, más apurada por llegar hasta aquí y más allá, más irresponsable. Puedo remontarme a mi infancia pero no puedo calcular mi edad, tengo años para contar, pero no tengo tiempo para lograr hacerlo.

Si tuviera que definir mi infancia diría que me es imposible ahora, no porque no la tenga presente, justamente por eso ¿Cómo definir algo que no ha dejado de sucederse todavia?. Aún así los hechos se acumulan uno tras otro en un órden determinante y establecen un proceso que se repite de tal modo en que no puede consumarse por completo.

Habiendo ampliado mi vocabulario desde mi primera palabra a hoy, jamás bastan para expresar concretamente las observaciones y llego a pensar que en ello radica toda inmadurez. El asombro que la existencia provoca, hasta la mas insignificante si se presta la máxima atención a la más mínima cosa, despojada de prejuicios cualesquiera, como si se volviera a ser un recién nacido, puro y limpio que atestigua en el silencio de su ignorancia de todo bien o mal posible que le niegue la mitad del tiempo presenciado.

La sensación de maravillarse como la primera vez, no importa el número de veces que sea, es tan estimulante que desata tormentas eléctricas, tanto más caudalosas mientras los segundos corren y las experiencias se acumulan, tan paradójicamente como lo imposible al fin hecho, acelera la sangre, los latidos aumentan, la respiración se agita, el oxígeno penetra y se consume, despabila las neuronas, las conecta, se frotan, se excitan, estalla la vida misma como una sinfónica en el momento cúlmine de una obra maestra, como el orgasmo en el que todo fué concebido.

Se enciende una pasión tan desbordante que creo ver a mi inocencia intacta en la urgencia de gritarlo a los 4 vientos, como si acabara de descubrir el fuego y nadie más que yo en el mundo hasta ahora pudiera haberlo visto así de simple y poderoso. Vienen a mi los afectos de inmediato, el amor en su forma más pura, la generosidad por si misma en la incontenible necesidad de compartirlo de la manera más intacta posible, el egoísmo infantil y despojado de mailica de comprobarlo en quien confiamos, un sencillo y candoroso: "¡Oh! ¿Viste eso?".

Pero las palabras para trasmitirlo se complican, se atoran, con suerte algunas escapan, aunque nunca en el orden en que podrían definirlo de forma perfecta para no alcanzar jamás a describirlo y si así lo hicieran algún día de un cuando imposible de determinar, creo comprender que jamás llegarán a tiempo. Los términos y sus definiciones se transforman en laberintos inacabables de recorrer en la memoria para definir los hechos, desesperan, como la corriente incontenible de un río que fluye violenta y hermosamente, un instante apenas, tan fugaz que no puede atraparse y sin embargo perdura inolvidable.

El tiempo se detiene aquí, ahora, siempre.

No tengo edad.

Existo, me siento viva.

Vivo.

Viviendo soy La vida.

¡Oh! ¿Visto eso?, es una buena excusa creo.