La democracia de los salvajes

Day 2,775, 20:19 Published in Spain Spain by Zakk Bloodworth

Recuerdo cuando, hace año y medio, denuncié públicamente el intento golpista que orquestó Montesdeoca hacia el PCeE. Siempre fui un firme crítico de la poca calidad democrática de este partido en especial, pero tenía claro que lo justo era defender la legitimidad de Yass. Aquella publicación me hizo ganar insultos y reportes por parte de un indecente colectivo que desgraciadamente parece que sigue muy presente en nuestros días. En aquel entonces estaba muy ilusionado por participar en esta comunidad, hasta que aquello me llevó a la decisión de abandonar eRepublik.

Hace una semana aproximadamente se sucedió otro nuevo capítulo golpista en el PCeE. Coincidiendo con el planteamiento ideológico inicial que Vihesito planeaba sobre el partido, todo aquello contó con mi total desaprobación en cuanto llegaron las formas. Porque considero que la fuente de toda legitimidad reside en los estatutos de una organización política, que para eso se redactan, para definir las reglas del juego y decidir qué es legítimo sobre lo que no lo es. Y Vihesito decidió saltarse aquellos estatutos que, por cierto, no son públicos para toda la ciudadanía, lo cual me parece una falta de transparencia importante.
Lo más paradójico de todo esto es que los candidatos al Congreso fueron elegidos a dedo por un candidato ilegítimo, pero luego votaron la lista 138 personas, más votos incluso que en mayo. Pues cojonudo. Al final, la sensación que te da es que la propia militancia suda de los estatutos, que el foro carece de total credibilidad, y que al final Vihesito, independientemente de las formas, tenía razón.

Vihesito hizo uso de la democracia radical, el ejercicio democrático más violento, donde toda mayoría social justifica los medios para alcanzar un fin. Sin consenso ni diálogo. Y si no hay nada que lo considere ilegítimo más allá que unos estatutos que no los quiere nadie, pues al final legítimo es, evidentemente, el que más votos tiene.

En mi opinión, sin embargo, la democracia no se puede sostener bajo el espíritu cafetero, porque requiere de actividad y mucho compromiso. No es ético engañar a la democracia aprovechando a los muertos de un partido político para aparentar una mayoría social. Tampoco lo es comprar votos y atentar contra los principios que se rigen en unos estatutos, pilar básico de todo ordenamiento político. Maldita sea. La democracia es terriblemente volátil, la democracia es caótica en su naturaleza, arrebata la voz a las minorías y su uso irresponsable es capaz de fragmentar naciones enteras.

Y si decidiésemos observar al Congreso como si esperáramos alguna acción por su parte, la verdad es que en general tiene otras preferencias. Porque el café, amigos míos, se queda frío y marujear sobre las miserias de los demás les lleva ya demasiado tiempo. Es muy triste contemplar cómo para muchos es algo normal tocarse los huevos, faltarse al respeto y sugerir a los novatos que el Congreso outgame es una basura, como si la democracia fuese esa fulana que uno puede mancillar abusando de ella para luego tratar de dar ejemplo a otras personas.
La democracia es tan compleja que necesita ser regulada para ser interpretada. Porque en esta puta selva que es España se pretende establecer la democracia en un país sin ley, y lo que le pase a nuestro vecino hoy es porque se lo merece y cuando nos toca a nosotros mañana es porque son todos muy malos. No estamos, ni por asomo, preparados para convivir en una democracia radical, sencillamente porque ni nos tenemos respeto, ni sabemos hacer un uso responsable de nuestras competencias. No nos sentimos comunidad.

Hasta que no haya quien defina la legitmidad por ley, todo se resumirá al viejo cuento de los votos. Y los votos, su gran inconveniente, es que no entienden de atropellos ni de infracciones, ni de formas ni consecuencias.