Españoles, vuestro Congreso no vale nada

Day 2,819, 18:18 Published in Spain Spain by Zakk Bloodworth

Viendo que la tiranía se ha impuesto en eRepublik para muchos como un mal necesario, no seré yo quien diga en estos momentos sí a la democracia bajo cualquier precio, porque tampoco íbamos a gestionarla bien. El caso, es que nuestras instituciones han intentado adaptarse como buenamente han podido, creo que de manera bastante aceptable, salvo la figura del Congreso. En este tiempo como congresista he visto auténticos atropellos antidemocráticos que han quedado impunes, acciones que nos han sometido como la representación de la soberanía de esta comunidad, el pilar fundamental del contexto democrático.
He sentido mucho asco por el comportamiento de quienes fueron invitados a participar, y no solo no lo hicieron, sino que aprovecharon el llegado momento con pistola en mano para imponer sus soberanos cojones a no sacar adelante nada que no fuese aprobado por ellos, considerados héroes militares y auténticos patriotas. Lo que más me duele y me desangra políticamente es que los congresistas, como esclavos acatamos esa situación.

Dicho esto, estos son mis cinco argumentos de por qué creo que el Congreso actual no tiene ningún tipo de relevancia:

La participación de los congresistas es prácticamente nula. Una amplia mayoría de miembros del Congreso se limita única y exclusivamente a votar, sin aportar ningún tipo de debate ni argumentación. No hay construcción ni un diálogo enriquecedor, echando atrás iniciativas sin siquiera explicar el posicionamiento del personal.
Si no fuese por el trabajo que la Mesa del Congreso está invirtiendo en motivar a los congresistas, algunos no se molestarían en pasarse por el Unificado. Es difícil sacar adelante proyectos con compañeros que aspiran a pasar el mes tomando café votando a favor o en contra con la medalla en la palma de la mano sin implicarse realmente por nada.


Los partidos políticos no son responsables en su relación con el Congreso. En base al Documento de Participación, en los últimos cuatro meses la implicación por parte de los congresistas que votan nos desvela la media aproximada de un 65,73% en el FPE, un 69,10% en el PSE y un vergonzoso 53,64% en el PCeE. A mi juicio, los únicos que tienen el aprobado son FC con un 77,86% y la GDLN con un 87,81%. En conclusión, estos datos vienen a decirnos que siete de cada diez congresistas vota, siendo mucho menor la participación en el debate que en el voto.

Si no somos responsables en democracia, mucho menos lo seremos bajo una ficticia dictadura democratizada. La inacción del Congreso y su anhelo por la búsqueda del buen café viene ya de antes de la llegada de la tiranía en eRepublik. Como comunidad no somos democráticamente responsables; creo que no hace falta que desarrolle esta afirmación. Hemos pasado de tener un Congreso no apreciado ni representativo con sus leyes de papel, a meterlo en un contexto mucho más complejo en el que se encuentra completamente sometido a la voluntad del Gobierno, las milicias y el Dictador. No estamos preparados para gestionar con responsabilidad una dictadura parlamentaria.

Del deber al hacer la diferencia radica entre la sugerencia y la imposición. Porque si antes como congresistas eramos una panda de cafeteros con los botones en nuestro poder como herramienta coactiva, ahora nos hemos convertido en los consejeros de los sordos, haciendo el trabajo mediocre y a destiempo para que luego se nos respete o no. No es lo mismo un inútil con botones que un inútil haciendo el inútil. Si no hemos sido rentables antes, no entiendo el por qué lo íbamos a ser ahora como institución.

La lógica de las leyes outgame en un contexto sin garantías de hacerlas aplicables. Las tasas, los impuestos, los pactos que se votan en eRepublik son inalterables. Forman parte del juego, y son leyes que siempre existirán, son modificaciones que estarán al alcance de quien sostenga los botones. Nadie puede negarse a la consecuencia de pulsar un botón, porque al accionarse éste eRepublik impone el resultado y no hay quien pueda salvarse de pagar impuesto coma, trabaje o cague.
Sin embargo, pasa todo lo contrario con las leyes outgame: son vulnerables, altamente volátiles y, lo que es más importante, no tienen carácter coactivo para hacerse imponer ante toda la comunidad. Dependen más del caprichoso destino de disponer de un Gobierno, Dictador o comunidad que le apetezca seguirnos el rollo, porque sabe que si no lo hace, el Congreso gruñirá pero volverá a la cueva de la que ha venido, porque nunca tuvo huevos para imponerse, y nos los va a tener ahora cuando diversas figuras políticas nos han meado como han querido.

Media decena de argumentos por los cuales yo, a título personal y como representante de este pueblo en el Congreso, considero que en estos momentos esta institución tal y como está montada en este régimen no vale absolutamente para nada. Ni siquiera para conceder las CS que tiene que andar el Dictador detrás de la Comisión de Inmigración para pedirles que muevan un poco el culo.

Me defino como un demócrata radical proconstitucionalista, y si hay algo que me invita a participar en eRepublik es la capacidad de legislar correctamente y hacer una buena oposición en igualdad de condiciones frente al Gobierno. Y que no os engañen, porque la única forma de hacer del ejercicio político una paridad coactiva entre iguales, es que se erradique cualquier tipo de tiranía en eRepublik. Entiendo que en estos momentos sea lo más sensato y un mal necesario pero, si es así, lo que no tiene ningún sentido es nuestro Congreso, más un obstáculo que una herramienta democrática de control político.
Compañeros congresistas y ciudadanos, dejémonos por un momento de leyes que no tienen un impacto real, y centrémonos en pensar si el Congreso actual merece seguir pareciendo el circo que es. No estoy dispuesto a legislar temiendo que en cualquier momento militares o gobernantes puedan bajarme los pantalones como ya lo han hecho para someterme a su voluntad y tener que legislar bajo su aprobación sí o sí. Para hacer esto, dejemos de hacer el ridículo y pensemos una forma más digna de legislar. Hasta entonces, abogo por suprimir el Congreso de eEspaña bajo la Dictadura.